Democracy

108 REPERTORIO AMERICANO La cruz de los caminos Envío del Autor, texto e ilustración Para Doña Maria de Tinoco Parece que creciera la cruz en los caminos que tiende los dos brazos con gesto de esqueleto; allí volvió a ser polvo la flor de los destinos.
La cruz que hizo de un viaje eterno su secreto.
La cruz de los caminos a veces tiene un nombre lo mismo que en los montes de las historias santas, señalan que hasta entonces pudo el andar de un hombre marcar sobre la tierra las huellas de sus plantas. piden con los brazos, más sol al pie de lodo para aquellos que mueren aun de peregrinos. Qué amplitud de gesto. Querer cogerlo todo. Qué grito de descanso! La cruz de los caminos.
Max Jiménez Alajuela, Febrero, 35.
Midi La autopsia de la Doctrina. Viene de la página anterior)
lismo de Bolívar y el positivismo de Vacío. La indiferencia de los Estados Monroe. Invitados los Estados Unidos a Unidos, rivalidades regionales, instabitomar parte en el congreso de Panamá, lidad política, falta de una dirección únibuscaron por todos los medios posibles ca, ambiciones de mediocres caudillos, la manera de eludir la invitación, y, al delirios de grandeza, revoluciones intesfin, no pudiendo rehusarla abiertamen tinas, y, sobre todo, falta de conexiote, la aceptaron en forma poco explíci nes geográficas entre los distintos paíta y comprometedora, que equivalía a ses y de fuertes intereses económicos poner en práctica desde entonces su co corrunes, dieron al traste con aquella nocido sistema de mandar, en vez de idea gigantesca.
delegados, observadores. a las confe Hubieran los Estados Unidos, como rencias internacionales. por añadidice Nerval, sacrificado sus propios dura, de los enviados que eligieron, uno realistas intereses al idealismo de los murió antes de reunirse el congreso y plenipotenciarios de Panamá. y la hisel otro no alcanzó a llegar a tiempo. Ni toria del continente ainericano durante había objeto en que concurrieran, dada un sigio se habría tejido en forma muy la clase de instrucciones que recibieron. distinta. Como se habría desarrollado Los delegados que se manden dijo la de manera muy diferente la Sociedad de cámara de representantes de aquel país las Naciones, si la gran república del concurrirán a dicho congreso única Norte hubiera puesto el peso de su inmente con carácter diplomático, y no fluencia y de su poderío al servicio de se les autorizará para discutir, conside la humanitaria y generosa empresa del rar o consultar ninguna proposición de presidente Wilson. Por estos caminos, alianza, ofensiva o defensiva, entre este la grande idea de panamericanismo conpaís y cualquiera de los gobiernos sur cebida por el Libertador vino a conamericanos, ni ninguna declaración, vertirse en lo que ha sido hasta hoy: pacto estipulación que ligue a los Es coqueteo diplomático, literatura insustados Unidos, en forma ni en extensión tancial, recomendaciones que nunca se alguna, a resistir la intervención extran cumplen, y. guerra en las fronteras.
jera. Para qué más?
La Doctrina Monroe, expresión suEsta actitud de los Estados Unidos inprema de la pujanza y de la fuerza de fluyó sin duda en la frialdad con que un gran pueblo, puesta al servicio de acogieron la iniciativa del Libertador sus intereses, ha dejado de ser una reaotros países latinoamericanos, de los lidad en el mundo internacional, pertecuales sólo asistieron al congreso, Co nece a la historia, yace en el sepulcro lombia, Centro América, el Perú y Mé donde la libertad y la democracia ente jico. El famoso Tratado de Unión. rraron el cadáver pestilente de la SanAsociación y perpetua confederación. ta Alianza. Con esa Doctrina o sin ella, suscrito el 15 de julio de 1826, por los los Estados Unidos combatirán todo inplenipotenciarios de tales países, no ob tento de expansión europea en Amérituvo siquiera la ratificación de los con ca cuando les convenga, y dejarán que gresos respectivos. De esa manera los se lleve a cabo cuando no afecte sus inplanes del Libertador se hundiron en el tereses o su seguridad.
Lo que no ha muerto, lo que apenas empieza a tener vida en el mundo de las relaciones entre los países, es la Doctrina Bolívar. La última gran guerra, con las desilusiones de la victoria y el martirio de la derrota, ha dado origen a una nueva mentalidad, que no es en síntesis otra cosa que el sueño romántico del Libertador. La Sociedad de las Naciones, los innúmeros tratados de arbitramento y conciliación, la Corte de Justicia Internacional, el Pacto Kellogg Briand, los constantes esfuerzos para el desarme, los pactos de no agresión, son otras tantas iniciativas, poco eficaces hasta ahora, pero de un gran poder doctrinario e ideológico que tienden a evitar la guerra y a hacer de los países del orbe una verdadera asociación y confederación perpetua, análoga a la que soñó el Libertador para los pueblos del nuevo continente.
Ese ideal, en día más o menos renrioto, acabará por imponerse. No lo impondrán las oligarquías, ni los gabinetes de gobierno, ni las conferencias pacifistas. Lo impondrán los pueblos; los pueblos que cada día se preguntan. qué objeto puede haber en que los hombres se maten unos a otros. los pueblos que no creen ya en las argucias de los legistas, ni en la ignorancia sistemática de los diplomáticos, ni en la sinceridad de los políticos agresivos; los pueblos que no se dejan más llevar a la matanza por los tácticos de club y los estrategas de corrillo; los pueblos, en fin, que a la oratoria guerrera, anopulosa, interesada y falsa, le han puesto el antiguo epitafio de los griegos: Aqui yace el ruido del viento, que pasó derramando perfumes, calor y simientes en el vacío.
La Unión, diciembre 22 de 1934. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica