6 REPERTORIO AMERICANO Bel canto Por Joyce WARDROPPER (En Rep. Amer. Contra el gris oscuro del cielo se destacan las hojas grandes, puntiagudas del guacamayo y del poró. En el verde oscuro de la noche asoman caritas perfumadas de las flores del café, mirándole asustadas. Con la autora: Ohio State University.
Columbus, Ohio. Allí donde las montañas bajan ver En las tinieblas, el paisaje cambia.
des y suben azules, todas las tardes, Lo que ve no son las verdes faldas aal crepúsculo se oyen en el valle los terciopeladas de la montaña, vestida ecos extraños de una música viajera de cañaverales, sino los plieges de las Ya surge otra vez la imagen espan Rotando por el aire en ristras grises. enaguas de la esclava Aida; la palidez tosa, tantas veces reprimida, En la peque presencia no es el color mortecino numbra del teatro un rumor corre por La música viene del coche del señor del día que se evapora, sino las meji las filas. En los labios de los espectaadministrador de la finca. Ya es viejo, llas de Margarita, blancas como las dores una expresión dc horror convierel buen señor. Antes sólo a caballo gardenias.
te en mueca las sonrisas tenues. El salía, pero ya no resiste. En su lugar, bel canto del joven resuena vacilanaparecen jóvenes los cuerpos fornidos, El coche, como buen caballo que es, do ya: las notas falsas hienden el sibronceados, y las cabezas llenas de las trepa la cuesta precipitosa, dirigién lencio.
últimas fórmulas agrícolas, dispuestos dose a si mismo, para que el señor a cambiar la orden establecida por el administrador se viva su hora de triunbuen viejo, ahora que sus fuerzas lefo, recordada sólo por él. En las alcan.
faltan, y ya no puede más.
tarillas, cantan los sapos, un bel canto El buen señor administrador de la muy de ellos, tenebroso, raspanto. La finca llega a la cruz, allí por PapaliEl caballo canela del buen señor Reina de la noche suena su trompa co. El camino bifurca: por una mano, queda triste en la caballeriza; hace se blanca en el concierto del atardecer.
se va a La Gloria. Por el otro, la bamanas que no le saca. Ahora, al lado de la caballeriza, cerca de la pequeña jada a Infiernillo, que luego llega a la casa vivienda.
pila frente a su casa, se ha puesto otro edificio. Un garage, lleno de motores El viejo se quita el sombrero de pide muchos caballos de fuerza. todos Entre los bastidores, espera un jo ta que lleva, y se santigua. Dobla a los días, montando en su potro mecáven. Ya sale al escenario, Las luces la izquierda, camino al garage. Mira nico, el buey viejo se pasea por la fin cambian, persiguiéndole, un verde clasu reloj, uno barato, suizo, que marca ca, saludando a los peones con gesto ro, que se hace celeste. Las luces le bien el pasar de las horas. Es va tarseñorial.
ponen en silueta contra la montaña de, y tiene que preparar las planillas trasera de cartón de lona.
para todos los peones de la finca.
Luego, las tardes, emprende el camino a Infiernillo, la radio puesta. Es Desde abajo, surgen cada vez más furiosas las notas, hiriéndole al oído.
su alma que suena. Alma Tica. la El joven bañado de luz abre la boca, música, a estas horas siempre la misy responde con una aria, pura, crista Al subir las gradas, oye una voz ma. Música de Wagner, de Verdi. lina, etérea. Es la música de Celeste que le habla al oído, tan claro como Atda. Pagliacci. Tannhauser. El buen Aida.
sonó esa noche en Londres. Era la viejo, los labios juntos, la boca sin voz de una mujer.
mover, va canturreando por la senda Ud. sabe hacer planillas, señor?
tortuosa, y en sus facciones se reflejan las oraciones de Parcifal y la tormenta El señor administrador se incorpora su respuesta, en voz baja: de Pagliacci. Las notas, altas, tenues, y da un fuerte empujon a la bocina. Sólo sé cantar.
sostenidas se destilan en el aire. Pasa Las delanteras del jeep se convierten. Ah bueno, pero verá que pronto el local, y con sus trompetazos vapoen campo de batalla. El viejo lucha rosos y sus silbidos, apaga el bel cancon una imagen. La rechaza, triunfan se aprende, puesto que ya no puede seguir por ese camino.
to de Alma Tica. El buen señor admi te, y suelta otros dos bocinazos en señal de victoria.
nistrador de la finca y el maquinista Palabras proféticas. Ya lleva más de veinte años de sacarlas, los sábadel tren se saludan con digna ceremodos por la noche.
nia. La fórmula siempre es la misma: Dios primero. Sale el tren, ya repleto En la oscuridad, tiene que andar, de su banquete, cuesta abajo, a Puer con cuidado aunque hace veinte años to Limón. Lleva blancos sacos de azú que sube y baja esa cuesta, a la que El buen señor administrador de la car, y pardos de café.
alguien. acaso fué él mismo. había dado el non. bre de Providencia. Por un finca apaga su radio, y se acuesta. SoSilencio en el valle. El coche sube lado las montañas se alzan la cabe pla un viento frio del norte. Es el lentamente. El buen viejo se quita las za tocada de pelo verde; por el otro, anuncio del fin de los meses de invierno. En el silencio sólo los sapos gafas, y limpia los ojos con un leve bajan los cafetales a la línea del ferro.
cantan suspiro. Es la hora del ensueño, de las carril que corre al lado del Reventamemorias emotivas.
zón en el viejo crater del volcán.
Juan Viñas (Costa Rica) 1958 Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica