José Carlos Mariátegui

REPERTORIO AMERICANO SEMANARIO DE CULTURA HISPANICA Tomo XXX San José, Costa Rica 1935 Sábado de Marzo Núm. 10 Año XVI No. 722 SUMARIO Atahuallpa, epónimo del incario Rafael Heliodoro Valle Vidas no paralelas.
Qué hora es. Primicia de Oro de Indias.
Lectores de español Miguel de Unamuno En el bicentenario del nacimiento del Goicoechea Leemos el libro del puertorriqueño Antonio Pedreira: Pierre Louys, poeta helénico. Insularismo Juan del Camino El oso y la abadesa Balsamera Salarrué El testimonio vivo La crisis del Espíritu en Costa Rica y la Escuela de Derecho Marcel Bonhomme Máximas y mínimas Díez Canedo Roberto Meza Fuentes Rafael Lozano Francis Viele Griffin Jorge Zalamea Masaryck Atahuallpa, epónimo del incario Por RAFAEL HELIODORO VALLE Envío del autor. México, Febrero, 1935 El Inca Atahuallpa, último ey del Perú Así como la presencia en retorno de Quetzalcoatl marca un límite para la más alta cultura que el Occidente invasor encontró en la América del Norte, la nahoa mexicana, la del mito de Vic rzcocha Pachaya Chachic explica la tragedia de la que fué la más pura culminación de la dinámica colectiva en Sud.
América precolombina. este hilo fascinador es el que nos guía, como en las etapas de un laberinto histórico de dramática singular, al leer la biografía de Atahuallpa, el epónimo del incario, el representantivo de una muchedumbre teocratizada en que todo concurría a la anulación de la individualidad. El biografo, Benjamín Carrión, el esclarecido escritor ecuatoriano que tantas esencias occidentales lleva en su espíritu, sin haber perdido el matiz ancestral que de parte del indio lleva en sangre y cultura, no nos da solamente en este libro la imagen de una divinidad humana en que se encarnaban las virtudes universalistas del pueblo incásico, sino que nos ofrece, tal en un friso con tres símbolos, las figuras de Huayna Capac y de Francisco Pizarro.
Poseído del entusiasmo que todo escritor tiene cuando se deja absorber por un tema, Carrión quiso hacer una tarea perdurable que, si lleva una arquitectura estilística muy airosa, tiene los cimientos consolidados en las crónicas clásicas de la conquista del Perú: Agustin de Zárate, el Inca Garcilaso, Fernández de Oviedo, Prescott, González Suárez y dos de los espíritus analíticos que mejor se han adentrado en la interpretación de nuestra América: José Carlos Mariátegui y Waldo Frank.
Es así como el trabajo emprendido por este hombre de letras, aduce testimonios veracísimos y busca en el documento de plenaria fidelidad los motivos más seguros para dejar en albedrío a la imaginación Un esquema de la cultura que fué el máximo esplendor de las tierras que sojuzgó Pizarro, explicando en grandes líneas lo que fué aquella organización social y económica, es el primer capi No tuvo el incario altas manifestaciones del espíritu para el mensaje y la palabra: Israel sin Pentateuco ni Psalmos; India sir. Mahabarata; Grecia sin Homero y sin Esquilo; Anáhuac sin Netzahualcóyotl. Pero el espíritu indígena se expresó. además de las artes de la piedra, el barro y los metales en la estética de la conducta humana, trasunto de su ética vital. Etica no igualada hasta entonces en la historia del hombre, porque como ninguna, era parte de una superestructura jurídica construída sobre el basamento de justicia e igualdad social, relativamente más perfecto de los hasta entonces conocidos y practicados.
Toda la dramaticidad del incario en los momentos en que se fragmenta, ya en vísperas de la llegada de Pizarro, aparece tratada con diáfana sencillez en este libro que tiene el sabor de una novela vitalizada por raíces de realidad; y ese momento trágico, que equivalió al cumplimiento de un destino ineluctable.
sólo adquiere un color específico, cuan.
do entran en discordia don Diego de Almagro y aquel capitán que fuera, antes de servir entre la chusma del gobernador Darién, un porquerizo que se habría quedado sumido en lo anónimo si no lo arrastra la aventura hacia litorales del Sur En esas páginas es donde, especialmente, la técnica de Carrión biografo se ostenta en su más fina calidad, y a pesar de que no olvida un solo momento que el tema central es el bastardo del rostro grande, hermoso y feroz. no puede menos de ser avasallado por la prestancia del caudillo que en.
contró idénticas circunstancias favorables a las que hallara en el Anáhuac su primo don Hernán. Sólo que Carrión cuando alude a Pedrarias Dávila, cicatero y rapaz. no llega a los extremos en que se sitúa Octavio Méndez Pereira en su libro El tesoro del Dabaibe (Panamá, 1934) cuando repite la afirmación de Blasco Ibáñez que, refiriéndose al descubridor del Pacífico, aseguró que Balboa era superior a Cortés y a Pizarro.
tulo de esta obra en que resplandecen páginas que son de un artista que se nutre en la viva erudición: Cultura sin rueda, sin arado: el incario fué edificador de una prosperidad material incontestable: agricultura eficaz; red de caminos unificadores y civilizadores; arquitectura sólida, sin recargo ornamental, pero imponente, grande; artesanía inaravillosa para tratar. en lo útil y en la paramental. el sílex, el oro, la plata, el barro, las plumas, la lana y la madera. Sería interesante intentar una relación comparada entre la cultura material del occidente europeo en los siglos xiv y xv y la tahuantinsuyana de ese mismo tiempo: dentro de la necesaria relatividad histórico geográfica y dentro de la contemplación de los diferentes criterios ordenadores de la conducta humana que regían coetáneamente en las dos zonas del mundo: no creemos que nuestros aborígenes llevaran una parte muy desfavorable. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica