REPERTORIO AMERICANO CUADERNOS DE CULTURA HISPANA Tomo XLVI San José, Costa Rica 1950 Martes 20 de Junio No. 12 Año XXX. No. 1011 Buscad el bien, y no el mal, para que viváis. Profecía de Amós. Juan Sebastián Bach (1685 1750)
Por Fresia BRENES HILAROV (En Rep. Amer. Brixench Johann Sebastian Bach Retrato de Elias Gottlieb Haussman 1746.
Los dioses respiraron un vaho sobre los ojos de los hombres, y los hombres no podían ver todas las cosas, sino lo que estaba cerca; no comprendían todas las cosas, solamente un poco de lo que era el mundo. Del famoso libro maya escrito en quiché, La Creación del Mundo.
Un materialismo sin grandeza pesa sobre el pensamiento y estorba la acción de los gobiernos y de los individuos; el mundo muere de asfixia en su egoísmo imprudente y vil; al morir nos ahoga. Palabras escritas en 1903 por Romain Rolland al comienzo de sus Vidas Ejemplares. Palabras que se pueden repetir hoy y quizá dentro de cincuenta o cien años. Yo repetiría las que siguen en ese mismo párrafo. respiremos el aliento de los héroes y agrego: y de los Dioses.
Todas las civilizaciones han tenido iniquidades y hombres mezquinos. La mayoría de nuestra literatura moderna hoy día es sórdida, negra, cuentos y novelas de rapistas y asesi nos. La vida tomada en el pasado y en el futuro es fatal y agobiante, nuestras cruces avasallantes, la vejez terrible pero cada cosa tiene su lugar, cada prueba su razón. Es necesario levantar el espíritu del hombre, sentir el renacimiento continuo en rededor. Hacer de cada motivo una dádiva de gracias. Cuanta vez abro un tubo de agua para lavar las manos, los platos, la ropa, cualquier menester diario, digo: Bendita agua clara, gracias Señor por ella y su belleza. Me inunda el regocijo. Es ne.
cesario ver lo bello, buscarlo, todo lo imperecedero, estos regalos infinitos de los Dioses.
Durante la Semana Santa, todos los días, de una a dos de la tarde y de once a doce de la noche, oi la Misa Mayor en Re Menor de Juan Sebastian Bach. De todos los quehaceres y deberes me retraía esas horas, para cumplir el deber con mi alma. Cuando comenzaban las voces a llenar el ámbito subía mi oración. Gracias, Dios mío; gracias, Dios mío.
Respiraba el aliento de los héroes y los dioses.
Era un baño completo del espíritu.
No sé nada de música, no toco ningún instrumento, no puedo cantar una nota, pero la música ha sido siempre la gran inspiración de mi vida.
Desde el principio del Universo, cuando se dijo primero fué la Palabra. el o.
nido ha tenido connotaciones altas e impereccderas, imprescindibles. Con el sonido se derrumbaron las paredes de Jericó, con la voz humana es posible romper un vaso de cristal.
La primera religión del hombre fué el sonido, al tratar de comunicar su aspiración a lo alto.
La música es siempre y ha sido la palabra del alma. En Egipto la música se creía de origen divino, así Hermes descubrió el principio de voces en armonía, inventó la lira y la primera forma de la cítara y guitarra. Osiris de la flauta. Flauta como la de los incas del Perú, solamente con cuatro aperturas. En la Grecia la flauta fué adoptada por Diodorus de Tebas, que le añadió otras aperturas y la adecuó para la boca en marfil y hueso. Los griegos poseían tres escalas evolucionadas más tarde a siete. La armonía según Platón, de las esferas celestes, solamente eran oídas por los dioses. Más tarde fueron interpretadas para el hombre por maestros como Bach. En las Doctrinas Secretas la influencia de la música tiene tremenda importancia y los grandes maestros de la armonía son precursores de civilizaciones, inspiradores del pensamiento del hombre.
Juan Sebastian Bach, el intelectual del alma, vivió como tantos, tantos grandes, lleno de pruebas y sufrimientos, fué siempre pobre, conoció bien el hambre. Reconociendo su genio, por años se vió humillado, con puestos oscuros y mala paga. Perdió a su esposa amada. Conoció la noche de la ceguera, pero pocos días antes de morir recobró su vista y pudo una vez más ver las caras de sus hijos y nietos, la faz del mundo. Ya en el año 1590 la familia Bach daba a Alemania una larga serie de músicos de eminencia. Cantores, violinistas, pianistas, organistas, compositores, todos los Bach forjaban la cadena de generaciones para la herencia de Juan Sebastián. De muy temprana edad el niño comenzó su aprendizaje, en el violín, enseñado por su padre, en el órgano, enseñado por su hermano. Aprendió a tocar el clavicordio y compuso música para todos estos instrumentos. Tenía una voz maravillosa y su primer entrenamiento fuera de su hogar fué como corista en la Iglesia de San Miguel, de monjes benedictinos, en Luneburg.
Respiró el ambiente religioso de Luther la austeridad religiosa de una Alemania parcapero Bach transformó ese ambiente en raras melodías, en atrevidas armonías extraordinarias sin perder la lógica, ni la precisión matemática de la ley armónica y religiosa.
En sus facciones bien se estudia su carácter alto, indomable. Ancha frente, facciones recias, bien definidas, ojos claros y acuencados, nariz dantesca, labios generosos, dulces, enérgicos. Una mandíbula bien formada, de hombre masculino, ancha y fuerte, el hueso delineado. Su mirar era recto y su voz bella y sonora. Su familia fué pobre, pero buena y amante. Juan Sebastián tuvo veinte hijos, todos interesados en música y su hijo mayor mostró un poco del genio del padre. Bach quedó huérfano a los nueve años y se trasladó entonces de su ciudad natal, Eisnenach a Ohrdruf, a vivir con su hermano, Juan Cristófero. pesar de que este hermano, como todos los Bach era músico, no comprendió el genio de Juan Sebastián. Una de las impresiones más hondas de su vida, fué aquella en que el niño, vedado a leer un manuscrito que su hermano consideraba demasiado avanzado para él, sigilosamente, movido por una fuerza irresistible, noche tras noche, por seis largos meses, en silencio, con el terror del descubrimiento en acecho, el niño Bach copió, nota por nota, aquella música que para él era necesaria, agua para su sediento espíritu. Las armonías de Pachelbel, Buxtehude, Kerl, Trohberger, de aquellos grandes maestros anteriores y contemporáneos a su época. Poco después de terminar su labor, Bach fué descubierto, su precioso manuscrito destruído, pero nunca, nunca olvidó él una nota de aquella música que seguro le costó su ceguera. No era Bach como Beethoven, tempestuoso, pero sí terco y determinado, con la arrogancia del genio que se conoce a sí, pero humilde con su Dios.
Bach sirvió como organista en iglesias donde la rutina del trabajo le incomodaba; pidiendo permiso cierta vez por cuatro semanas, no volvió por cuatro meses. Ah! pero había trabajado durante esos meses con Dietrich Buxtehude! Al volver le acusaron, llenos de toda clase de quejas, Bach introducía sonidos extraños y nuevos en sus coros, les hacía demasiado largos, o demasiado cortos; Bach había permitido a una joven en la iglesia (su prima, María Bárbara Bach, con quien casó. una mujer no tenía derecho ni de bablar en la iglesia, imucho menos tocar el órgano como ésta lo había hecho!
No se sabe cuál fué la contestación de Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica