Democracy

156 REPERTORIO AMERICANO ble de saberse y sentirse él mismo. así, desde el fondo de la prisión, canta a una estrella argentina como lo haría desde su rama matinal un ave de leyenda. así también, a través de las rejas hostiles, ve alzarse el perfil de Jesús lleno de gracia y aprende la consoladora enseñanza del perdón. Voluptuoso de todos los sentidos ha comprendido ahora la suprema y divina voluptuosidad de perdonar: refugio quimérico. 1914, 1919, 1924 son las fechas de los poemas de la torre. En horas de desaliento, que también llegan en el lento crepúsculo, cree que es mentira el cuento oriental que ha vivido en América y entonces dice desoladamente: El Hijo del Rey no vuelve a pasar.
de América, en las Mil y Una Noches de América, en el libro de su vida que es, también, una historia abreviada de América. Entonces neira desfilar a los toros en una procesional marcha litúrgica, baña en el río donde acecha el caimán a los briosos caballos que descienden de los que trajeron los conquistadores, hace volar a la garza inmaculada o, desde un automóvil que bordea abismos, siente esfumarse en el camino un enigmático rostro de mujer. En el vértigo de una alucinante pesadilla, un tigre salta sobre el lomo de un caballo; y en silencio de la selva, turbado apenas por el canto de un ave, otro tigre se pasea con graves, lentos, blandos pies. Tal vez, hermana mía, eso que nos parece maldad sólo es tormento.
Pero, sobrecogido por su responsabilidad de poeta y profeta, piensa en la epopeya de América, en el romancero Prisionero vive en una cárcel de amor, en la que Jesús vigila la puerta cuyos barrotes hacen misericordiosamente la señai de la cruz. En un rincón de sombra y de retiro llegan a visitarlo todos los grandes calumniados de la Historia. Limpio de vanidad, siente la alegría de haber encontrado su alma e iniciar, como un niño, nueva vida.
Sin decirlo, su canto melancólico anuncia el alba. Triste y fuerte, sereno como una fuente, espejo del cielo, sabe recoger la belleza del mundo y devolverla, trémula de música y de color, en versos que expresan cristalinamente la esencia de su espíritu. Se funde con la intimidad de su alma la naturaleza bravía de una tierra virgen que tiene en él un verbo resonante y estremecido de su maravilla.
Lejano está el tiempo en que el poeta publicaba libros impresos en tinta azul y conjugaba el verbo amar con un impetuoso fervor dionisiaco. Sigue diciendo: Omisión de un no La hubo, y lo sentimos, al finalizar el discurso del Dr. Solón Nuñez que publicamos en el número anterior, pag. 135, columna zra.
El párrafo completo: Señor Presidente, Señoras, Señores: Permitidme que os trasmita el saludo cordial de la más exigua de las Repúblicas del Continente; de 600. 000 habitantes distribuidos en 50. 000 kilómetros cuadrados de tierra fecunda, profusamente irrigada, que el sol mima con lo mejor de sus rayos, sin sofocarla jamás; y el saludo cordial de su mandatario, don Ricardo Jiménez Oreamuno, tres veces Presidente de la República, en períodos no consecutivos, y cuya personalidad, como decia el ilustre rector de la Universidad de La Plata, don Joaquin González, al hablar de Sarmiento, es como la corteza del árbol, que se adapta a todas las edades y crece y se vigoriza con el tiempo. así van surgiendo historias y leyendas de plantas, volcanes, lagunas, ciudades. Así nace la sinfonía de unos trajes femeninos que ciegan con su llamarada policroma y acarician voluptuosaniente el oído con su frufrú interminable en su delicia paradisíaca. Después de esta feérica fiesta de los sentidos vuelve el poeta a preguntar por su espíritu que en hora primaveral cantaba: Mujer: Tú fuiste a modo de un pájaro marino caído en la desnuda cubierta de mi nave.
El viejo Lobo Enamorado que pide piedad a Caperucita, el poeta que se sintió anacrónico hasta decir: Mi verdadero presente es el pasado INDICE El arte es todo vida, la vida es toda amor.
sigue todavía buscando el propio camino perdido y clama transido de angustia mística: quién sabe en donde esté más de lo que estoy en mí.
El paralelo con Whitman que el mismo inició un día con un grito de raza y que el profesor norteamericano lleva a sus últimos extremos, puntualizando sus analogías y diferencias, podría encontrarse justificado en toda su verdad en estos dos versos del poeta de Briznas de Hierba: Soy grande. Contengo multitudes.
Aquel que toque mi libro tocará a un hombre.
ENTERESE ESCOJA Rogelio Sotela: Rimas serenas. Selección de poesías: 1914 a 1934. 05. 00 Bohardilla. 00 Lion Fenchtwanger: La duquesa fea. 25 Anatole France: Páginas escogidas 00 Luis Franco: Nuevo Mundo 00 Fabio Siallo: Cuentos frágiles. 00 Vera Figner: Los reclusos de Schlusselburgo 00 María Enriqueta: Del tapiz de mi vida. 50 Manuel Diaz Rodriguez: Sangre patricia. Novela. 00 Harry Domela: El falso Príncipe. 25 Armando Donoso: Nuestros poetas. 00 Arturo Cancela: El cocobacilo de Herrlin Una semana de holgorio El culto de los héroes. 00 Luis Cané: Mal estudiante. 00 Luis Cané: Tiempo de vivir 00 Blaise Cendrars: Las confesiones de DanYack. 50 Mariano Antonio Barrenechea: Excelencia y miseria de la inteligencia. 00 Arturo Borja: La flauta de Onix 00 Solicitelos al Admor del Rep; Am, De este íntimo combate han de surgir nuevos libros del poeta, que nos revelen hasta el fondo la historia de su alna. El gran lírico es digno del gran épico y se confunde con él en una grávida plenitud armoniosa. Desde su Torre de Cristal puede dar el grito de su hermano Rubén al acercarse, con el cabello gris, a los rosales del jardín. Mas, es mía e! Alba de Oro!
Honra y gloria nuestra será para siempre la de que, desde este último rincón del mundo, lance el poeta sus libros que han de leer dos continentes para cerrar con áurea magnificencia e!
ciclo literario abierto en esta misma tierra por un joven poeta de Nicaragua que se llamó Rubén Darío.
Ambos se entregan a vivir su destino. Si uno, idílica y bíblicamente, se dedica a cantar a la democracia, el otro, leal a sí mismo, quema antiguas adoraciones y se inicia en el culto de los héroes, de las voluntades fuertes y de las personalidades egregias. Con diferente genio individual recogen la inspiración de paisajes distintos. Pero uno y otro, en versos varoniles y libres, dan vida perdurable a la esencia de su tierra de su raza. Juegos maravillosos de ritmo, color y música, los poemas de José Santos Chocano son la herencia espiritual del viejo imperio, que como los persas, adoró al sol.
Verticalmente, sin inquietud ni duelo, el poeta otea el panorama del mundo desde su torre de cristal, abierta para dar paso al amor. Cada cinco años nace un nuevo canto de gracias a su Teñimos en 28 colores. Además en Negro y Blanco.
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