340 REPERTORIO AMERICANO una ternura nueva de la naturaleza; los dulces sapos, los zapallos de plantas conmovedoras, todos los olvidados y despreciados objetos.
Cada libro de Neruda es verdaderamente un nuevo libro. Lo agudo de su fundamental inquietud y los inusitados movimientos de ésta, crean también poemas de inusitada forma. No parece sino que cada libro fuese una nueva tentativa artística, con lo cual veríamos reducirse el arte nerudiano al juego intrascendente de los puros artífices y tendríamos que asimilarlo al virtuosismo intelectual de la deshumanizada poesía, si no viésemos cómo cada nuevo libro es etapa.
nueva de su profunda experiencia vital; extraído verdaderamente del hondón de su entraña; parido con auténtica angustia. Su obra final nos afirma en la esperanza de la inminente revalorización de la vida equilibrio de términos que los mejores de hoy van creando, bien que su arte pueda simbolizarse más bien con esa imagen de su tarea, que el poeta, con una simbólica per.
sistencia, usa: la espada. Lucha, no equilibrio; apenas ansia de alcanzar. Hoy, únicamente los tontos son equilibrados. Neruda conquista para la historia del espíritu un nuevo sentido de la naturaleza, y más que eso, del cuerpo del hombre y de lo erótico, lo sexual. Para los que creemos en un inminente Renacimiento, esto se nos ofrece como un signo. En todo Renacimiento cobra de nuevo el cuerpo y la vida todo su integro valor, pues sólo revitalizando la vida puede hacerse ésta apta para las nuevas formas del espíritu. En la poesía de Neruda la metáfora que eleva al arte lo sexual, educada y purificada en sucesivas deshumanizaciones, recibe su autonomía ar.
tística; pero vive llena de un profundo temblor humano por ser el de Neruda un corazón apasionado, romántico, y, sobre todo una profunda masculinidad expresándose.
Neruda crea un nuevo sentido de lo erótico, sano, viril, lleno de nueva significación vital. Finalmente, afirma la autenticidad de la tarea, que ha realizado como un deber original. No es éste el diletante que nos da cada libro con el mismo escaso criterio de la responsabilidad que hace el ingenioso y el agudo frente a los fandiliares escandalizados. Neruda es el poeta para quien el arte es un deber original, fatalidad, destino.
Noticia bibliográfica: Crppusculario. Paenda de 1919. Ed. 1923. II Ed. 1927, Editorial Nas.
cimento, Santiago de Chile.
La Canción de la fiesta. 1921. Edi.
ciones Juventud.
El Hondero Entusiasta. Poema de 1923 24. Publicado en 1933 sólo como un documento valido para aquellos que se interesan en mi poesía (Advertencia del autor. Veinte poemas de Amor y una canción desesperada. Primera edición, junio de 1924. II, julio de 1932. Edit.
Nascimento.
Tentativa del hombre infinito. 1926.
Edit. Nascimento.
Anillos (en colaboración con Tomás Lago. Prosas. 1926. Editorial Nascimento.
E! Habitante y su esperanza. Novela. 1926. Nascimento.
Residencia en la Tierra. 1933. Edit.
Nascimento Edición limitada de 100 ejemplares con firma del autor.
La editorial Cruz y Raya. Madrid. Ediciones Arbol, en el Acabóse de 1934 incluye una segunda edición de Residencia en la Tierra.
Ha escrito Neruda crónicas en la Revista Claridad de Santiago, 1920, y en El Mercurio, diario de la misma ciudad.
Poesías de Pablo Neruda Selección y envío de Azofeifa. De Residencia en la Tierra, 1925. 1931. Nascimento. Santiago de Chile.
UNIDAD Sea, pues, lo que soy, en alguna parte y en todo tiempo, establecido y asegurado y ardiente testigo, cuidadosamente destruyéndose y preservándose incesantemente, evidentemente empeñado en su deber original.
Hay algo denso, unido, sentado en el fondo, repitiendo su número, su señal idéntica.
Cómo se nota que las piedras han tocado el tiempo, en su fina materia hay olor a edad, y el agpa que trae el mar, de sal y sueño.
ANGELA ADONICA 5 Hoy me he tendido junto a un joven pura como a la orilla de un océano blanco, como en el centro de una ardiente estrela de lento espacio. Me rodea una misma cosa, un solo movimiento, el peso del mineral, la luz de la piel, Se pegan al sonido de la palabra noche: la tinta del trigo, del marfil, del llanto, las cosas de cuero, de madera, de lana, envejecidas, desteñidas, uniformes, Se unen en torno a mí como paredes.
De su mirada largamente verde la luz caía como un agua seca, en transparentes y profundos círculos de fresca fuerza.
Trabajo sordamente, girando sobre mí mismo, como el cuervo sobre la muerte, el cuervo de luto.
Pienso, aislado en lo extenso de las estaciones, central, rodeado de geografia silenciosa: una temperatura parcial cae del cielo, un extremo imperio de confusas unidades se reune rodeándome.
Su pecho como un fuego de dos llainas ardía en dos regiores levantado, y en doble río llegaba a sus pies grandes y claros.
Un clima de oro maduraba apenas las diurnas longitudes de su cuerpo llenándolo de frutas extendidas y oculto fuego.
SIGNIFICA SOMBRAS ¿Qué esperanza considerar, qué presagio puro, qué definitivo beso enterrar en el corazón, someter en los orígenes del desamparo y la inteligencia, suave y seguro sobre las aguas eternamente turbadas?
TANGO DEL VIUDO ¿Qué vitales, rápidas alas de un nuevo ángel de sueños instalar en mis hombros dormidos para seguridad perpetua, de tal manera que el camino entre las estrellas de la muerte sea un violento vuelo comenzado desde hace muchos dias y meses y siglos?
Oh Maligna, ya habrás hallado la carta, ya habrás llorado de furia, y habrás insultado el recuerdo de mi madre llamándola perra podrida y adre de perros, ya habrás bebido sola, solitaria, el té del atardecer mirando mis viejos zapatos vacios para siempre, y ya no podrás recordar mis enfermedades, mis sueños nocturnos, mis comidas sin mildecirme en voz alta como si estuviera allí aún, guejándome del trópico, de los coolíes coringhis, de las venenosas fiebres que me hicieron tanto daño y de los espantosos ingleses que odio todavía.
Tal vez la debilidad natural de los seres recelosos y ansiosos, busca de súbito perndanencia en el tiempo y limites en la tierra, ta) vez las fatigas y las edades acumuladas implacablemente Se extienden como la ola lunar de un océano recién creado sobre litorales y tierras angustiosamente desiertas.
Ay, que lo que yo soy siga existiendo y cesando de existir y que mi obediencia se ordene con tales condiciones de hierro, que el temblor de las muertes y de los nacimientos no conmueva el profundo sitio que quiero reservar para mi eternamente.
Maligna, la verdad, qué noche tan grande, qué tierra tan sola!
He llegado otra vez a los dorrțitorios solitarios, a almorzar en los restauranes comida fria, y otra vez tiro al suelo los pantalones y las camisas, no hay perchas en mi habitación ni retratos de nadie en las paredes. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica