REPERTORIO AMERICANO 229 Cansancio mental Neurastenia Surmenage Fatiga general son las dolencias que se curan rápidamente con KINOCOLA el medicamento del cual dice el distinguido Doctor Peña Murrieta, que presta grandes servicios a tratamientos dirigidos severa y científicamente ¿Por qué se hacen los muertos? Hemos cicho que para defenderse del hombre?
Pero ¿saben ellos del hombre? Esta es una idea antropocéntrica. No sabemos siquiera si lo que hacen es hacerse los inuertos. Nuestra raposita se hace la muerta; en medio de la calle está tendida. No es cosa rara, donde hay muchas zorras, ver una zorra muerta en medio del arroyo. Va pasando la gente. cabo de una pieza, pasó por ahí un home, y dixo que los cabellos de la frente del raposo que eran muy buenos para poner en las frentes de los mozos pequeños, porque no los ahojen. Con unas tijeras, este hombre curioso trasquila Ja frente de la zorrita. La zorrita se estuvo quieva.
Después otro transeunte vió la rapos y dijo lo mismo de los pelos del loro.
Le trasquiló los pelos del lomo. La raposa se estuvo quieta. Luego otro hizo ia misma observación respecto del pelo de las ijadas. Le trasquiló las ijadas. La raposita se estuvo quieta. Nunca se novió el raposo, porque entendía que aquellos cabellos non le farían gran daño en los perder. Otro viandante llegó más tarde y dijo que la uña del raposo es buena para curar los panadizos.
Tajóle las uñas a la raposita. La raposita no se movió. Después otro dijo que el idiente de la zorra cura los males de dientes. Quitóle un diente a la raposita.
La raposita no se movió. seguida vino otro y manifestó que el corazón del raposo es conveniente para nuestros colores del corazón. Metió mano a un cuchillo para sacarle al raposo su corazón. el raposo vió que le querían sacar el corazón y ge si que lo sacassen, que non era cosa que se pudiese cobrar Entonces la raiposita dió un salto, echó a correr y se perdió a lo lejos. En nuestras casas, en la vida cotidiana, debemos pasar por alto indulgentemente las pequeñas cosas. En la vida pública, a la vista de todos, de igual manera, no debemos de ponernos fieros ante lo que en sí tiene escasa importancia. No coloquemos nuestro natural y legítimo deseo de dignificación y de reivindicación en un plano demasiado alto.
Si el puntillo de honor lo ponemos muy subido, a cada momento tendremos que estar en altercaciones, porfías y denuedos Nuestra vida se hará imposible. Una palabra, un gesto, un ademán, un ligero desdén, una inflexión de cólera, un matiz de irritación en los demás tendrán para nosotros una importancia decisiva. No; sepamos pasar por todo esto. La raposita no se movía cuando le trasquilaban el lomo y la frente; aquello no tenía para ella importancia.
Pero cuando se trate de cosas grandes, cuando se trate del corazón como en el caso de la raposa. entonces pongamos todas nuestras fuerzas, todo nuestro ardor. todo nuestro ímpetu en defender la esencialidad de nuestro ser moral: las ideas, los procedimientos, la conducta, la honradez, la sinceridad.
Ahora digamos algo respecto del valor de los consejos y del riesgo que corre el que se aventura a darlos. Qué valor tienen los avisos, advertimientos y prevenciones que se suelen hacer en la vida? Distingamos entre el consejo genérico y el consejo concreto. Es decir, distingamos entre los consejos que, se dan en los libros y los consejos que, en la realidad cotidiana, damos al amigo o al deudo. Los libros de consejos por fuerza han de ser genesales; aquí está precisamente su punto flaco. Como es una regla genérica la que se da, no sabremos, cuando llegue el caso, si precisamente en ese trance debemos o no aplicar el consejo que hemos leído. La vida es varia, compleja, contradictoria, ondulante; el consejoo la norma es rígida, siempre igual, inflexible. Cómo concordaremos la realidad cambiante y fugitiva con el canon permanente? Dificultad es ésta de una grandísima trascendencia; tanto lo es, que en ella van implícitos todo el arduo problema de la moral ly todo el magno negocio de la política.
Contra la norma genérica de la ética surge el casuísmo, que toma en cuenta el tiempo, el lugar, la persona y otras diversas circunstancias. Contra el cumplimiento de la ley, en el gobernante surge la consideración análogamentede que la ley debe siempre ser cristalización de la justicia, pero que puede también no serlo. Puede no serlo: 19, porque originariamente, al hacer la ley, no se haya interpretado con lella bien la justicia; porque, aun interpretándose primitivamente bien la justicia en la ley, el tiempo puede haber hecho que cambie la sensibilidad) y que la justicia contenida en el canon formulado anteriormente sea escasa, pobre, deficiente; porque, aun siendo buena la iey, ley acomodada al tiempo, ley viva, ley actual, unas pasajeras circunstancias pueden hacer que no se contengan en ella la justicia. Sed prudentes, sed enérgicos, sed sinceros. nos dicen los consejos genéricos de los libros. Está bien; la doctrina es inmejorable; muchos hombres eminentes han practicaldo tales máxi.
mas. Los hombres eminentes, eminentes de veras, han hechos muchas cobre motivos de El conde Lucanor. Ya se habrán percataldo de ello los lectore No hemos expuesto fielmente las historias y ejemplos que trae en su libro don Juan Manuel; muchos detalles hemos añadido; a nuestra manera hemos contado los casos que el infante relata.
No hemos sacado tampoco generalmente de tales cuentecillos las enseñanzas que el autor pone por Jontena; diferentes han sido alguna vez los proloquios deducidos. Hemos echo con el libro de don Juan Manuel lo que se suele hacer con la música de las grandes óperas; de aquí y de allá, tomando este temi y dejando tal otro, hemos compuesto una rapsodia. Pero si algún lector entra en gana de leer el libro de don Juan Manuel, desde luego habremos logrado nuestro propósito; propósito modesto; el propósito de quien trata de excitar la curiosidad con palabras encarecedoras de éstas o las otras excelencias de una obra.
In angello cum libello Kempis. En un rinconcito, con un librito, un buen cigarro y una copa de Anis Imperial suave delicioso sin igual FABRICA NACIONAL DE LICORES San José, Costa Rica Valor y riesgo de los consejos. Un breve epílogo a estas divagaciones so Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica