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262 REPERTORIO AMERICANO Comentarios a la conversación comprender por qué no debería hacer Stalin. Wells a mnana. De Leviatán. Madrid. Febrero de 1935 (Véanse las dos entregas pasadas) Wells replica su vicja y querida cabeza. Hasta el punto de apagar por completo el meSe me ha preguntado si tenía algo nor rumor de cuanto está aconteciendo que añadir a esta discusión en torno a en torno suyo.
mi conversación con Stalin, y si que Desde luego, yo no considero mi viría replicar a Bernard Shaw. Mas, da mental como una cuestión de que. quién podría contestar Bernard darme al pie del cañón. Me parecería Shaw? Ha adquirido, por costumbre y igual a empantanarme en el lodo tercapor prescripción, el privilegio femeni mente (1. Mas sí estimo que en esa no de lanzar sin freno asertos incohe mi vida mental he seguido persistenterentes. Fluye el torrente de interpremente una misma senda. Nunca consitaciones caprichosas y desfiguradas y deré el fabianismo ni su antagonista de hábiles insinuaciones; uno se enco insurreccional, el marxismo a los ge de hombros. Soy Clissold, soy Pon que, según parece, Shaw se tragaba siderevo, soy cualquiera cosa menos yo multáneamente en aquellos gloriosos mismo; soy mezquino, soy vanidoso: tiempos pretéritos del fabianismo. cono soy un caballero. Si eso a Bernard mo la culminación de la sabiduría huShaw le ha de hacer más feliz, que así He evolucionado con mis tiem(sea. Lo ha dicho una y otra vez, de pos. Desde que empecé a exponer las hermosa manera. afirma también que ideas que en mi fermentaban en Anticambio de parecer y voy dando volte.
cipaciones y El alimento de los dioses, retas, que soy un cobarde tránsfuga y he seguido desarrollando constante y un contemporizador, al servicio de lo progresivamente mi concepción de un que impere en el momento. iy quién grupo fundamental de hechos contemsabe si no ha logrado creer hasta poráneos: el cambio de escala y de alcance en las condiciones humanas, la eso! Pero. por qué repite todos sustitución de los trabajos rudos y peesos tópicos acerca de mi personalidad cuando había otras cosas mejores que riosos y las modificaciones necesarias comentar? Tuve una conversación con en las ideas, costumbres e institucioStalin; y también tuvieron otra Shaw nes que pueden y deben seguir como consecuencia de todo ello. Shaw se ha y lady Astor, pero no conozco ninguna quedado tan valientemente al pie de reseña oficial de este otro encuentro.
ese cañón suyo, que, a pesar de los Sólo he oído las observaciones de Staesfuerzos educativos sinceros, afectuolin acerca de él, y no estoy autorizado sos y llenos de respeto que he descria publicarlas; no puedo siquiera estato en mi Autobiografía, él no se ha dablecer una comparación y trazar el do nunca cuenta ni siquiera de la macuadro inverso. Es que fraternizaron nera más elemental, de lo que significa los tres sobre la idea de la lucha de ese cambio de escala. No entiende en clases? Así lo barrunto. Escuchó absoluto de esas cosas, y temo que ya Shaw? El dice que yo no escuché lo no las entienda nunca. Es posible que que me decía Stalin. Pero. es que cree yo, como él dice, me sienta poco disalguien que Shaw fuera capaz de es puesto a escuchar lo que ya he oído cuchar lo que Stalin le decía a él. Le antes; mas por todo cuanto atañe a los dejó a Stalin colocar alguna palabra? fines intelectuales, su egotismo suscepEn torno a aquella conversación ha tible y defensivo y su tendencia a dramantenido Shaw un silencio extraño a matizar levantan un clamor tan grande, sus costumbres.
que él se ha quedado prácticamente La mofa despreciativa que Shaw ha sordo como una tapia.
ce del Club de Galsworthy se Ese concepto del cambio de escala me antoja un tanto depravada. El como realidad de primaria importancia Club es una organización peque en los asuntos contemporáneos es tan ña, ambiciosa, que apenas si llega a ser amplio y fructífero en sus direcciones, cuatro veces más numerosa, solvente y que a su lado esa mezcolanza rara de ienombrada de lo que era la Sociedad apetitos, suspicacias, envidias, temores.
Tabiana hace treinta años. Pero no odios y errores, que todo junto consti.
presume de lo que no tiene, y lucha por tuye la idea de la lucha de clases, pala libertad de expresión, y me alegro rece tan grotescamente anacrónica, en de haber podido serle útil después de cuanto sistema de motivación, como el muerto Galsworthy. No quiero defen miedo a la brujería, que también este der al No quiero defenderme último impulsó en su tiempo a grantampoco contra ninguna de estas co des masas de seres humanos hacia la sas. lo sumo aludiré únicamente a violencia bienintencionada y la atroz mi curiosidad por saber qué es lo que injusticia. Hasta el propio Stalin tiese imagina Shaw que fueron esos mane que realizar un esfuerzo consideraravillosos cañones. a cuyo pie se ble para aferrarse a esa idea, ex officio; quedaron tan valientemente él y Webb y por fines tácticos Shaw la profesa en aquellos famosos tiempos de Clif porque es absolutamente incapaz de ford Inn. Parece que esos cañones (1) Juego de palabras intraducible con las exsiguen retumbando victoriosamente en presiones stick to his guns. stick in the mud. etc.
cosas de esa índole.
Todos hacemos, unos más, otros menos, cosas de esa indole, y ¡qué lástima es! En verdad no puedo creerle ignorante del hecho de que se viene evaporando, de modo constante, la ilusión representada por la lucha de clases. El espíritu humano, tan superior a las personalidades que impulsa, evoluciona hacia realizaciones creativas de la categoría más amplia, y esta herencia pendenciera de las edades de escasez queda reducida a algo sin importancia, incluso allí donde se extiende todavía. El darse cuenta de la inspiración que hay en las posibilidades humanas, el comprender las promesas gigantescas que se están abriendo camino a través de las confusiones de la realidad contemporánea, da a estas pequeñas tentativas de lucimiento, a nuestros intentos de ridiculizar y empequeñecernos mutuamente, el aire de algo lastimoso. son, en efecto, algo lastimoso. Qué seres más mezquinos habremos de parecer a los ojos de las generaciones venideras! Aquí nos tienen, a Shaw y a mí, cercano ya el fin de nuestras vidas, y sin encontrar nada mejor que hacernos sino esto: zarandearnos el uno al otro. Es ridículo sentir el afán de rivalidad y de comparaciones personales pasados los sesenta y cinco años.
Es evidente que alborea un nuevo modo de vida para nuestra especie. Una multitud de gente lo está vislumbrando confusamente, y dentro de poco grandes multitudes lo vislumbrarán con toda claridad. Es una posibilidad hoy; mañana será un objetivo manifiesto.
Son miles los que están cooperando en ello, y nadie puede ir danzando delante y gritar. Este movimiento mío! Cegados por las tradiciones, los convencionalismos, celos, patriotismos, prejuicios, la malicia autoprotectora y el amor propio, nosotros, los de la generación que se va, marchamos a tientas hacia ello, casi sin querer. El ataque de Shaw contra mí y mi propio resentimiento mal reprimido me han llevado a pensar, con cierto desasosiego, si no es que ha llegado ya la hora de irnos.
Acaso estén haciendo los jóvenes, recato, más de lo que nos agrada imaginarnos.
Y, sin embargo, tengo la sensación de que más vale que me quede todavía un poco, aunque no fuera más que para decirle, a la salida, a este triste dogma de la lucha de clases: Usted primero!
es con Shaw continúa ¡Orden, señores, orden, por favor. No echen en olvido sus buenos modales internacionales. Cuando me pidió el director de The New Statesman and Nation que escribiera un comentario a la reseña de la entrevista entre Wells y Stalin, me di perfecta cuenta de que no me pedía que atacara a Wells Se trataba de un acto público, hasta diré que de un acto europeo pues ambos interlocuto Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica