366 REPERTORIO AMERICANO Los primeros versos vestid mi corazón con la ternura de hundidad, como a mistica violeta que esconde su corola en la verdura.
Cristal como las aguas del diamante y escondida en un manto de pureza, retornaré a las manos del Altisimo dejando en los zarzales, la agpereza de mi vida de pobre cantinante que trocó en manantial su desventura.
DESTINO de GERTRUDIS MONTALBAN Envio de la autora. San José, Costa Rica, 1935 VERANO la historia encuentro de sus amores.
Poblachito del ensueño Azul el principe de la leyenda bañado alegre de sol; marcó en su pecho la dulce llama: colinitas levantadas juntos corrieron sobre la senda y cimentaron la fuerte rama.
por la bendición de Dios; Arboles troncos de recia hechura corre el aire rumoroso dieron al Cielo sus ramazones: caba al río, saltarin, y las hojas van cayendo Natura pródiga en la hermosura como lluvia del esplín.
unió virtudes y corazones.
Las cenicientas hebras, despojos Las carretas, paso lento van subiendo la entpinada; de lo que fueron sus negros hilos son ya del tiempo sólo rastrojos de jugosa y dulce caña que a flores dieron suaves asilos.
por los tallos hacinada. los bueyes mansos La saltarina voz de la abuela que ingenuo y bello cuento desliza, siempre, en su pupila retratan, el remanso semeja a veces la rapazuela de la vida de este pueblo.
de porte amable y dulce sonrisa.
Allá en el fondo del viejo armario Cerros verdes, en la falda de florcitas salpicadas que guarda intacta la dulce historia, sólo ha quedado como un osario mientras pacen las vacadas osestean a los rayos el polvo vivo de la memoria.
Lazos celestes, rosadas flores de ese sol que todo abrasa.
Por la noche, la tranquila que hablan de citas y de empciones sellan las cartas de los amores paz del alma.
Sólo se oye que unir pudieron dos corazones el llorigueo de la chicharra y el graznido de las aves hoy al mostrarlos, dos lagrimones que anidan sobre las ramas.
corrieron suaves por las mejillas; recuerdos gratos, dulces canciones, Todo es sombra misteriosa: olor a lirios y a manzanillas.
las piedras que amontonadas Ya el hombre bueno, fie. compañero sentejan vacas echadas que dióle vida y amor de cuna, en el centro de los ríos, mientras reciben airadas descansa inerte bajo el rastrero tallo de hierba, blancor de luna.
el beso frío de las aguas, que al chocar contra su mole ¡Mis tiempos idos. dice la abuela.
se retiran presurosas ¡Cuánto lamento que se hayan ido!
en forma de albas guirnaldas mis días risueños de ir a la escuela!
tejidas en cuento de hadas. Mi pobre viejo. Jamás lo olvido!
Todo canta o todo duerme La viejecita que es fuerte tallo en este poblacho mío: enjuga el llanto; tenue sonrisa es el genio de la vida salta a sus labios y de soslayo concentrado en sus entrañas: reprende al nieto por su malicia.
lento correr de la vida: el rio.
Pues ella ha visto que de su llanto El secreto de la vida?
el niño ha reído mientras dijera: Insondable! La montaña. un hombre extraño quisiste tanto. Jesús me valga. Quién lo creyera. LA ABUELA RESURRECCION Mirada dulce de Nazareno adorna el nácar de sus mejillas Arroyuelo serpentino de mi alma y esconde siempre bajo su seno que vendado recorres la vereda su amor henchido de maravillas.
de mi esperanza rota, Sus manos dulces pasan las perlas detén tu paso! préstame la calma de ébano y vidrio de su rosario y refresca la rosa. enredadera y quién diría, como yo al verlas: de mi vida, tristísima gaviota¿Son el objeto de algún glosario?
Remansos imborrables del recuerdo yo que siempre traviesa he sido dadme aliento! Haced que la añoranza registro cofres, desato flores; de los días de encanto en que me pierdo y de sus manos, poema vivido recobre la dulzura de otros días. Esperanza!
Si fuésemos buenos. Oh Dios. Qué belleza!
Te haría una corona bien blanca de azahar orlando tu frente, tu sabia cabeza con claro rocío, perlas congeladas de tanto llorar.
Si él se arrepintiera y por cada agravio que inferido hubiera en nuestra amistad no hubiera una queja ni un leve resabio, yo seria la esencia de la caridad.
Si yo contristada de tantos errores alzara la frente ante la gavilla de los áureos rayos de tus resplandores, crecería cual planta de buena semilla. si siempre juntos la vida llevamos amando la Santa Voluntad Divina, a tus pies rendidos, de paz entonamos mística, alba y buena, nivea sonatina.
Mas si acaso el hado, erecto destino, con letras de Horo escribió al nacer que para cada uno trazó su camino, me ciñeré a un símbolo. Sufrir es Mujer!
REPROCHE ¿Por qué si mutuamente nos odiamos hasta inferirnos daño en nuestra vida, nos empeñamos en abrir la herida de imaginar que siempre nos amamos?
Acaso la tormenta de la duda, el saber si mis sueños se agotaron, olvidando el dolor, verdad desnuda, te hacen volver a tiempos que pasaron. Por qué pretendes reanimar la llama que en nuestros pechos encendió la hoguera?
No es cierto que el peligro no se ama si de la fe no existe la ceguera. Convencidos estamos que juguetes de la suerte implacable siempre fuimos, sin embargo, a la prueba me sometes y de ella triunfaremos si sufrimos.
En la ignorancia del vivir me hallaste; apenas de la grada en la penumbra como un reptil a ti me sujetaste y mataste mi fe; iya koy no te alumbra!
In angello cum libello Kempis. En un rinconcito, con un librito, un buen cigarro y una copa de Porque tornaste en áspid ponzoñoso el vergel de mis caras ilusiones. cómo quieres ser fuerte y victorioso si mezquindad revisten tus razones. Olvidas la humildad. De dónde vienes?
Del polvo de los años. Presumido!
Hoy triunfas y en tu vigor retienes las victorias que acaso has conseguido.
Anís Imperial Pero. y mañana. Para dónde iremios. Excepción eres del presente mundo. Somos polvo y al polvo tornaremos gusanos putrefactos de lo inmundo.
Mas no. qué digo? en mi delirio ciego mezclo emociones que expresar no puedo, para ti el corazón siento de fuego, pero el perdón, jamás te lo concedo.
suave. delicioso sin igual FABRICA NACIONAL DE LICORES San José, Costa Rica Cruda y tenaz en mi alma es la batalla al contemplar mi templo destruido, pero no importa, en mi interior estalla la dulce floración de un nuevo nido. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica