REPERTORIO AMERICANO 281 CASTELAR, ORADOR Dos comentarios En la colección de Vidas esPor MIGUEL DE UNAMUNO pañolas e hispanoamericanas del De Ahora. Madrid.
siglo xix (Espasa Calpe, ha publicado Benjamin Jarnés un niuy significante estudio sobre Castelar, hombre del Sinai. que así se titula el libro. Muy significativo de la actitud de la juventud actual, de la generación del siglo xx frente a los hombres del xix, y representada por uno de los más representativos, más comprensivos y más agudos de los de esta generación. Mi impre.
sión de intermediario Castelar fué de la generación de mis paares y Jarnés lo es de la de mis hijos es de que Jarnés se encaró con Castelar llevando todos los prejuicios de sus coetáneos respecto a éste y a su tiempo espiritual y según ha ido estudiandolo y dejandose ganar del espiritu castelarino ha ido rectificando esos prejuicios, mas sin deciarárselo del todo a sí mismp.
El personaje se le ha ido imponiendo como a mí se me impuso el Augusto Pérez de mi Niebla. de aquí las tan vitales, tan fecundas, tan sugestivas contradicciones que rebosan del excelente libro de Jarnés.
Ya en el título nfismo,. hombre del Sinai. aparece el feEmilio Castelar cundo prejuicio. al principio de la obra dice Jarnés de la personalidad castelarina. que no es lo mismo que Castelar. eh?
esto: Yo en él veo, ante todo, un gran escritor. Después, su elocuencia, su oratorio polítics, y de otros órdenes. Escritor?
Por MAXIMO SOTO HALL No, sino orador por escrito. Cas De La Prensa. Buenos Aires. Stbre, 11 de 1932.
telar no escribió sus discursos, pese a las apariencias, sino que No sabría decir ni soy juez jo diverso aspecto, era la misma habló, pronunció sus escritos. No competente si la juventud a que que Castelar despertaba en Espaconoció la espontaneidad, no fió yo pertenecí era más vibrante que fia. Su exuberante verba lírica, nunca su oratoria a la improvisa la actual. La de hoy, en cierto su prodigioso derroche de fantación. dice Jarnés. ¿qué es im modo, me parece indiferente y sía árabe, su mágico juego de la provisar. Es que no improvisó fría. Quizá los planos de expansio. paradoja, su devoción a la libersus cartas, tan oratorias? Jarnes han cambiado y se escapen a tad de los pueblos, sus gestos en nes: Cuentan de él que iba des mi espíritu de observación. LO la vida politica, su misma caída parramando por las tertulias ji que sí puedo asegurar es que los con actitud soberbiamente desderones del próximo diseurso. jóvenes de entonces, en América, fiosa para la fuerza armada, nos yo: es que lo iba improvisando, y sentíamos por los grandes hom arrastraaban hacia el tribuno gano en el papel. cuando escribía bres de nuestra época, sin distin ditano que en aquellos días llevahablaba con la pluma. Como San ción de raza ni país, una admira ba en su diestra, sin disputa de rita Teresa, aunque con otra retó ción que en nuestras almas toma val, el cetro de la elocuencia en rica: alicantina y no avileña. El ba las proporciones de un culto. el mundo. Era, como se diría hoy, escritor el específico escritor, La muerte de Hugo nos conster en el imperio de los monarcas sin era Valera, a quien tan a menu nó como una inmensa y propia corona, el rey de la palabra.
do acude Jarnés; Valera el crí desgracia. Las jóvenes liras ame Fácil es comprender, midiendo tico, el escéptico, el de la zumba, ricanas despidieron al empera esa reverencia, que a mi llegada a que, aunque sintiera la poesia dor de la barba florida. con un a Madrid en 1893 fuera una de hasta compuso poemitas en ver himino que era algo como una ele mis grandes ilusiones conocer a so no la hacía. también a gia coral, como una magnífica Castelar. Quiso la desgracia paValera el escritor, el escéptico, el marcha fúnebre. Darío, entre sus ra mí, que el día en que me cito zumbón, se le impuso Castelar versos de corte antiguo, dedicó el para recibirme, fuera el mismo en como se le ha impuesto a Jarnés. mejor de ellos al poeta que en que celebraba su onomástico don Se habla a las veces de retórica La leyenda de los siglos. cantara Alfonso XIII, y mis obligaciones contraponiéndola en cierto modo con su candente estrofa, al tur diplomáticas, como secretario de la poesía. No Jarnés ogaño, bulento Momotombo.
la legación de Guatemala, me lla.
creó, como ni antaño Valera. Si La seducción que Hugo desper nvaban a palacio casi a la misma se refiere el juicio a esa quisico taba en nosotros, en Francia, ba(Pasa a la página siguiente)
se que llaman, poesía pura, pase, pero la poesia pura es como el agua destilada, impotable agua es lo que nos apaga la sed y no H20 como el oro puro que Lo Se amoneda porque se gasta.
ría. El agua potable necesita saies y el oro acuñado aleación de cobre. La retórica es sal y cobre para la poesía, la hace vividera y la acuña: No esperamos de Castelar. dice Jarnés ningún acto elocuente por sí mismo. Qué no? Aparte de que sus grandes oraciones fueron actos una de ellas su artículo El rasgo. sus actos de gobierno, politicos, fueron elocuentísimos. siguen hablándonos. Ya lo vereros.
Al principo de su penetrante estudio de escritor Se ocupa. Jarnés, siguiendo informes de Charles Benoist, en la voz de Castelar. Singular acierto, seguro sentido del escritor. La voz! Pero la voz espiritual; lo intimo del verbo; el son por el que se va a la visión, el soplo o espíritu por el que se va a la idea. Dos veces le oi yo yo que os hablo de esto a Castelar; una siendo yo nozo, en el Paraninfo de la Universidad de Madrid; le oí materialmente y olvidé luego el timbre físico de su voz. Pero volví a oírle, y esta vez el espíritu de su voz, en Elda, donde él se crió, cuando al tener yo que hablar en la celebración del centenario de su nacimiento, hube de recitar, leyéndolos, algunos de sus más sentidos e intimos recuerdos de ñez y mocedad. Sentí que su espíritu encarnaba en el mío, en mi voz su voz. una vez más comprendí todo el sentido reconaito de aquellas palabras con que se abre el Evangelio de San Juan, Ce que Dios era el Verbo y en el verbo estaba la vida y la vida es la luz de los hombres. El verbo, la palabra, llevado por el son, el espíritu. por el son a la visión, lo repito. Vi la Elda espiritual por el son castelarino. Castelar me representó a su pueblo. Un actor? Sin duda. su vida acción. In gran actor actual, un gran político y orador, ha ha.
blado del placer de crear. yo acosé: el placer de crearse. de recrearse. el placer de representar a su pueblo. y de representarse. Castelar no escribió para el teatro. El pueblo para Castelar era público, nos dice Jarnés. para qué hombre público no lo es? El pueblo que no es público está fuera de la historia; no tiene espíritu humano. como gran actor Castelar se nos aparece nos lo dice Jarnéscomo un Narciso. El público es su espejo, no siempre terso y claro. Jarnés aprovecha mucho y muy bien cierta autobiografia en Castelar Impresiones personales Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica