REPERTORIO AMERICANO 185 Repoblación forestal Escándalo literario Un poema religioso de Francis Thompson Por GABRIELA MISTRAL De El Tiempo. Bogotá. BOSQUE España se ha puesto a su repoblación forestal. Un poco más de tardanza en la empresa y el país habría rematado su fama de desierto, reputación odiosa hasta de oírla. Doscientos millones para la replantación de bosques. La suma es grande porque el estropicio ha sido tremendo. Cuesta menos de lo que se cree convertir un agro, del orden que sea, en desierto. Cuesta apenas; la sequía aceptada, la tala consentida y el simple abandono tan fácil a nuestras razas, crean un país desierto en cincuenta años.
Me acuerdo de nuestra ciudad de Magallanes que tuvo al nacer un cerco maravilloso de selva y que en veinte años de socorrer sus chimeneas con lo más inmediato, logró la calvicie horrible que hoy la rodea en una cintura leprosa de selva quemada. Veo el extraño campo de muñones negros y calcinados que yo llamaba mi Divina Comedia vegetal. mi infierno botánico patagón. Tienen razón a veces los reaccionarios cuando desgañitan contra la espontaneidad y el instinto popular.
Espontáneo es en los pueblos el barrer por la necesidad de un día el logro de siglos y el sacrificar a la circunstancia momentánea el futuro de hijos y biznietos. El pueblo es infancia en lo mejor y lo peor y necesita tener sobre sí el ojo celador que le sujete a los anteojos como la explosión insensata. Va a rectificarse la fisonomía de Castilla, cuyo peladero febril o helado, alaban sin convencimiento tantos comentaristas snobs e insinceros. Nuestros cinco sentidos odian la aridez; cuerpo y alma nuestra buscan las verduras maternales que hunianizan una geología salvaje. El hombre se regodea en el regazo de Ceres antes que en los niveles falsos de Neptuno o en la fragua negro colorada de Vulcano. Lo que más nos gusta después de la criatura humana no es la bestia, es la planta Francis Thompson Dibujo de Neville Lytton. 1907.
quiera entrar a ver qué hacen con lo suyo esos señores de la jerarquía al revés.
La mentalidad ecadémica anda ame.
lizada con la pedagogía y yo uso mi expericncia de una para explicar la otra, segura de que describo siameses.
El pobre y grande Don Ramón ha recibido la novedad de su rechazo sin sorpresa y sin ningún denuesto, aunque su lengua los sabría lanzar tan excelentes en esta ocasión.
El sabe que la cínica historia arranca de muy lejos y que la padecieron con igual decoro que el suyo los grandes señores del español o el italiano o el francés, en cualquier tiempo. Sabe que el vicio, como la cola del lagarto, renace cuantas veces se corta. Las últimas elecciones de la Academia Española habían hecho verdecer alguna esperanza de remuda en su criterio de mea culpa del pasado inexcusable.
Entraron Unamuno, Ors, Baroja. Pero hay en las sociedades como en los individuos eso que se llama el humor, el temperamento, o la indole. el temperamento de esta corporación universal se halla compuesto de fabulosa pesadez, de carnavalada y de una impermeabilidad de hules industriales. Cuesta mucho tratar una materia semejante: derrotar a químicos y médicos Algún día será cuando el mundo aseado de otros abusos más graves tenga manos libres que poner a esta brega. Pudiese no ser mucho más tarde y pudiese verio usted mismo antes de morirse.
Mientras eso viene, le anotamos gusto el hecho de que su paciencia, trufada de desprecio, es tan grande como su genio lingüístico.
Habrá que poner un día a los académicos como a los profesores de lengua a escribir. lo mismo que se hace con el zapatero a quien se encomienda fábrica de calzado y con los albañiles a quienes se pide una casa. La operación, tan retardada, de las pruebas veraces y de las justificaciones de las honras, caminan con pasos de algodón, callados y lentos, pero caminan sin parar.
EL POEMA Esta vez la pieza es de lujo: un poema inglés apenas divulgado entre los lectores españoles y de inglés y fantás.
ticamente desconocido de los demás.
Puede ser el mayor poema religioso del siglo pasado, que no conoció a Paui Claudel.
Francis Thompson: El lebrel del Cielo.
Huí de El, por noches y por días, huí de El, a través de los arcos de los años, y a través de las sendas tortuosas de mi propio espíritu; y tras la niebla de las lágrimas, me escondí de El, y en la corriente de la risa. Corría un paisaje de esperanzas y caí precipitado, de con cho bastante. El pedagogo es el hombre al que le importan los cómo sobre los qué. El profesor es un usufructuador de la lengua que hicieron, mitad a mitad, pueblo y escritores del idioma que no dió de comer a Cervantes ni al Dante, pero que da de vivir orondamente a la legión de los conjugadores de verbos. El pedagogo es un cosechero de lana que sabe escardar el copo sacándole a luz cada espina de cardo y terrón, pero que no puede, a menos de nacer otra vez en carne no docta, hacer lana, es decir, lengua, en novela, comedia o poema.
Es un señor de aire sacerdotal que opera con la mayor solemnidad en la víscera misteriosa del idioma, sudando sesos para explicar los giros vivos del período que los dueños de la expresión, pueblo y escritor, dejaron caer jugando, pero que él no puede conseguir en su horrible escritura tal música. El patrón del estudiantado es el curioso señor que buscó hasta poseerlo el Genio del Fastidio, que se exhala sobre el montón de criaturas vivas que le rodean y a las que sirve con la misma mano el dato junto con el tedio y la vida envuelta en borra mortecina. es el pedagogo un señor suelto de talle. cacique envalentonado con el mando que, cuando se trata de los negocios mayores de la lengua, convoca a su tributo para que acuda a discutir y a decidir, y da con la puerta en las narices al escritor que ESCANDALO LITERARIO Comentaban hace poco los diarios parisienses el escándalo literario de la rehusa que ha hecho la Academia Francesa hacia el ingreso en ella de Paul Claudel. Ahora la prensa española habla de otro menor, pero semejante: de la preferencia que hace el secretario perpetuo de la docta Academia del señor Muñoz Seca sobre Valle Inclán.
Peores cosas y más graves se han visto en este mundo, diría el chistoso. Resulta como siempre pensar que pueden ocurrir cosas peores de las que pasan: por ejemplo, que arda el Museo del Prado o que los profesores vuelvan a decir que Góngora fué un cretino. Las Academias son una especie de instituciones pedagógicas y con esto se ha di Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica