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REPERTORIO AMERICANO 57 Las más eminentes representaciones Martí y Lenin de Montecristi, tanto como las Bases del enl de la reacción en Cuba, el ABC y el Partido Afirmación Nacional. ambos en trance de desintegración, quieren poner de moda, con la intención torcida que se supondrá, cierto clisé perturbador. Martí contra Lenin. En carteles callejeros, en lemas, en artículos, en dibujos, en propaganda radiada, están popularizando la absurda consigna. Con ello se pretende movilizar la cálida adhesión que siente el cubano por el hé roe de Dos Rios contra el sentido cla.
sista de la teoría de Marx, por Lenin llevada a triunfal culminación.
Hay que reconocer cierta capacidad demagógica a nuestros reaccionarios Por lo menos. se dan cuenta cabal de dos cosas: de que la devoción apasionada que inspira la figura dramática de José Martí. hombre romántico, liberal y democrático. puede ser puente hábil para que sus admiradores abracen.
empujados por la magia de su verbo, un ideario político inactual. Saben ademas abecedarios y afirmistas que, por razones históricas que en seguida veremos, hay en Cuba posibilidades magníficas para los confusionismos fructuosos. Los pescadores de río revuelto poseen una pericia especial para enturbiar todas las aguas. De otro modo no picaría ningún pez. Con nuestra manigua ideológica está pasando lo que con la otra. que su tropical desarreglo parece hecho para ocultar toda clase de oportunistas y simuladores. Por eso interesa de vez en cuando abrir trocha franca y derecha.
Si al hacerlo salen a luz ciertas posturas poco honorables no será por culpa del chapeador.
Persiste en Cuba, como en pocos parajes del Continente, el nacionalismo retrasado, griton, formal y palabrero que encienden y alimentan a cada minuto los líderes de la reacción. Patriotismo de mano al pecho, himno bayamés y referencia emocionada a lo libertadores del 68 y del 95. Claro que los que tal patriotismo fomentan acuden a mediaciones yanquis cuantas veces conviene a sus ambiciones de poder, visitan la Embajada para obtener la venia de sus actitudes y articulan leyes encaminadas a acallar, entre rejas y balas, el clamor íntimamente popular que quiere una independencia nacional que, sin recuerdos a Mal Tiempo y Las Guásimas ni zalensas a Mr. Caffery, ofrezca el pan de todos los días. El patriotismo. la independencia cubana, interesa a los abecedarios en lo que les es conveniente: en cuanto adormece, con mirajes al pasado, urgencias inaplazables de la masa miserable. se olvidan de la patria y de la soberanía. dándole el mando de lo nuestro al Embajador de Washington. tan pronto la agresión a nues tra personalidad nacional supone un reforzamiento del estado económico colonial en que asientan su condición de privilegiados.
Si no existieran razones profundas para ello nada podrían los jefes de la reacción en su interés por dar cuerpo robusto a ese patriotismo huero e ineficaz. Cuba ha vivido, como se sabe, retrasadamente su evolución política.
Partido Revolucionario Cubano obras martienses dicen bien a las claras Por JUAN MARINELLO cuáles eran las orientaciones centrales De Masas. La Habana, Cuba de la República que se forjaba en la manigua: libertad, fraternidad, igualdad, otra vez. Es decir, que Cuba, al trasponer el siglo xix, andaba deslumbrada por los mismos ideales políticos que enardecieron a los franceses al tramontar el siglo anterior. La gran palabra de Carlos Marx no había sido dicha para nosotros, isleños americanos formados no ya cn la Enciclopedia ni en Victor Hugo sino en las traducciones castelarianas de uno y otra.
Sería infantilismo censurable volvernios iracundos, a estas alturas, contra nuestros padres mambises porque no oyeron en su día las afirmaciones irrebatibles del Manifiesto Comunista. La verdad es que no podían oirlas. El marxismo era entonces una teoria políticoeconómica, no un motor de la inquietud social. Cierto que hombres avisadísimos advierten para nuestro caso, desde antes de 1900, la inutilidad del esfuerE. Valkeunon zo heorico de nuestros insurrectos y el anacronismo flagrante de su postura.
José Ignacio Rodríguez profetiza José Martí buena parte el obligado fracaso de la Dibujo de Valderrama obra martiana. Y, cuando un grupo de cubanos distinguidos se acerca a Paul Lafargue. mulato de Santiago de CuDejó de ser colonia española para ba y yerno de Marx, como se sabeserlo estadunidense. casi un siglo des éste hiela el entusiasmo de los comisiopués que las tierras hermanas del Sur.
nados al expresarles con rudeza agresiEso determinó un sostenido anacronis va que le interesa más el resultado de mo en los criterios políticos de sus malas elecciones en el último barrio de Pasas realizadoras. Cuando en otras Rerés que la independencia de Cuba. Pepúblicas hispanoamericanas se habían ro si los postulados marxistas no eran advertido ya las grietas insondables del ponderables en la política de Francia, ídolo democrático, cuando hombres de ¿podrían serlo en una islita antillana?
excepción habían lanzado el alerta soAdviércase, por otro lado, que teníamos bre la fuerza definitiva del capitalismo muy cerca un ejemplo de grandeza definanciero, Cuba se lanza a su última mocrá:ica que debía, por fuerza, polaguerra contra España. Esta guerra terizar las miradas y los anhelos colectivos nía su guiador, su pensador, su filósoio del cubano: los Estados Unidos, que político, en José Martí, El Manifiesto daban, para el observador normal la impresión del triunfo decisivo del ideario francés de 1789. El propio Martí anota, en sus crónicas maravillosas sobre la vida yanqui, los perfiles viciosos que el capitalismo inserta en la vida política de Norteamérica, pero, idealista impenitente, fía en que la propia democracia curará sus dolencias. Como para él lo determinante en el proceso histórico no es lo económico sino lo moral, se afirma cada día más en la creencia de que el sentido político del anglosajón que es, en definitiva, una eficaz moral colectiva. se sobrepondrá a los excesos del dinero. Y, hombre sincero y de preocupación desasosegada por el mañana cubano, propone a sus compatriotas, con las naturales diferencias locales, el modelo yanqui en lo que tiene de buena cristalización del credo igualitario y liberal.
Una larga meditación sobre el pensamiento político de José Martí nos ha llevado a la conclusión de que no es un creador de formas nuevas. La capacidad innovadora, genial, de nuestro gran hombre cae en el terreno artístico. La ausencia en Martí de una interpretación Ulyanov Lenin personal, inédita, del proceso social en Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica