REPERTORIO AMERICANO Con el Sr. Editor de Rep. Amer.
Buenos Aires, Agosto de 1954.
Señor Director: En la revista Buenos Aires Literaria, que se publica en la Capital Federal, apareció el artículo que reproducimos con referencia al último libro de la prestigiosa escritora argentina Herminia Brumana. El comeratario sobre Buenos Aires le falta una calle es al mismo tiempo, un merecido elogio y un justiciero homenaje a la autora de tantos libros nobles, valientes y orientadores, fallecida en enero de este año.
UN LIBRO PARA LA JUVENTUD En nombre del grupo de Amigos de Herminia Brumana, constituído para difundir la obra y el pensamiento de la prestigiosa escritora argentina fallecida en enero de este año, me es grato enviarle un comentario sobre su último libro, rogándole se sirva darle cabida en las columnas de su diario.
Asimismo, debemos informarle que terminan de publicarse dos libros destinados a estudiar la personalidad y la obra de Herminia Brumana. Son ellos: Perfil y obra de Herminia Brumana, de Salomon Wapnir y Semblanza de Herminia Brumana, del Dr. Delio Panizza.
Con referencia al primero de los libros citados, el poeta Germán Berdiales ha escrito el soneto siguiente, cuya transcripción agradeceremos y que importa un homenaje a la memoria de la escritora desaparecida: Buenos Aires le falta una calle (1)
es un libro sereno, reposado, lleno de ternura, con un ademán comprensivo y generoso. Nos detiene inteligentemente, nos recuerda lo que va, sin merecerlo, camino del olvido, salva aquello que debe ser salvado porque encierra un valor. Herminia Brumana luchó siempre por las causas justas, desde clamar en la prensa por la supresión del sórdido presidio de Ushuaia hasta reclamar para una criatura el derecho a la golosina. Siguiendo siempre esa línea realiza ahora el humilde menester de aproximar un hecho histórico, un libro poco leído, una figura olvidada. Cumple así una de sus viejas aspiraciones, lo que ella definió como el deber del conocimiento de la tierra en su esencia y en su materia, en su pasado y en sus esperanzas.
DESPUES DE LEER PERFIL OBRA DE HERMINIA BRUMANA. LIBRO DE WAPNIR.
Leer, leer, leer. seré lectura mañana también yo. Seré ni creador, ni criatura, seré lo (que pasó. Miguel de Unamuno.
continuidad del estilo y de sus temas, aunque aquel haya pulido sus aristas y éstos hayan sido enfocados cargando el acento sólo en lo positivo, confiando más en la eficacia del ejemplo que en la utilidad de la crítica. El bien diferenciable estilo de Herminia Brumana tiene caracteres netos.
Su prosa, de un sabor peculiar, muy nuestro, dibuja en breves trazos y pone manchas rápidas de color. Su lenguaje había recogido de la jerga porteña los giros más certeros y del habla infantil los matices más conmovedores; sabía, con sencillez y eficacia, animar un ambiente y levantar una figura; era diestra, además, en hacer hablar a sus personajes. Recuérdense las páginas de Tizas de colores y las admirables protagonistas de los cuentos La Grúa. En Buenos Aires le falta una calle, hay capítulos como Viveza criolla que nos recuerdan anteriores páginas pero, en general, un más depurado lirismo y sobre todo, la exigencia de los temas elegidos han dado a la prosa de estos relatos una claridad sin agresiones, una luz tamizada que no desgarra. La continuidad de la obra se percibe asimismo en el desfile de figuras femeninas que enriquecen la teoría de mujeres hermoso bajo relieve para un pedes.
tal que ella fué construyendo desde sus primeras páginas. Aquí están los nuevos perfiles de Ana Díaz, la delfina, Paula Albarracín, la mujer de Bernardo de Iri.
goyen y hasta de aquellas muchachitas entrerrianas, anónimas, destacadas de una página de Saint Exapéry.
Porque tal fué su voluntad expresa, ya del cuerpo es copo de ceniza blanca, pero el alma que en él estaba presa y de ese modo su envoltura arranca.
dando muestra final de la entereza que hiciera de su pluma una palanca, el alma quédase en la letra impresa como dice el Rector de Salamanca.
Para ello hay que sacar las cosas de la fría eternidad a donde las relega el egoísmo cotidiano, incorporándolas de nuevo al torrente vital, traerlas a nuestra temporalidad, haciéndolas de nuevo acaecer, desangrándose. Esta reviviscencia sólo puede lograrla una mirada atenta y llena de ternura. Herminia Brumana lo realiza plenamente. Por eso nos estremece después de más de dos siglos ver bajar, Riachuelo abajo, una calabaza que lleva un mensaje, nos atrae la mujer desconocida que vino con la expedición de Garay y a la que, gracias a la magia de su pluma, vemos andar por la Plaza Mayor y moverse en el aire de un día de 1580 y hasta aquel Congreso de Tucumán, estereotipado en la plástica jura de la independencia, fijo en un de julio extraterreno, se humaniza y conmueve en el anónimo gesto absolutorio del de abril de 1816.
El alma de ternura y de bravura, alma de firme acero y suave raso, que en Herminia Brumana alentó pura. no hay trinchera más fuerte que un re(gazo, ni lazo más ceñido que un abrazo, para siempre en sus libros es lectura.
Germán Berdiales.
Buenos Aires, 16 de julio de 1954.
Al agradecer desde ahora la colaboración que preste a nuestra tarea, mucho le estimaremos nos haga llegar los números en que aparezcan nuestros envíos. La remisión deberá hacer a la dirección abajo indicada.
Saludo al señor Director con mi consideración más distinguida, Este libro, aunque continúe nutrido por la misma vena generosa de su autora, es distinto a los libros anteriores de Herminia Brumana. En los otros se siente a la escritora en su concreta individualidad, en cuerpo y alma, en Buenos Aires le falta una calle se percibe sólo su mano que indica y su luz que destaca. Ella no está en primer plano como en Tizas de colores, en Mosaico, o en Cartas a las mujeres argentinas; parece que se hubiera deslizado tras de sus personajes para vivir sólo de su reflejo. Esto le da al libro un matiz de madurez suma. Sin embargo se percibe la Siempre exaltó el valor de lo poético en la vida y en la educación. Aquí esa nota se percibe más intensa. Es singularmente hermoso el capítulo en que se destaca la figura de Serapio Suárez que iba por los ranchos de Córdoba recitando Martín Fierro y de cuyos labios escuchó Lugones por primera vez las estrofas de Hernández.
Exalta también la figura de Guido Spano cuya presencia, al decir de Darío embellecía nuestra ciudad. Se detiene en la leyenda de Santos Vega y en el proceso de elaboración del Fausto criollo. Como Herminia Brumana según lo dijo tantas veces, y lo repite en el prólogo de este libro fué ante todo maestra, y tenía la alegría del oficio. el libro ha sido pensado y escrito para sus lectores a los que facilita, al pie de cada capítulo, las fuentes literarias o históricas de sus glosas. Es ésta una hermosa obra para poner en las manos de los alumnos de las escuelas argentinas y de toda la juventud de América, José RODRIGUEZ José Rodríguez Casilla Correo 4252.
Correo Central Capital Federal (1) Herminia Brumana, Buenos Aires le falta una calle, Buenos Aires, Losada, 1953 Personalmente, para el lector intimo, este Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica