Violence

REPERTORIO AMERICANO Diatriba contra el clima de Cartago Por MARIO SANCHO Colaboración. Cartago, 30 octubre 1935.
Contra lo que aseveran en sus ñones del manso juglar cristiano, relaciones nuestros conquistadopredicador de pájaros, evangelires, y proclaman nuestros croniszador de lobos y cantor del sol y tas coloniales, y corroboran serios de Sor Aqua, si, pero de la que es historiadores y geógrafos moderútil y humilde y preciosa y casta, nos, y repiten las personas que no de la que va llena de sobernos visitan cada muerte de obisbia e impureza arrasándolo todo po y por casualidad aciertan a lley causando estragos por donde gar aquí en un día claro y alegre, quiera que pasa.
la verdad es que el clima de CarNo bien entra noviembre Cotago está muy lejos de ser un mienza otro modo de llover, stabuen clima. Es demasiado húmeccato o pianissimo, que logra su do y nebuloso para gozar merecimanifestación perfecta para Nadamente de su fama, y quienes lo vidad. Es una lluviecita fina y padecemos todo el año sabemos terca que cala hasta los nuesos, bien a qué atenernos cuando alcapaz de derrubiar los mismos siguien nos lo alaba con extremo.
llares de la Parroquia y desde Así, si leemos en Vázquez de Coluego la paciencia más entera. Esronado la historia de la primitita llovizna que en otros países se va fundación a orillas del Purillama mojabobos, aquí se conoce res, al llegar a aquello de: Trapor pelo de gato y no falta beatucé una cibdad en aquel valle, en ca o viejo misticón que la llame un asiento junto a dos rios. Tiecon el nombre de los orines del ne el valle tres leguas y media Nino, esto es, del Niño Dios de Been largo y legua y media en anlén Con ella coincide la bruna, cho, con el temple de Vailadolid, la escarcha y el viento, de suerte buen suelo y cielo. no dejareque viene a reunir de golpe tomos de reír para nuestro capote das las cosas desagradables del que aqui es prenda de uso general calendario republicano: Brurnario, e indispensable, y maravillarnos Frimario, Pluvioso y Ventoso. Tan de que el gran Adelantado pudieterrible tormento climatológico sura tan aína, apenas llegado a esponen los cartagos todos los años tos lares, escribir a su rey tan enque ha de terminar a fines de enetusiásticamente de un cielo que ro, pero las más veces dura hasrara vez nos es dado contemplar ta febrero y en ocasiones hasta a nosotros los que hemos nacido Un neutral marzo. No es sino en abril que bajo él, por hallarse de continuo Madera de Emilia Prieto principia uno a ver el soi claro.
cubierto de nubes en estado caEntonces si hay lindas mañanas y si perpetuo de delicuescencia. Nótardes que compensan las tristetese que adrede evitamos, no tan previo si la vieja ciudad castella ner atención a los efectos de luz zas del mal tiempo.
to por ramplona como por im na, asentada al modo de la nues que hace en ella el alumbrado Días de perfecta leticia en que propia, la expresión metafórica tra en la confluencia de dos ríos, eléctrico urbano. La neblina se es grato salir al campo, todo lleno corriente en estos casos: hemos goza realmente de un buen cli nos mete en el alma y nos pone de luz y de inefable dulzura, y visto la luz, pues de haber dicho ma, o si es que usufructúa como de humor atrabiliario o melanco ver los jaules, fúlgidos y temblotal habríamos incurrido en un des Cartago una reputación climato lico. si a la neblina se agrega la rosos, que recuerdan a los álamos atino parecido a aquel en que in lógica que la realidad de los he lluvia, no hay para qué decir el de Europa en primavera. Las currió Monsieur Thiers cuando, chos no sustenta.
efecto desastroso que deja en el montañas emergen limpias de niedespués de describirnos prolija En cuanto al buen cielo, tene espíritu. Nada sin duda alguna bla y se enseñan en todo su esmente el campo de Waterloo, em mos ya nuestro juicio formado, existe en el mundo más abomina plendor. La del norte, cubierta papado de la lluvia que había es y nada ni nadie podrá ya modifi ble que un temporal en Cartago. como está de cultivos, ofrece la tado cayendo desde la víspera de carlo un ápice, que no en balde desgraciadamente aquí los tem rica variedad de sus matices y da la batalla, termina su descripción hemos sufrido tres años de nie porales menudean y se producen la sensación como de una caja de de la jornada fatal a las armas bla meona, después de haber go en una escala más variada que to acuarelas; sin embargo, la del sur del Imperio afirmando que Napo zado de cielos tan límpidos y dul das cuantas escalas pudo imagi es más de nuestro gusto. Dificilleón y sus hombres mordieron ese ces como los de la meseta mexi nar Sebastián Bacn, el Maestro de mente habrá en el mundo algo tan día el polvo de la derrota. Fuer cana. Llevadero y hasta agrada las variaciones sobre un mismo hermoso y que dé al espíritu tanza es que nosotros vigilemos el ble pueda que sea para el artis tema. Los hay en fortísimo y con ta calma y tanta unción como el uso adecuado de nuestras metáfo ta o literato de paso por Cartago violencia tal que amenazan arra tono azul de las montañas de Doras, aunque no sea más que por contemplar este valle, verdadera sar con todo, inundan los carri ta. Si fuéramos pintores no que no parecer indignos, ante los lec mente de lágrimas, sumergido, les, y lavan las calles de sus ca rríamos otra cosa que poder con tores perspicaces, de nuestra ca desde que en otras partes raya el pas de arena hasta hacerlas en binar en nuestra paleta aquel cotedra de literatura en el Colegio día hasta que anochece, en la es señar el ladrillo y los viejos es lor suavisimo que descansa los de San Luis.
pesa neblina de sus montañas. combros del terremoto de que es ojos y apacigua el corazón y le liaPero volvamos a Vázquez de Eso pudiera parecerle pintoresco tán rellenas. Por lo general es ce soñar en cosas lejanas, ingenuas Coronado. Tenemos interés en y darle quizá ocasión, si es hábil, tas avenidas diluviales ocurren y dichosas.
reafirmar nuestra absbluta dis de hacer un cuadrito a pluma o en mayo y en octubre. hacia el Mas, ay. el buen tiempo pasa crepancia sobre el punto clima a pincel al estilo de las escenas equinoccio de otoño. Nuestras gen presto. Mayo todavía ofrece lintérico. Para dilucidarlo convenlondinenses de Whistler. Pero las tes atribuyen estas últimas al cor dos amaneceres, frescos del aguadonazo de nuestro Seráfico Padre dría antes saber si al hablar el siete u ocho mil almas en pena cero de la víspera, dorados de sol conquistador español de que Car que aquí pasamos a veces sema San Francisco, aunque a la ver y bulliciosos de pájaros. aun tago tiene el mismo temple de Va nas enteras sin verle al sol la ca dad semejantes borrascas más pa. junio con su veranillo de San Juan lladolid se propuso con ello un ra, no sentimos ciertamente tan recen el rebencazo de un cómi suele regalarnos con una que otra elogio, y a este efecto parécenos to gusto por el tono gris perla de tre airado que el golpe iníligido tarde suave y soleada. En seguitambién conveniente averiguar de la niebla y ni siquiera solemos po con la cuerda que ciñera los ri da vuelve a cogernos por su cuen Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica