REPERTORIO AMERICANO CUADERNOS DE CULTURA HISPANA Tomo XLVII San José, Costa Rica 1951 Lunes 15 de Enero NO Año XXXI. No. 1122 Agarrado por el infortunio (En el Boletín de la Academia de la Historia. Caracas. Enero Marzo de 1950. nocido por el Ejecutivo que actuaba en Valencia en abril de 1812.
Capacidad, constancia, ambición, espíritu de sacrificio, excelencia de esfuerzo, orientación de grandeza, sino fatal y fortuna adversa fueron las características sobresalientes de esta eminencia humana que se llama Miranda. Quiso hcerlo todo, pudo hacer mucho, hizo bastante, y el estorbo lo acechó hasta más allá de la muerte. Sin embargo, con los mismos hilos de la adversidad en la diversidad de su vida se puede tejer la definición de su destino.
Ese destino que tiene notas tristes y detalles trágicos ha inspirado extravíos de conceptos que no debieran ya ofuscar el criterio de los que lo examinan. Especialmente ha influído para ello el aspecto doloroso de su declinación terrenal, porque se cree, y no es censurable tan piadosa intención, que no ha debido perder la vida con cadenas quien consagró por entero la suya a romperlas para que vivieran sin ellas los demás. Sin embargo, lo que antes pudiera ser por algún respecto motivo de confusión, ignorancia o prejuicio, se aclara y entra en la realidad de lo natural si se ahonda en la consideración de las desproporciones de carácter y de circunstancias, por el tiempo y en el medio, que circunscribieron las actividades de este egregio inquieto, en Europa y en América. La misma penosa sombra de su ocaso tiene visos de normalidad. Obedcee al desig.
nio inseguro que está obligada a sufrir la personalidad preclara bajo el signo sabio y santo de la existencia: palmas en la calle de Jerusalén y espinas en la de la Amargura.
Bautizado por el pueblo y confirmado por la gloria, Miranda es y seguirá siendo El Precursor. No necesita más para lucir con magnitud de sol en nuestro sistema olímpico. Tampoco es cierto, etimológica ni sociológicamente, que el precursor no hace. El sentido exacto del vocablo es ir adelante, y adelante, en el centro y atrás, se hace, con tal de que el empuje sea en la misma dirección, encaminado a idéntica meta y con equivalencia impulsiva.
El caso de Miranda es definitivo: previó, propagó, intentó y actuó. Precisamente por actuar en el medio territorial ignaro lo sorprendió el fracaso; y su sacrificio no fué otra cosa que el resultado de la dedicación de sus energías a realizaciones en el campo de los hechos.
No coronó la obra, pero la concibió y la principió. RiXheh Francisco de Miranda En Miranda tenía que cumplirse lo predestinado a una de las más puras formas del heroísmo, como es la del profeta. Fué el Precursor, es decir, el que precede; y le cupo la muerte martirial, que es la consecuencia de la vida profética.
Este título, El Precursor, legítima y jus tamente consagrado, no se ha eximido de la pertinacia de cambiar cognomentos para adulterar la historia con ánimo de atender a intereses de nacionalismos no satisfechos con sus propias glorias.
Por ejemplo: un escritor de nombre que no es para dejarlo pasar inadvertido dictó en Buenos Aires reciente conferencia en la cual, al decir de la prensa, advierte lo impropio de llamar El Precursor a Miranda, por cuanto el precursor inicia, pero en definitiva no hace, en tanto que Miranda hizo, y merece por ello que la historia le cambie dicho nombre por el de Arquitecto de la libertad de América.
tentar despojar a Bolívar del título de El Litertador para dejárselo exclusivamente a San Martín.
No se requiere abundar en malicia patriótica para prever en la proposición del conferenciante el propósito de insinuar a favor de Miranda el mérito de creador de la libertad americana con mengua de lo que al respecto corresponde al genio de Bolívar. Pero es difícil conceptuar contra la verdad, porque ésta, aunque se empañe, resurge: y, por otra parte, en orden de definiciones honoríficas definitivas no deciden los escritores, ni siquiera los senados oficiales, sino el pueblo con su innato sentido de justicia. Para la crítica, pues, y en la fama y a pesar de los temerarios designios en contrario, Miranda seguirá siendo El Precursor y Bolívar El Libertador.
Miranda tiene otro título muy merecido, de acuerdo con su egregia figura y con la veneración que le rinde la gratitud nacional. Es el de Generalísimo. con la circunstancia de ser el único que ha otorgado Venezuela. Este título, que había eludido dárselo la Junta Suprema de Caracas, le fué legítimamente recoNuestro Generalísimo no necesita en la posteridad de relieves improvisados para completar su personalidad, que es de auténtico esclarecimiento, no sólo por sus propios esfuerzos de marcialidad en las milicias de Europa, sino por un cúmulo de aptitudes sorprendentes que la capacitan para no pasar inadvertida en las cancillerías ni inestimada por los personajes de influencia en las revoluciones y las evoluciones trascendentales de su época. Tuvo el sentido de la visión alta. En la serie de sus papeles privados, así como en la colección de sus documentos públicos, hay enseñanzas para razones de Estado, brillo de observaciones perspicaces, discernimientos que descubren al psicólogo, signos de constancia, rasgos de hidalguía, estilo de aristocráticas elegancias y juicios que ya advierten su orientación a la inmortalidad. Dotado de tantas aptitudes y venezolano integral, aunque sus campañas fueran francesas, inglesas sus concepciones de estadista, germánicas sus normas tácticas, norteamericanas sus visuales civiles y rusas sus aventuras donjuanescas, no podía menos que decidirse a converger con todos esos elementos de su compleja individualidad al intento de incitar a sus compatriotas a la rebeldía contra el régimen colonial. Ya en lo ardiente de la lucha, ninguno de sus planes o actos puede tildarse de error o falta. Si algo hubo de lo primero, no fué suyo sino de las circunstancias; y si de la segunda pudiera entreverse algo, el abono de sus virtudes excepcionales lo exime de culpa y pena. Lo cierto en lógica para juzgar su participación con las armas de la guerra en la Independencia, es considerar que su misma grandeza de militar y de estadista, de orígenes y de alcances mundiales, no cabían en la heroica estrechez de los combates rudimentarios.
Esta novedad argentina, o de ciertas pretensiones argentinas, que apenas puede tomarse en serio como curiosidad, correrá en la indiferencia del Continente suerte igual a la de otras de la misma especie, como aquella de inAntonio ALAMO. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica