68 REPERTORIO AMERICANO Con Xavier Villa urrutia (Conversación en un escritorio)
Por ORTEGA De Revista de Revistas, México, Xavier Villaurrutia Villaurrutia posee, en el rincón de una oficina, un escritorio. Otros también, Carlos Pellicer, José Gorostiza, Salvador Novo, Jorge Cuesta. Es un principio gubernativo el dotar a cada empleado de mesa o máquina de escribir, de algo que dé cierta apariencia de actividad. Así que Xavier Villaurrutia dispone de un escritorio amarillo, colocado en tal manera, que todo lo que penetra a la oficina tiene que pasar ante su mirada.
Un mirar de debajo de los párpados, medio oculto. No es esta misma la posición que Villaurrutia ha adoptado, con inteligencia, en la joven literatura mexicana? Está viendo, domina siempre las puertas por las que pueden entrar los extraños, los extranjeros. De tal modo que cuando algunos, como yo, abordamos temas para los que carecemos de determinada preparación porque no somos hombres de letras. nos sentimos examinados, seguidos por alguien que no perdonará y se regocijará en los errores nuestros, pero que también gozará en los aciertos.
Con José Gorostiza, pero en otro sentido, Villaurrutia es uno de los que mejor dan la sensación de la amistad. Desde luego me imagino que para algunos de nosotros debe ser la suya una amistad condicional, más firme mientras menos errores cometamos.
Para otros, mano tendida a través del tiempo y del espacio. Con el pintor Agustín Lazo, en una ciudad extranjera, al encontrarnos ante un hecho, ante una obra superiores y la coincidencia no era rebuscada se nos ocurría pensar inmediatamente en Xavier Villaurrutia, con el que nos hubiese agradado conversar sobre el hecho, la obra, el problema. Así es que su amistad proyectaba, a la distancia, una sombra.
Espíritu sensible, equilibrado, de rara moderación, de sorprendente cultura, Xavier Villaurrutia pertenece a una generación que a algunos les parece condenada a la esterilidad. Porque no piensan que un penetrante sentido autocrítico retiene esos jóvenes, les impide publicar obras que no respondan completamente a sus exigencias estéticas, espirituales. Nuestra actitud hacia ellos debe ser la de la vigilante espera. aplicada con más generosidad que en la política internacional. Recordemos que los jóvenes de esa generación, tal vez sin medirla, sino por el oscuro sentimiento de algo necesario, han asumido la tarea de renovar intelectualmente a México. Inmensa tarea. Poco importa que los campos de acción sean diversos, que Samuel Ramos se distancie de Xavier Villaurrutia, que José Gorostiza se aleje más en apariencia que en la realidad de Salvador Novo, de Jorge Cuesta, de Bernardo Ortiz de Montellano. Su trabajo no diré su misión es el mismo. Dejemos que lo realicen, reunidos o aislados. Oigamos su voz. Llegará el momento, ineludible, de exigirles que presenten el balance de su acción. Entonces habremos algunos que seremos severos, pero justos. Por ahora, ayudémoslos, dentro de nuestras posibilidades, a que realicen obra.
Decía yo algo del escritorio amarillo de Xavier Villaurrutia. En ese impersonal ambiente de oficina nos reunimos a conversar, sin premeditación. Es decir, esta charla pudo no haberse convertido en entrevista, como sucede, sino simplemente enriquecer mis conocimientos, ampliar mis puntos de vista.
Bien dice Bernard Grasset que el escritor, el periodista, toman su bien en donde lo encuentran. Como ya esta conversación pasa al público, debo declarar que la mejor parte, la más valiosa, corresponde integramente a Villaurrutia. Apenas si a mí me tocó sugerir los temas.
De libros a escritores, de aventuras a viajes, de poemas a ciudades, llegamos a tratar sobre la obra del grupo a que pertenece Villaurrutia, y al que él llamó el Grupo sin grupo. me fué diciendo, con esa manera suya que es suave, pero isinuante, insistente. Yo pienso que la obra del grupo literario más valioso de México no es, por ahora, el espejo real de México. La suya es más bien una literatura de ejemplo. Literatura del México ideal, no acepta la limitación nacionalista a priori y, en cambio, tiende a la unidad espiritual con el resto del mundo.
Este fenómeno que no es privativo de México, puede verse con más claridad en los Estados Unidos, donde los mejores escritores no sólo no representan lo real de los Estados Unidos, sino que están en contradicción o en pugna con la raza de la que han surgido.
Anderson, Heminngway, Dreiser, Mencken, Lewis, Neil, lo prueban con sus actitudes y con sus obras. No es posible por ahora juzgar a los poetas y en general a los artistas mexicanos sino como héroes, porque no son la regla sino la excepción. Sin un público cercano y visible a quien dirigirse, su obra aparece aislada estética y moralmente del México real. Individualidades más o menos fuertes, hallan en su aislamiento su debilidad o su fuerza, desde luego su orgullo. No son regionales. No son populares. No quieren ser regionales ni populares. La única manera digna que tienen los artistas de comprender al pueblo es no pretender hacer para el pueblo un arte que será inferior, indudablemente, al que surge del pueblo mismo.
En este punto, Villaurrutia, que fuma cigarrillos americanos, me ofreció uno. Rechazó suavemente uno de los míos. No prefiere uno de estos? con el mismo tono con que podría decir. No le parece que Gide es superior a Morand? luego las razones de que la obra del uno sea más profunda y al mismo tiempo más universal y duradera, mientras la del otro no es sino el reflejo de un momento transitorio. Hablamos de Lazo, cuya exposición de dibujos es admirable.
Después seguí interrogándolo. La explicación es acertada, Xavier. Aho.
ra, háblame de las tendencias, de las influencias. La tendencia a hacer una obra universal la respuesta fué inmediata ha hecho que los nuevos escritores mexicanos, atentos al pulso del mundo, se abran a corrientes y sufran influencias diversas. De Francia, casi exclusivamente, recibieron influencia nuestros escritores porfirianos. Los nuevos escritores mexicanos, más universales, más humanos, buscan y encuentran influencias más que en los países en los espíritus. Ya sé que a usted le interesa saber algo acerca de la influencia de André Gide en los escritores, nuevos amigos míos, en mí. Desde luego puedo decirle que esta influencia no se refiere a la forma, al estilo; no es de carácter estético, sino de carácter moral. Es la moral de Gide lo que nos interesa, lo que me interesa. Humana, profunda, valiente, ayuda a vivir. Hazte quien eres, decía Nitzsche. Vive como eres, parece decir André Gide. Usted sabe que, por lo que se refiere a esa familiaridad con la obra moral de Gide, nosotros hicimos sino coincidir en el tiempo con los nuevos espíritus del mundo que, del mismo modo que nosotros, encontraron en su obra una incitación a la falta de hipocresía moral. Antes de Gide parecía absurdo hablar de uno mismo, interesarse en uno mismo, mostrarse tal cual es uno.
Como Xavier Villaurrutia, con Salvador Novo y Samuel Ramos, será uno de los historiadores y críticos más capacitados de las generaciones que precedieron a la suya, le pedí que me fijara la situación de la generaa COMPRA VENTA DE MUEBLES Nuevos y de segunda mano, en la conocida mueblería de no ENRIQUE GOMEZ su Frente al Teatro América AVENIDA CENTRAL Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica