Bourgeoisie

EDITOR: García Monge REPERTORIO AMERICANO Correos: Letra Suscrición mensual: 00 SEMANARIO DE CULTURA HISPANICA Desde que Garrison fundó su Liberator no hubo paz en la Unión: cómo crecen las ideas en la tierra. José Marti.
Representante on Hispanoamérica: Alfredo Piñeyro Téllez EXTERIOR. El semestre, 3. 50 (El año, 00 o. am Giro bancario sobre Nueva York.
Un poeta Por RAFAEL ALBERTO ARRIETA De La Prensa. Buenos Aires. 17, marzo, 1935.
Desde rocoso promontorio, sentado en un escaño de cíclopes, contentplo el mar. Recuerdo, de pronto, que desde este sitio, acaso desde esta misma piedra, una tarde luminosa pero ya vencida, como la que ahora aplaca su fruitivo esplendor, Francisco Ló.
pez Merino distraíase, a mi lado, siguiendo el juego furioso del agua contra la rompiente. Esa ola briosa y desmelenada que viene de lejos, embraveciéndose al avanzar, para deshacerse en fofo estallido, sin lucha, antes de embestir, paréceme la misma que él saludo con el nombre de un político. ésta que revienta a mis pies y me envuelve en su chubasco, la otra que nos apagó el cigarrillo en la boca.
Oigo la voz desganada del adolescente, su comentario ingenioso; le escucho sus versos nuevos, dos o tres poemitas que no he podido reconocer entre los publicados.
Cierro los ojos para verlo. Lle.
ga a mi hotelito ribereño, y mientras tomamos el té en la terraza, vuelca sobre la mesa su bolsa de noticias platenses y porteñas, pescadas la semana anterior en circulillos literarios y estudiantiles.
Caminamos por la rambla y se detiene ante una vidriera lujosa, atraído por la corbata más rica; poco después la anuda a su cuello volcado. Entramos al club; curioseamos el salón de la ruleta; agita las manos y sonríe amistosamente a un jugador: es un burgués platense me dice que arriesga por vez primera su pesito y necesita un conocido que atestigüe su arrojo. Quién hubiera imaginado que aquel verano marplatense habría de ser el último de Panchito!
Cuando meses más tarde puso fin a su vida, en la ciudad natal, me torturé buscando entre mis recuerdos alguno que pudiera haberme prevenido. No lo halle.
Tal vez sus amigos más jóvenes lo tuvieran; algo se dijo para explicar aquella decisión fatal; nunca supe si pasaba de una conjetura. Yo conocía lo que todos: el alma melancólica, acongojada, de sus versos más intimos; la tristeza mansa que irpregna repetidas composiciones en torno a un duelo familiar, llovizna persistente sobre un jardín de cementerio. Nada más.
López Merino, muchacho discreto, de gran cordura, sin presunción, sin énfasis, sin alardes de ninguna naturaleza, no tuvo conmigo confidencias que me revelasen el fondo de su pobre alma. Sus ojos dulces, acariciangenerosidad suprema. Al recapacitar sobre todo ello, pienso que en su confesada negligencia, en su falta de disciplina para todo, en su floja voluntad, ocultábase, quizás, su pensamiento roedor. Era nocherniego y yo se lo reprochaba en defensa de su salud; me prometía enmendarse. Escribía poco y de un modo ocasional; me anunciaba su propósito de regularizar su vida y de trabajar con método. Pero seguía quemando sus noches fuera del hogar, y el canto de su corazón llegaba perezosamente a la pluma. Su poesía con sordina, velada, vesperal, no ha recogido tampoco la confesión postfera.
Francisco López Merino había renuncia do tempranamente a una carrera universitaria, pues no quiso terminar su bachillerato Desampeñaba un puesto administrativo que le permitía vacaciones mensuales para pasar una semana en el campo y todas las horas necesarias para leer lo que quisiera en la propia oficina. Veialo así, con frecuencia, en mis clases de la Facultad de Humanidades, y luego me acompañaba a la estación del ferrocarril o viajábamos juntos hasta la capital federal Travieso y brontista con los compañeros de su edad, querido por todos, parecía un predestinado a la vida fácil y regalada.
La ciudad mantiene vivo su recuerdo y muestra al visitants, en su parque principal, la imagen der poeta, llevada al bronce por Riganelli. En la ceremonia inaugural presidida por el gobernador Vergara y sus ministros, una concurrencia numerosa rodeó al sobrio y expresivo herma. Pronunciáronse discursos, loas, oraciones líricas. Repentinamente me sentí atraído por un espectador aislado que nos miraba con extrañeza. Crei reconocer aquella figura. Vi el asombro, el estupor, en sus ojos; luego un brillo fugaz que se comunicó al rostro y encendió la sonrisa irónica.
Creí oír su voz, un poco nasal, que deslizaba un mote urente.
He vuelto muchas veces a contemplar el bronce, cabeza magnifica de un cabecista eximio. No responde a la imagen que conservo del joven poeta y lo mismo dicen todos sus amigos. Qué importa? Nuestro recuerdo pasará con nosotros. Los venideros sólo conocerán la efigie que les trasmite el arte. la ciudad cambiante acatará su presencia. Le buste gurvit a la cité.
Francisco López Merino Por Saravi tes, de largas pestañas, ahondaban a veces su oscuridad en una preocupación recóndita; pero sus labios carnosos adeilantábanse a desmentirla con el chiste agudo y la anécdota festiva. Quié a conoció su queja, su rebelión, su llanto. Qué lo arrancó de la vida en primavera, del amor de su madre venerable y de sus hermonas que lo adoraban. Fue una cobardía instantánea, una CON la Agencia PAN América, en pleno centro de Buenos Aires. Bolívar, 375. a 200 metros de la Universidad Nacional y del Colegio Nacional Central, y a un paso de las grandes librerías, Ud. puede conseguir semanalmente las nuevas ediciones de Repertorio Americano.
OCTAVIO JIMENEZ ABOGADO y NOTARIO OFICINA: 50 varas al Oeste de la Tesorería de la Junta de Caridad.
Teléfono 4184. Apartado 338 Imprenta «LA TRIBUNA. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica