170 REPERTORIO AMERICANO maldigan a Dios con palabras, pero que no graben blasfemias en sus almas!
Estas cosas, antes que yo las sintió William Blake. El alma de Blake clama en el aire, En mi lecho de soldado, tres tablas y un colchón inmundo, de pajas secas, entre frazadas hediondas a sudores y a orines y cosas peores de quienes antes que yo se cobijaran en ellas, me he echado a descansar. En la obscuridad de la barraca, los ruidos y los malos olores cobran forma. Son gnomos y espectros y duendes y quimeras que se me meten por los oídos y las narices y quieren afearme los pensamientos. Casi logran hacerme odiar a mis compañeros, y por ellos a la humanidad entera.
Dios, qué feos son y fétidos los hombres. estos piojos, jamás acabarán de chuparme la sangre!
Ven tú, Recuerdo, y líbrame. Dime, has estado en León de Nicaragua? Verdad que no ha cambiado mi ciudad? Sus antiguas calles empedradas, que han aflojado los siglos, y de aceras angostas, son como bocas de viejos contadores de cuentos, bocas de infirmes dentaduras y labios enjutos. Cuando pasa una carreta pesada, halada por bueyes pacientes, que viene del monte y trae leña y en la leña los olores del bosque; o cuando pasa un coche tembeleque, que nunca fué nuevo; o cuando pasa alguien haciendo resonar sus pasos en la calle casi desierta; o cuando pasa una perra flaca y tetuda, perra sin dueño, perra mendiga, perra prostituta, y tras ella, en un como desfile militar, seis, nueve, quince perros, y después se oyen sus aullidos, y las mujeres prohiben a los niños que se asomen; o cuando pasa, con luz de muchas velas de esperma y con un ruido tétrico ide campanilla, el viático, y los hombres se descubren y las mujeres se arrebujan en sus rebozos, y todos se arrodillan y se persignan y rezan padrenuestros, y los muchachos hacen fiesta solemne llevando una candela y siguiendo al Señor en Su misión de misericordia; o cuando pasa en prccesión de rogativa, porque no ha llovido, o porque cese la epidemia, Nuestra Señora de las Mercedes, en unas andas rudas que llevan al hombro unos hombres de camisa, hediondos a güaro, de paso desigual, que hacen bambolearse la imagen, entonces las calles han hallado su lengua y me hablan. Oh, las historias que me cuentan! La tragedia de la vida, el horror de la muerte, la fealdad de la iujuria animal, y por sobre todo, la bondad infinita del cielo. las campanas de Catedral! de la Catedral de León! Yo las he oído a cua.
tro leguas, camino de Poneloya, repicar alegremente al mediodía.
Esa vez recuerdo que detuve el rucio para oír mejor, y busqué sombra y no la hallé sino escasa bajo un jícaro que estaba cuajado de orquídeas Los árboles donde arraigan las orquídeas nunca son frondosos, pronto se secan y no dan sombra generosa.
Yo seguí rumbo al mar, para hablar con el mar, y menos me fatigaron el eso mostrar debilidad física ninguna, sol y el polvo que ese pensamiento. Des que sus padres prefirieron no enviarlo a de entonces, Dios sabe cómo he lucha la escuela, dándole en cambio, dentro do por no dejar que arraiguen ni en mi de sus limitaciones pecuniarias, la educuerpo ni en mi alma las orquídeas. cación más esmerada en casa; y por suLas orquídeas son los malos deseos puesto sus primeras lecturas serían tro.
engañosos que florecen en la carne y zos bíblicos y las sugestivas e inquienos chupan la sangre; son los malos tantes páginas del místico sueco que a pensamientos que nos agotan la volun la sazón estaba en su apogeo. Estas intad.
fluencias no tardaron en dejarse sentir Esto, antes que yo lo supo William en el poeta niño; ya en 1765, a la edad Blake. El alma de Blake llena la noche de ocho años, decía ver a todas horas y ha apartado al Recuerdo de mi lado. apariciones extraordinarias: Dios asoBarraca de oficiaies.
mándose a la ventana de su aposento, Winchester, Hants, Inglaterra.
los árboles del patio florecidos de ángeMarzo, 1919.
les; y más tarde, hasta su muerte que acaeció, en Londres también, en 1827, y Su locura profetas, arcángeles, ángeles, demonios y las ánimas de poetas, de parientes y William Blake nació en Londres, en de amigos, se le aparecían de continuo donde residió la mayor parte de su lary con ellos platicaba con mayor desenga vida, el 28 de noviembre de 1757, a fado que con los vivos y en su compa.
mediados del siglo más fatuo, en poeñía se paseaba por el campo, que en la sía, de la historia literaria de Inglateciudad se hacían menos distintos y farra, el siglo de Pope. Su padre, aunque mero mercader no muy acomoda regiones del otro mundo, cielo e infiermiliares los espíritus, y a veces visitala do, parece haber sido nada vulgar, pues no. En por lo menos una memorable tenía serias preocupaciones espirituales, ocasión, dos de los profetas fueron conindicio siempre de un elevado concepvidados suyos. En una carta a su queto de la vida que no hacen menos ni la ridísimo amigo. John Flaxman, escripobreza ni la ignorancia ni la humildad bía, bajo fecha de setiembre 12 de 1800, del rango social a que se pertenezca, y que, había aceptado ardientemente las revelaciones de Emanuel Swedenborg; de Milton me amó en mi niñez y me modo que el pequeño William se crió mostró su cara; Ezra vino a mí con en una atmósfera de misticismo propiIsaías el Profeta, pero Shakespeare, en cia al desarrollo del carácter singular mi adolescencia, me tendió su mano; con que le dotara Dios. Era tan sensiParacelso y Behmen se me aparecieron; arriba en los cielos se me han tivo e imaginativo de pequeño, sin por aparecido terrores: comenzó la Guerra americana; todos sus negros horrores pasaron ante mis ojos, rumbo a Francia, a través del Atlántico; entonces, envuelta en espesas nubes, comenzó la (Viene de la página anterior)
Revolución francesa; y mis Angeles me Vienen llenas de azul, de ensueño y de deshora han dicho que viendo semejantes visiolas vagas brisas de otros mundos.
nes, no podría subsistir en la tierra si no fuese por mi conjunción con Flax¡Cuán distante, cuán distinta es esta voz man, que sabe perdonar mi nervioso temor.
del gran poeta de los ecos que la siguen La locura de Blake todavía se discuy de los ecos de ecos y de tantas y tantas te.
reminiscencias pálidas! Pero lo que hoy queSu personalidad literaria, de dibujante y de pensador, se ha impuesto deremos insinuar es que ese verso que hemos finitivamente en el arte moderno y en glosado antes de ahora, las vagas brisas de las modernas corrientes filosóficas, y la otros mundos. condensa un ars en poétiQuien no orea sus palabras con vaidiosincracia de su genio ha sido tema gas brisas de otros mundos, quien no las hade largas disquisiciones desde hace inás de medio siglo. Tratemos de comprence venir del otro lado de la vida no es poeta derla.
y si tan sólo un rapsoda o un simulador del Ya en 1800, cuando Blake tenía 43 que ni hablar se debe.
Gracias a Juan Ramón Jiménez por estas años, el visionario se confesaba de tecuatro versiones de William Blake del Ar mor nervioso; temor, que el miedo es bol de verano. El tigre. La rosa enfer otra cosa, aunque en su niñez las apama y El niño negro. El idioma del poericiones arrancábanle gritos de espanto.
ta de Estío y de los Sonetos espirituales Partiendo de esta nerviosidad que teneha estado sobre el crisol, al fuego más tieni. mos sabida. se debería ella a su locura po que el del poeta de Songs of experience. o su locura a ella? Yo soy de opinión Uno, en todo caso, el español, ennoblece esta que la locura era la causa y no el efecvez al otro. Para caracterizar la música de to de su temor nervioso, el efecto fílos líricos ingleses se los ha llamado hijos de sico, como su gran poesía era el efecto arcángel y de sirena. En cuerda, metal o intelectual madera, William Blake ha encontrado Supongamos que errando por los munnuestro idioma, gracias a Juan Ramón Jimé dos llegásemos a uno de tal manera nez, la sinfonía que encontraba; pero busca constituído que fuese igual al que poba aún en el suyo.
Ni Dante Gabriel Roseblamos excepto solamente en que sus tti, ni Swinburne honraron a su compatriota habitantes tuvieran cuatro sentidos en con más nobleza que ahora el andaluz uni vez de los cinco nuestros, faltándoles el versal, a quien agradecemos su cortesía rende la vista, pero estando los demás a didamente tal grado refinados que les sirviesen paUn presente.
ca.
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