92 REPERTORIO AMERICANO El Monumento a la Madre Por EMILIA PRIETO Envío de la autora. Costa Rica y febrero del 55 LO Francisco Zúñiga y su boceto, desechado, para el Monumento a la Madre enUnas cuantas personas se pusieron de acuerdo y formaron una asociación aquí que se llamó Junta pro monumento a la Madre. Nada de raro hay en la iniciativa que los reunió ni tampoco nada de muy admirable; la idea de erigirle un monumento a la madre es sencilla, inofensiva, muy de nuestro medio.
Sin embargo, leyendo en estos días un libro de Amanda Labarca, me contré en unos datos estadísticos que presenta, la tristísima realidad de que Costa Rica ocupa en lo que a Mortalida Iniantil se refiere el segundo lugar en los países de América, y al leer eso me pareció comenzar a encontrar una relación evidente de contraste entre es te hecho y el otro a que me referí en el principio de estos renglones. Una nota aparecida en un Diario de Costa Rica de estos días, según la cual, el problema de dicha mortalidad se hizo mayor en el 34, le da más gravedad al caso. entonces, creemos urgente considerar la idea que sobre la madre y la maternidad prevalece en nuestro medio, porque es siempre el tono ideológico y sentimental de los hombres y los pueblos lo que crea dilemas y situaciones.
Para esto nada tan oportuno como leer lo que en contra de la elección de la estatua de Zúñiga para los fines del monumento, se ha venido diciendo en diversos artículos que han aparecido en los periódicos. Los reparos que le hacen, quienes la descalifican, corresponden a personas que tienen de la madre un concepto perfectamente anacrónico.
Aun insisten en la exaltación de ese tipo maternal semítico y resignado, que se va perpetuando en épocas de larga decadencia en contra de lo que sería una concepción vigorosa de madre, de tipo inteligente, que se define en actitud fuerte de estudio y responsabilidad ante el problema de cualquier orden que se le presenta y que de la ternura y la gracia, hace virtudes conscientes.
La madre que sufre y calla y perdona indefinidamente como una derrotada, o la señora que ha llegado a matrona en virtud de los múltiples frutos de st!
vientre, no nos dan soluciones. Es a la mujer vigilante, sana de cuerpo y espíritu, a la vez tierna y severa, dulce y serena, a quien hay que pedírselas. Por eso he creído que una realización artística como la de Zúñiga, en la que se encarnan todas estas sugestiones con esa fuerza de las cosas vivas dentro de las cualidades estéticas a las que se han referido con grande acierto nuestros mejores conocedores, tiene el valor de Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica