200 REPERTORIO AMERICANO Francisco Henriquez y Carvajal (1859. 1935)
Por GARDUÑO IT Envio de Buenos Aires, Rep. Argentinaen su El maestro dominicano que acaba de morir en Santiago de Cuba, uno de los hombres puros en la vida política de América, había nacido en Santo Domingo el 14 de enero de 1859. Su padre, Noel Henríquez (1813 1904. hombre de nlegocios, pertenecía a distinguida familia internacional de origen portugués; su madre, Clotilde Carvajal, estaba emparentada con las familias de que nacieron Manuel de Jesús Galván, el autor de Enriquillo, y José Gabriel García, el autor de la Historia de Santo Domingo.
Era el menor de 10 hermanos. Uno de ellos es Federico, maestro de cultura y de ciencia en América. según la expresión de Vasconcelos; a los ochenta y siete años, está en plena actividad dirigiendo la revista Clío; a la larga historia de sus esfuerzos en favor de su país une otra historia de esfuerzos en favor de Cuba, cuyo Congreso Nacional le ha dado el título de grande amigo de la República Martí lo llamaba hermano, diciendo deberle goce de altura y de limpieza. en la maravillosa carta que la prematura muerte convirtió testamento político.
Desde muy joven, Francisco Henriquez y Carvajal empezó a pensar en los problemas de su patria. De poco más de quince años entró en la Sociedad de Amigos del País y contribuyó a hacerla, en poco tiempo, centro de la vida intelectual. Se inició pronto en la en señanza, y en 1879 fundó, con José Pantaleón Castillo, la Escuela Preparatoria: era el primer conato de plantel moderno, con enseñanza científica sistemátiAl año siguiente, el pensador puertorriquero Eugenio María Hostos funda la Escuela Normal de Santo Domingo, donde la enseñanza moderna tomó carácter oficial, con gran escándalo de conservadores. Francisco Henríquez y Carvajal, como todos los miembros principales de la Sociedad Amigols del País. colaboró con Hostos: aquella campaña renueva y ensancha definitivamente la cultura de Santo Domingo, que vivía hasta entonces de la tradición clásica y escolástica de sus universidades coloniales. De 1880 a 1895, aquel país pequeño fué uno de los mejores campos de experimentación cultural en América.
Hubo más: en 1881, Francisco Henriquez y Carvajal impulsa a su esposa. Salomé Ureña, a fundar el primer plantel de educación superior para la mujer. El plan de Hostos quedaba así integrado en tres escuelas de vasto influjo. En las tres enseñó Henríquez. Entre tanto, dirigía El Maestro, la primera revista pedagógica de Santo Domingo.
Hizo estudios de abogado y de médico en el entonces embrionario Instituto Profesional de Santo Domingo. Eligió, por fin, la carrera de médico, y la completó y perfeccionó en París, de 1887 a 1891. En la Sorbona tuvo maestros que lo distinguieron, como Dieulafoy, y compañeros, como Widal, Hartmann.
Amoedo, Hernández, que fueron sus Dr. Francisco Henriquez y Carvajal Falleció en Santiago de Cuba el de febrero de 1935. Conocia su vida ilustre de esplendoroso civismo; pero ignoraba que ella se reflejara tan fielmente en su arrogante figura de autorizada dignidad.
Verdadero varón de Plutarco, prócer nacido para el mando supremo, no existe, en la historia contemporánea de América, quien le supere en prestancia personal y en virtudes heroicas.
Froylán Turcios ca de Santo Domingo, el doctor Henriquez se traslada a Cuba: en Santiago fijará su residencia definitiva y ejercerá la medicina. De allí saldrá, en 1907, para representar a su país, junto con el 1:istoriador Apolinar Tejera, en la Conferencia Internacional de El Haya; en 1911, para asumir la siempre delicada representación diplomática ante Haiti, la nación fronteriza de Santo Domingo; 1915, para formar parte de la comisión que en Washington da nuevo arreglo provisional a las cuestiones de la deuda pública; en 1916, para intervenir en el Congreso Científico Internacional de Buenos Aires, a donde la lentitud de los viajes lo hizo llegar con retraso.
En 1916, nueva crisis en Santo Domingo. Disensiones internas. Dificultades económicas. Presión de los Estados Unidos. En el pequeño país, medio intervenido ya, se busca modo de oponer frente decoroso a las exigencias del país fuerte; se busca modo de formar gobierno insospechable. En el mes de julio, el doctor Henríquez, en Santiago de Cuba, recibe inesperadamente la noticia de que el Congreso de Santo Domingo lo ha designado presidente provisional de la República. Sale a poner el pecho a la labor más dura de su vida. El gobierno de los Estados Unidos va a entrar en la Gran Guerra, pero mantiene ocultas sus intenciones. Wilson quiere tener seguros todos los caminos del Mar Caribe. Entonces, icon pretexto de supuestos incumplimientos de los convenios sobre la deuda pública dominicana, exige que se pongan bajo la dirección de los Estados Unidos el ejército, la policía, las oficinas de recaudación, los servicios de correos y telégrafos de Santo Domingo. Wall Street, detrás de Washington, acecha la presa económica.
Como el doctor Henríquez no se doblega, los norteamericanos, que ya ejercían vigilancia sobre aduanas y rentas internas, se apoderan de los recursos del gobierno dominicano. El doctor Henríquez y sus ministros, toda la administración, trabajan sin sueldo. así transcurren cuatro meses de largas discusiones jurídicas por demostrar a los representantes de Wilson, el apóstol de la self determination de los pueblos, que Santo Domingo tiene derecho de gobernarse a sí mismo. En noviembre de 1916, como el gobierno dominicano no se avino a declarar abolida la soberanía de su pueblo, los Estados Unidos ocuparon militarmente el país.
Comienza entonces el martirio de seis años del pueblo dominicano, bajo el trato brutal de una soldadesca ensoberbecida. Toda rebeldía provocaba incendios y torturas. Pero el pueblo no cejo: ni un solo momento se admitió que tuviera excusa jurídica la invasión; ni un solo dominicano se prestó a ser gobernante de paja en cuyo nombre administraran los norteamericanos.
El doctor Henríquez se convierte en el presidente errante. Al principio. Pasa a la página 207)
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amigos de toda la vida. Las monografías científicas que allí produjo merecieron elogios.
De regreso en América, ejerció la medicina hasta el día de su muerte, sin otras treguas que las que le impuso el deber patriótico. Llevó a su país los nuevos métodos de la cirugía y de la antisepsia; ayudó a renovar la enseñanza médica.
En 1899, después de grave crisis política y económica, el nuevo gobierno de Santo Domingo, el honrado gobierno de don Juan Isidro Jimenes, llamó al doctor Henríquez al cargo de Ministro de Relaciones Exteriores. Allí concibió el plan de negociar con los gobiernos y los acreedores extranjeros el arreglo de la complicadísima deuda pública que había dejado la administración Heureaux.
En los Estados Unidos y en Europa concertó arreglos en 1901; el Congreso aprobó los de Europa; puso objeciones a los de Estados Unidos, pero años después se vió obligado a reconocer muicho mayor suma que la convenida por el doctor Hearíquez.
En 1993, ante la nueva crisis políti Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica