34 REPERTORIO AMERICANO Martí (En manos del Maestro García Monge, que nos enseñó a amar a Martí. Para Martí el corazón de nuestra América Hispana: Poeta, Mártir, Maestro.
Murió por la Libertad!
Cubano. su pedestal los Andes se lo disputan y hoy su Verbo siempre marca, a estas Patrias, amplia ruta.
La ruta del sacrificio ante la fuerza mayor. Contra el odio y la ignorancia el genio y su resplandor!
Martí: Resguarda a estas Tierras que fueron tu devoción!
Tú les diste, por escudo, invicto, tu corazón!
José SALAS PEREZ Costa Rica, enero, 1953.
TABLERO Cómo crecen las ideas en la tierra!
José trarti PEN miento emancipador de su país. Todavía más: como Gabriela Mistral observa tan sutilmente, Martí enseña desde sus años mozos hasta la odisea inolvidable de Cabo Haitiano a Dos Ríos. la doctrina de un luchador sin odio.
En efecto, Martí lucha contra la dominación española en Cuba, pero no contra España. Por el contrario, la reconoce madre y aún se inclina para besar la orla de su manto. En incontables ocasiones deja constancia emocionada de su admiración por la tierra de sus mayores. Ama a España profundamente en sus héroes, en sus santos, en sus hazañas!
El genio de Martí capaz de abarcar en totalidad el panorama del mundo y contemplar el fenómeno de la evolución humana como una obra de arte no puede situar sus afectos y menos aún fijar su juicio ante un pequeño aspecto del cuadro universal. En su visión, desde luego, dos Españas insoslayables: una, la España eterna, toda ella transfigurada por el resplandor del Quijote; otra, la España de inquisición y encomienda. advenimiento inevi.
table, turno histórico de la sombra en un país donde, quizá como en ningún otro, lo humano enraiza profundamente, con to: das sus excelencias, pero también con todas sus flaquezas.
El reconocimiento de este hecho, que no habría sido posible en el ánimo del peleador, se aclara en los remansos del filósofo.
Lo prueba aquella frase en que Martí enemigo de encomenderos y alcabaleros.
pero él mismo un nieto del Cid nacido en América define ante el poderío peninsular la posición justa del criollo americano, insobornable en sus anhelos de libertad, pero sin renegar de su linaje ni de su sangre. de esta suerte se decide por el reconocimiento de la España esencial, declarándose hijo suyo, eco de su voz y de su gloria en el surgimiento de un mundo nuevo. No olvidemos dice que si los españoles fueron los que nos sentenciaron a muerte, españoles son los que nos han dado la vida.
Esta actitud sincera y serena ante el adversario, demuestra que tanto la palabra de Martí como sus hechos están bajo el mismo signo de luz. Cualquiera que sea la forma en que se dirige a sus semejantes la tribuna, la cátedra, el periódico, la carta, el diálogo por los labios de Martí ha bla siempre un ángel esclarecedor y radiante. Ni la turbulencia de las pasiones hirvientes en torno suyo como en torno de todo luchador ni las angustias de la penuria económica del exilado, tanto más in.
confesables cuanto más pequeñas y reiteradas, le hacen perder aquel continente noble de grande hombre, aquel don inefable de bondad y simpatía que emana de su persona y la rodea como de un halo celeste. es así como, el Martí familiar y cotidiano, hombre nacido de mujer, corto de días y harto de sinsabores. también participa de la inmortalidad del héroe, y es el que pasa por el mundo sin dejar de pasar, sin detenerse, sombra fugitiva bajo la propia sombra de su vuelo.
Hoy mismo, cuando nos hallamos reunidos bajo el azul ya quieto de su lámpara, sentimos que Martí estará con nosotros, en la misma medida en que nosotros estemos con su palabra, si no en la acción inmediata, por lo menos en la aspiración y el propósito. Donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos. decía Jesús a los suyos, en vísperas de la gran noche sin término, aludiendo a la eficacia de su palabra, a la compañía de su palabra, en general, a la palabra que une y reconcilia a los hombres, sella su pacto de alianza y los hace reconocerse en la comunidad del origen y del destino.
Martí. pensamiento cristiano, hombre interior por excelencia, hace recordar este pasaje del Evangelio, no sólo por la vi.
gencia de su credo, más allá de su época, sino porque no basta el advenimiento de la palabra eficaz ya que ésta ha venido repitiéndose de milenio en milenio, de hora en hora, como las lágrimas y el canto del mar, sino que, tan importante como su existencia, es que al menos dos o tres se congreguen alrededor de ella, en representación de una humanidad que puede escucharla y obedecerla.
Séanos dado, pues, acercarnos esta noche a Martí, en gracia a aquella mutua atracción por la cual él iba a los hombres y los hombres venían hacia él, suavemente impulsados como por una ley de armonía.
En nuestro caso, tratamos de ir hacia él con la humildad de la palabra que gira alrededor de su palabra, vale decir, alrededor de su llama y de su llamado.
Martí, el generoso, el servicial, no se quedará sin asistir a esta cita, porque, de acuerdo con su propia sentencia, el deber de un hombre está allí donde es más útil. más útil que nunca es Martí y de Martí su poderosa fuerza sentimental, su riqueza en pasión humana en esta nues.
tra época de ceño duro, deshumanizada y sin amor, eficiente sin eficiencia, crecida en soberbia, pero no en estatura.
América, con ser el Continente de la redención y la esperanza. como la llamó el propio Martí, no está, no puede estar al margen de la inseguridad que padecen en este mundo de hoy aun aquellos valores de la civilización y la cultura, a los cuales hasta hace poco se les asignaba mayor firmeza y permanencia. es ahora, precisamente ahora, cuando los pueblos de Anié.
rica, a través de sus conciencias vigilantes o de su propia dolorosa intuición, tratan de buscar el rumbo cierto y el apoyo seguro, el término justo que, sin contrariar las esencias de nuestro Ser como nación o como pueblo, nos ayuden a completar la fi sonomía de América, en un plano de uni versalidad, que necesitamos con más ur.
gencia las voces de nuestros grandes guías y orientadores, especialmente las de aquéllos cuyo ministerio tuvo más alto sentido de americanidad y penetró más hondamente en las raíces de la sangre y la tradición de Ibero América.
Nuestro Continente líneas más o menos acusadas en lo político, como en lo eco.
nómico, en lo social posee, no obstante, un inmenso margen de posibilidades espirituales y materiales que todavía no se han cumplido, porque aún no se obedece, en medida exacta, al santo y seña de sus hom.
bres de pensamiento, al sueño de sus heroes y al encargo de quienes elaboraron los trazos de su porvenir y fueron encen.
diendo fogatas a todo lo largo de un terri torio incógnito, más importante en ex.
tensión y profundidad que el propio territorio geográfico.
Ese juego de señales. cuyas primeras luces aparecen en la noche de la Colonia, encendidas aquí y allá por los grandes des cifradores de nuestras claves, establecen los puntos de referencia de un mapa moral para los pueblos y las naciones del Hemisferio. es allí, en ese mapa. ideario de nuestros arquetipos humanos, que ha de buscarse, en esta hora de convulsión y des arraigo, la ruta más corta hacia nuestra realización en el tiempo he aquí, señores, que si la primera demarcación de los hitos de independencia americana corresponde a Bolívar, la segunda pertenece a Martí. El uno abre la lucha de liberación; configura los rasgos esencia les de nuestro mapa y lo prolonga en un vasto sueño de unidad que se conoce coa el nombre de Confederación Bolivariana. El otro Marti cierra la faena del siglo, agranda el mapa, no sólo geográficamente, sino además en el espíritu, porque al sus.
traer a Cuba de la dominación española, la incorpora a la tierra firme de la libertad, que, en otras palabras, es tanto como incorporarla a la más valiosa y premiosa aspiración de la comunidad americana.
La acción emancipadora de Bolívar se afirma en un objetivo inmediato e inaplazable; la independencia política de las co Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica