Joaquín García Monge

94 REPERTORIO AMERICANO una semaUna Luz que se Apaga: Joaquín García Monge el máximo honor que Costa Rica otorga a sus hijos: el Congreso, sin distinPor Alvaro BONILLA LARA ción de partidos políticos, declaró que había merecido bien de la patria, otorLa muerte de don Joaquín García ración ha de trocarse en asombro si se gándole el título de Benemérito, que Monge, acaecida en su ciudad natal sabe a ciencia cierta que su creador no han alcanzado, en un siglo, más de San José de Costa Rica fué un hombre que jamás tuvo fortu veinte de sus compatriotas.
na atrás, es una pérdida de incompa na, ni pensó en formarla, costeando rable magnitud para su patria; pero de su magro bolsillo los primeros gasLos años vividos y la educación rees, además, un duelo para la América tos y respondiendo por aquellos que cibida en Chile se grabaron profundaespañola. Porque, sin lugar a dudas, jamás alcanzaron a cubrirse. aquel mente en su corazón. Quería apasiosu Repertorio Americano» ha sido, du hombre bueno y humilde entre todos, nadamente a este país y lo admiraba rante treinta años, el más bello pabe. le bastaba su inmenso escritorio siem sin reservas, porque lo conocía a fonllón de nuestra cultura, avanzada inte pre en desorden y colmado de libros do, pues nunca perdió contacto con él.
lectual de un mundo que piensa, aún y papeles; y se sentía feliz estrechan. Era la luz que había iluminado su esen medio de la execración de muchas do los lazos de amistad entre todos los tudiosa juventud y por eso la respetadictaduras.
hombres de América que se ponían al ba con pasión y con fervor.
García Monge fué el más alto exalcance de su corazón.
Y, sin embargo, aunque alguna vez ponente intelectual de Costa Rica en Poco antes de morir contra los de deseó discurrir por la Alameda sanlo que va corrido de este siglo. Alum. seos de su modestia, alcanzó a recibir tiaguina que guardaba en su memoria, no distinguido en humanidades, fué becado para estudiar en el Instituto Pedagógico de Chile, donde se graRecordando.
duó en los últimos años del siglo paPor Victoria de DORYAN sado. Volvió a la patria a ejercer su (Envío de la autora)
magisterio y allá compartió las inquietudes del educador con los afanes del Cuando se habla de don Joaquín sigo recordando. en la traescritor costumbrista. Entre 1900 y García Monge, cada uno de sus ami yectoria de mi vida siempre encuentro 1902 publicó tres novelas cortas que gos cree que es algo suyo, muy parti al maestro dispuesto a escucharme, a abrieron el surco de un género que cular, que su amistad era algo muy alentarme, a guiarme.
tuvo, en aquellos años, muchos culto especial. mas en realidad, don Joa Hasta la coincidencia de haber sido res, algunos de gran mérito. Pasó por quin fué de todo aquel que lo buscó el primer costarricense a quien conotodos los cargos docentes de impor Cierro los ojos y me pongo a re ciera mi esposo, al ingresar a este tancia del país, dejando en todos un cordar. Cuál es la primera imagen país. Digo coincidencia y realmente recuerdo que sus alumnos jamás olvi que tengo de don Joaquín? Desde mi no lo fué, porque esta nuestra patria daron. Una vez, sólo una, las circuns más tierna infancia lo oía nombrar en se ha dado a conocer en el resto del tancias lo llevaron a la política y mi casa. Había sido compañero de mundo tanto por su café y sus muje.
prestó su cooperación como Ministro estudios en Chile de uno de mis tíos; res, cuanto por la figura egregia del de Instrucción Pública en un gobierno había sido profesor de mamá y fué ilustre desaparecido.
de saneamiento nacional, que el país siempre amigo de papá. así que no Pasan los años. cuando mi hijo requirió en 1919. Su última actuación puedo precisar desde qué momento Eduardo Augusto cumplió cinco años, en la Administración Pública fué la entró a formar parte de mis recuerdos le anuncié que lo llevaría a conocer a dirección de la Biblioteca Nacional, a de niña.
un gran hombre; y desde entonces la que se consagró por varios años.
Ya de adolescente empecé a visiiqué amistad más encantadora prenPero, si sus compatriotas vemos en tarlo muy de tarde en tarde en busca dió en el alma del anciano y del niño!
fundamentalmente, al educador de algún libro o de algún dato para Tardes pasadas en la finca del doctor cercano a la perfección, los hispanoa mis tareas de colegiala. Siempre me García Carrillo en que todos disfrutamericanos sólo piensan en el infatiga recibió con su sonrisa benévola y su bamos de la paz del campo y del cable animador que fué y que llenó de paciencia infinita. Comencé realmente lor de la conversación en el seno del luz, por años y hasta el instante en a valorizarlo cuando ingresé a la Es hogar.
que la muerte cerró sus ojos cansa cuela Normal. Cuántos consejos de Cuando pasaba algún tiempo sin dos, el cielo intelectual de América. Metodología, cuántos datos interesan.
acercarnos por la casa del gran publiPor más de medio siglo, sus publica tes de Pedagogia o de Historia de la cista, era mi hijo quién me lo recorciones de divulgación fueron inagota Educcación bebí de sus labios!
daba. Mamá, hace dias que no vable fuente de placer para cuantos, en Durante las vacaciones, después de mos a donde don Joaquín por qué no español, aman la belleza, surgiendo, al haber terminado mis estudios en He pasamos esta tarde un ratito?
final, ese magnífico «Repertorio Ame redia ¡Qué hermoso curso de «LiteraEl día en que murió esta gloria de ricano. que, aparte de la devoción es tura Infantil, recibí con don Joaquín! América, quisimos mi esposo y yo, piritual que le valió a su autor, ha constituído el más alto galardón de la Se abrió la Universidad. entré que nuestro hijo Eduardo Augusto asistiera a sus funerales, para que puea Letras y Filosofía y entonces cuán historia intelectual de Costa Rica.
a menudo hube menester de su ayuda. da guardar en su mente de niño, las si se admira el hecho inusitado Con qué espontaneidad abrió las pági proyecciones de esta alma grande, generosa y pura.
de que una revista de esta especie nas de «Repertorio Americano, para Victoria de DORYAN haya vivido por tantos años, la admi que publicara allí mis primeros versos, San Miguel de Santo Domingo, Nov. 1959 él. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica