REPERTORIO AMERICANO 205 Ese amor de antes, brilla otra vez entre tú y yo, como en una aurora de rosas Holderlin Nacimiento de su cuerpo (Es uno de los poemas del libro Evocación de Xande. Cómo contarte la leyenda blanca que relatan los pájaros?
Es el alba primera del mundo.
Ciervos de plata y sombra abrevan tiernas claridades, aprenden su canción humilde los insectos y en el cielo florece la rosa de las aves.
Fué la luz, y fué el trino. la luz se hizo música en largas edadesEl viento ara la Tierra con sus bueyes impalpables.
Es claro y limpio, en el primer día del mundo el aire. Madera de Amighetti. y cinco pájaros vuelan cuando tu mano se abre.
ei otro, desgarró su boca en una blanca herida al descubrir su ritmo autóctono y la dócil flexibilidad de su talle.
Corren las aguas a llenar la concha sonora de los mares y el laberinto donde los moluscos han ido a refugiarse.
Nacientes margaritas intentan el suicidio de sus pétalos.
De viento y verdes formas trémulas, vístense los bosques y los valles.
Juegan a mecer su sombra los primeros árboles.
Redención de la vida, sueño de ser lib dentro de la cárcel.
En una misma lengua proclaman libertades, la hoja, la piedra y el pez.
Las fieras levantan sus fauces y rugen a un cielo de génesis poblado de mundos estelares.
En tu piel, rosas de ébano. húmedos oasisJunto a la estrella perfecta de tu sueño, mi ternura se tiende a contemplarte.
Sobre la Tierra aún no ha florecido la muerte.
El hombre todavía ignora su mensaje.
Fué nacido tu cuerpo.
Entre ríos de miel y océanos lunares, tu cuerpo. flor primera de carney tu vida, y tu sangre.
Tu palabra guardada, habla de siglos que durante instantes, de caracoles que esperaron siglos para tener sus cuernos ágiles.
Historia de los pájaros que aplauden tu sueño desde el aire.
Yo comprendo el génesis del mundo cuando empieza tu cuerpo a despertarse.
Fernando CENTENO.
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El hombre fué nacido.
El blanco y el de la noche en el cuerpo.
En su pupila, el blanco, bebió luces y paisajes, Tu cuerpo, cubierto de sonidos.
El mar en ti con sus amargas sales.
Ríos en tu mano inician su corriente detenida Dhers, que me invitó a tal aventura, sabe a estas horas como ha quedado de firme en mi espíritu el recuerdo de ella y de qué modo aquel simpático viaje en ferrocarril que hicimos juntos tuvo para mí una insospechada trascendencia, por las cosas que en seguida contaré.
En la Argentina, dicho sea para empezar, la preocupación y ocupación cultural es faena de primera categoría. No es ya Buenos Aires, con sus academias, sus ateneos, sus salas de conferencias, sus bibliotecas, sus librerías, sus teatros, sus exposiciones, sus museos, sus edi.
toras, sus grandes diarios y revistas, y en términos generales su caudalosa vida intelectual, que abarca los más diversos planos del espíritu: es todo el país. Cada ciudad, por pequeña que parezca, cuenta con un núcleo de amigos de las artes y las letras, organizados en forma varia y en perpetua vigilia frente al panorama nacional, o para hablar con más acierto.
frente a la actividad cultural que tiene por escenario el Río de la Plata. No llega, pues, a la capital persona de algún conocimiento a quien falte desde luego invitación por parte de esos grupos para visitar el interior de la república: tales heroicos amigos afrontan los gastos de traslado y residencia, y retribuyen de manera generosa la actividad intelectual del visitante, el cual siéntese por lo demás agasajado y atendido con una discreción, con una fineza que en nada desmerecen del ámbito por es obra de los nacionalistas. auténticos na teño.
zis insertados en la nómina peronista y los En manos del General Perón la cultura ori cuales nada tienen que ver con el pueblo arcial ha devenido mediocre, por el afán cen gentino, que es puro, instruído, demócrata tralizador del gobierno. Muchas grandes figu generoso.
ras de la enseñanza fueron desplazadas a cau. La cosa fué que cierto día recibí un telesa de su oposición política al actual huésped fonema de alguien para mí desconocido: el sede la Casa Rosada, y sustituídas en universi ñor Blas Dhers, arquitecto. El señor Dhers me dades y liceos por un burocracia de aluvión, invitaba, a nombre de un grupo de amigos de que en coyuntura que no fuera la presente ha la ciudad de Azul, a pronunciar una conferenllaríase a buena distancia de las posiciones que cia y leer un puñado de versos. Acepté de hoy detenta. Escritores de fuerte raíz, como inmediato, y trabada ya amistad con mi codon Ricardo Rojas y Jorge Luis Borges, quc municante vine al conocimiento de que éste era han dado ancha resonancia a su patria, no go hombre de cernida cultura, muy asiduo quezan de simpatías en las esferas áulicas; y un redor de la música, alejado de toda militancia poeta como José Portogalo, que llegó niño al política y tan fino de espíritu como bondapaís, y lo canta con la húmeda ternura de doso de corazón. Con él me fui a Azul, pues, quien nació en él, ha sido despojado de su una tarde. y allá llegamos ya bien de noche, condición ciudadana, que siempre llevó con luego de dos o tres horas de viaje en tren.
puntiaguda y honesta intransigencia. Pero la ¿Qué había que hacer? Nada. Esperar al día cultura oficial no es la cultura argentina, siguiente, que era el de mi debut. y dormir que vibra en el aire rebelde, o se asienta en los con toda dignidad en un hotel de gran estilo, más diversos núcleos amantes de ella, disemi bajo el frío seco de que hace gala aquella ennados por el territorio nacional. No importa cantadora región en el invierno. Pero en Azul que a veces contemplemos asombrados como tenía yo un amigo, el doctor Bartolomé Ronla estatua de Sarmiento amanece cubierta de co, abogado, notario, bibliógrafo, hombre de fango, con leyendas insultantes para su obra mucho viaje y mucha lectura, con quien me y su vida; ni que las paredes de Buenos Aires había relacionado en Buenos Aires en casa de recojan sin derrumbarse estúpidos llamados a Toño Salazar. De manera que no bien fué honrar la memoria del tirano Rosas y a imi hora adecuada para ello, lo llamé por telé.
tar sus infamantes métodos de gobierno: esa fono para cumplimentarlo. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica