Imperialism

242 REPERTORIO AMERICANO pidación. Así murió Esteban (VII, 58. 60. así murieron muchos. La espada no descansaba tampoco. espada murió Santiago el menor (XII, Pueblos enteros eran arrojados al hambre y al frío por este nuevo crimen político de ser cristianos: en aquel día fué hecha una gran persecución contra la iglesia que estaba en Jerusalén, y todos fueron esparcidos por las tierras de Judea y de Samaria (VII, Los dioses eran lo de menos. Lo que allí guerreaba excedía los términos del Olimpo y llenaba el mundo. Las fuerzas que allí chocaban bien lo sabemos nosotros eran muy otras. Chocaban, a decir verdad, el Derecho de Roma, dueña del orbe, con el Derecho de las gentes desheredadas. Se ihallaban frente a frente, mejor dicho, el Derecho del mundo y la Iniqudad romana.
Señor? Le ha dicho la voz: Soy Jesús. él, otra vez. Qué quieres que yo haga? la voz: Entra en la ciudad y se te dirá. entra. se le dice: De todo van sirviendo las cárceles me.
nos de lugar seguro. El cristiano instala en ellas su alma como bajo el pabellón de los cielos en los grandes días religiosos de la raza. Lo hace ahora para tumbar una sociedad, para derribar unos tiempos atroces. El cristianismo sabe canciones. plegarias, sin duda que parecen empero cantos de guerra. las canta a medianoche en el silencio de las cárceles (XVI, 25) dirigidas al Dios nuevo.
La revolución está en marcha. Sabemos que a la sazón se poblaron los campos de señales fatídicas, de erupciones volcánicas, de incendios aciagos. Un nuevo dios, que era Dios, se alzaba contra los antiguos dioses.
Esto era lo que muchos decían. Pero no era sólo esto.
Acaso esto era lo de menos en el orden civil: que estos dioses significaban, cuando mucho, lo que las banderas en los ejércitos. No era a fe el nombre de Cristo, por tal nombre, lo que se odiaba ya en Roma. Por el contrario, la Roma disoluta complacíase en asimilar a cuantos dioses gozaban de predicamento entre las naciones, sin excluir siquiera a los que sus conquistas incorporaban.
Había llegado la hora de Saulo, el de las Epístolas: la hora de poner cerco a Roma, la hora de estrechar el asedio.
bien sabía él de las astucias romanas.
Años atrás había escrito a las greyes de la Ciudad elegida: Os ruego, hermanos, que miréis por los que causan disensiones y escándalos contrarios a la doctrina que vosotros habéis aprendido; y apartaos de ellos. Porque los tales no sirven al Señor sino a sus vientres; y con suaves palabras y buenas razones engañan los corazones de los sencillos (XVI, 17 y 18. Llegada era su hora. su paso se acababan las disensiones y reinaba como 1:na paz de ángeles en las fraternidades. no cesaba de decir su voz. Salvaos, salvaos de esta perversa generación!
De todas formas, una real solidaridad humana comenzaba a organizar la sociedad para el amor, con tal espíritu de mutua protección que pueblos entre sí lejanos, lejanísimos, se ayudaban los unos a los otros con óbolo de limosna.
He aquí la prueba: en aquellos días descendieron de Jerusalén profetas a Antioquía. levantándose uno de ellos, llamado Agabo. daha a entender por el Espíritu, que había de haber una grande hambre en todo el mundo, la cual también vino en tiendo de Claudio César. Entonces los discípulos, cada uno conforme a lo que tenía, determinaron de enviar subsidio a los hermanos que habitaban en Judea. Lo cual asimismo hicieron, enviándolo a los ancianos por mano de Barnabás y de Saulo (XI, 27 a 30. Caso idéntico al de la Epístola de San Pablo a los romanos, en que leemos: Cuando me partiere para España, vendré a vosotros. Mas ahora parto para Jerusalén a ministrar a los santos. Porque Macedonia y Acaya tuvieron por bien de hacer una colecta para los pobres de entre los santos que están en Jerusalén (Epístola XV, 24 a 26. Entretanto, la persecución no disminuía sino que acrecentaba el número de los prosélitos. la natural simpatía que la desgracia y el heroísmo infunden, comenzaba a falsear acá y allá las cerraduras de las cárceles. Veamos como es cierto: Pedro está preso. El rey Herodes ha puesto su mano sobre él; ha maltratado a la Iglesia; ha alegrado el corazón de los amigos del viejo orden.
Pedro está en la cárcel y cuatro cuaterniones de soldados le guardan. Después será sacado y arrojado al pueblo. cuando Herodes le había ide sacar aquella misma noche, estaba Pedro durmiendo entre dos soldados, preso con dos cadenas, y los guardas delante de la puerta que guardaban la puerta de la cárcel. he aquí un ángel del Señor. le dijo el ángel: Sígueme.
como pasaron la primera y la segunda guardia, vinieron a la puerta de hierro que va a la ciudad, la cual se les abrió de suyo. Actos. XII 1 a 10. Estampas Siga mos machacando Por JUAN DEL CAMINO Colaboración. Costa Rica y abril del 35 La actividad comercial imperialista es tan recia y agresiva, que toda noticia acerca de ella, dada a conocer a nuestros pueblos les ayuda, si no a salvarse de la esclavitud del mercado yanqui, por lo menos a no aceptarla ciegamente.
En la fiesta del 14 de abril oímos decir al señor Cordell Hull hablando a las veintiún naciones panamericanizadas, que de la Conferencia próxima a celebrarse en Buenos Aires había que esperar grandes beneficios. Dijo además que por el momento el Departamento de Estado a su cargo había suspendido las discusiones relativas a los tratados coinerciales sostenidas entre su Gobierno y los de nuestros pueblos, pero que pasada la citada Conferencia económica, volverían a la carga hasta obtener lo deseado. La noticia tiene interés, por que ya sabemos por confesión del propio señor Hull que el Departamento de Estado cosechará abundantes beneficios en Buenos Aires. Los delegados de cada Gobierno irán instruídos para no contrariar los planes de política comercial de este rehabilitador del tráfico yanqui con países de nuestra América. La industria yanqui está derrotada en Centro y Sur América. No es fácil apoderarse de estos mercados haciendo que la mercadería venga pacíficamente. El Departamento de Comercio yanqui debería ser el de la estrategia. Pero es incapaz de vencer la competencia que ha desalojado el producto de sus fabricantes. acude a mover la palanca fuerte de la diplomacia. En esta forma se pone a vacilar a los Gobiernos y éstos son los que se encargan de limpiar de competidores la plaza para que el yanqui vacie tranquilamente sus industrias.
La única preocupación es dar al yanqui todos los mercados estorbando la producción extraña. En la Conferencia de Buenos Aires se dirá lo que toque hacer para que el Departamento de Estado pueda decir que ha triunfado. triunfo será en verdad lo que el Departamento de Estado logre el día que cada uno de nuestros Gobiernos se haya unido a él por medio del tratado.
Porque así habrá puesto una cifra de importancia en la formación de la inmensa que es el billón de dólares a que aspira volver a ascender las exportaciores de mercadería yanqui a estos países.
El desvelo del señor Hull es esa enorme La revolución está en marcha. Las cárceles se abren, según acaba de verse, como por manos de ángeles. Los magistrados temen ya las iras populares. Algo hay que se levanta en el corazón de las multitudes. un grito, una queja, una es.
peranza, todo junto. La revolución está en marcha Saulo ha oído ya la voz de los nuevos tiempos en el camino de Damasco. Saulo, Saulo ¿por qué me persigues? Ha respondido: Quién eres, OCTAVIO JIMENEZ Abogado y Notario OFICINA: 50 varas Oeste de la Tesorería de la lunta de Caridad.
Tel. 4184 Apdo. 338 Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica