322 REPERTORIO AMERICANO nas, estilo. Son estas palabras del propio Baroja que, aun cuando presume de descuidado y de antigramatical, tiene sus libros llenos de retazos de su teoria del arte literario, con los que, alguno de sus comentadores, podrá rehacer algún día la doctrina, nada liviana, de su Estética. añade: Cuanto más exacta sea esa relación, mejor. Yo creo que aquí debe pasar como en un retrato que es mejor como retrato (no como obra artística) cuanto más se parezca al retratado, no cuanto más bonito sea. Asi, el hombre sencillo, humilde y des.
cuidado, tendrá su perfección en el estilo sencillo, humilde y descuidado; y el hombre retórico, al.
tisonante y gongorino, en el estilo retórico, altisonante y gongorino. El hombre alto, que parezca alto, el flaco, flaco y el jorobado, jorobado. Así debe ser. Las transformaciones cie chatos en narigu.
dos están bien para los institutos de belleza y otros lugares de farsa estética y popular, pero no para el estilo.
Hace años que tengo anotado este párrafo como clave de la estética literaria de Pío Baroja y en parte de su psicología; también, como argumento contra los despropósitos que han venido circulando acerca de su estilo, de su léxico y de su supuesto an.
tiacademicismo. Es evidente que Baroja es el propio hombre sencillo, humilde y descuidado de las palabras transcritas; el es.
critor de la calle, en la que ocurren, junto a las gestas teatrales, manipuladas e insinceras que lue.
go nos cuentancomo historia verdadera, los historiadores, esos sucesos sencillos, humildes y descuidados en los que, en verdad, reside la conciencia profunda de la humanidad en cada fase de su historia; y que son los que él gusta de rocoger y perpetuar.
Como en su tiempo hicieron los novelistas de la picaresca más historia de España que los histo.
riadores oficiales, así Baroja deja en sus libros una documenta.
ción más exacta y fundamental de la España de nuestro tiempo o, al menos, de un aspec.
to de nuestra Espan gue la que se consigna en los diarios de las. Cortes, en los articulos de fondo de los periódi:03 y en las crónicas altisonantes de la vida política y social. precisamente, el acierto Supremo de don Pío Baroja na sidc el referir esa entraña de la vi.
talidad española, difundida en el subsuelo anónimo de la calle, con su propio módulo expresivo y no con un lenguaje inventado, literario y, si se quiere, académico.
El crítico, el erudito, el pedante, podrán hacer reparos, con la gra.
mática en la mano, a los diálo ro lo mismo podría haber ocu el que muchos años después iba gog maravillosos siempre ma. rrido en todas las demás. Baroja, a su casa a anunciarle su elecravillosos de exactitud con que en cambio, es esencialmente anti. ción, como gusta de referir nues.
hablan los personajes de Baroja; teatral; y la versión humara ge tro autor, en una de esas escepero el hombre de la calle los nuina que nos da en sus libros, tan barojianas, de admirales con fruición porque sabe que es justamente en el diálogo don. ble expresividad, en las que un es así, y no de otro modo, como de alcanza su mayor precisi5n y Giálogo de tres líneas y la evohabla él mismo; con la misma realidad.
cación, en dos palabras, de un fuerza espontánea y también con Yo declaro que los diálogos de paisaje, dan la impresión absolu.
las mismas incorrecciones; ben Baroja me entusiasman, en plean ta de esos instantes de nuestra ditas incorrecciones, signo de vi do una de sus expresiones favo vida, que apenas turban su su.
talidad; porque sólo es correcto ritas. Porque a Baroja, entre pa perficie y en los que, sin embarlo que no tiene vida. Incorreccio réntesis, las cosas no le gustan go, se anuda el pasado con el por nes, además, que serán, muchas o le disgustan, sino le entusias. venir. La sensibilidad para cap.
de ellas, correcciones futuras; man o no le entusiasman. Esta tarlos, a su paso fugaz, es una porque el habla popular camina. palabra entusiasmo. con la de de las altas cualidades del nove por ventura, a la vanguardia del farsa y farsante y con la ex lista vasco y fuente principal de lenguaje literario y éste no es presión un tanto que antepore su poder emotivo.
otra cosa que el poso estructura. a casi todos sus adjetivos, te. El mpisngo Azorín, en varios de do y ya un tanto muerto, que de miendo siempre comprometerse sus contentarios a las novelas de ja tras sí la viva fermentación. un tanto ridículo. un tanto Baroja, cuando éste no había los sin reglas posibles, del alma de exacto. etc. serán las que grada aún su plena consagralas gentes, en su medio más ge. más veces encuentren escritas en ción popular, se revolvió más de nuino de expresión que es la pa su obra los eruditos futuros gue una vez contra la supuesta ru.
labra hablada.
escriban y comenten su vocabu deza Viteraria de Baroja, encoEn este sentido, la superiori. lario; y en ellas se resume, co. njiando la relleza expresiva de cad de Baroja sobre otros gran mo podría demostrarse, lo más sus diálogos y, sobre todo, de sus des literatos de su época, es in. genuino de la psicologia de su paisajes como aquellos de la cuestionable, incluso sobre el mis autor. Pero esto nos llevaria a Busca. de Mala hierba y Au.
mo Galdós, de quien soy tan apa otro tema y hemos de volver a rora roja. verdaderos descubri.
sionado. Alguna vez, el leer jui su diálogo que a mí, repito, co mientos de los suburbios de Ma.
cios de Baroja sobre Galdós, que mo hombre de la calle, porque Grid y de su campiña desolada, no he creído justos, he cerrado eso soy yo y no crítico, me pa no sólo como hallazgo de una un libro suyo con malhumor; que rece expresión precisa de un mo. realidad eterna pero antes no visse desvanecía, por cierto, al ins. mento determinado de la evolu. ta, sino como técnica insupera.
tante; porque una de las carac ción del alma popular.
Ahora ble de su expresión, en pincelaterísticas de la obra barojiana es bien, el alma del pueblo no pue. das brevísimas, pero a las que el fenómeno constante, sin duda de decirse que sea académica; ya no había nada que añadir. Con no buscado ni, acaso, apetecido porque es más que eso, es pre. razón alababa Andrenio los apun.
por él, de que mientras perdura acadéntica, crisol perenne de laz tes maravillosos de paisaje de la emoción estética de su lectura, perfecciones futuras.
puerto, tan antados por nuestro sus asperezas se desvanecen en Si la Academia no es, como novelista. Un capitulo de Baroel ánimo del lector sorprendido y creen algunos, una tertulia de ja es, con frecuencia, una lucha en ocasiones agraviado, sin hue. gentes relamidas, sino un centro tremenda de pasiones, encarna.
lla de rencor. Don Pío Baroja. de estudio y de trabajo, donde se das en personajes llenos de ásda su por más que ha hecho, no ha locauce científico, que es pero claroscuro que parecen agi.
grado nunca ser verdaderamente tangbién necesario, al caudal vivo tarse en un mundo irreal. Solo terrible; y alguna vez estudiare y en perpetua transformación del en la última linea surge la indimos en qué consiste esta difetesoro de nuestro idioma, cau cación del escenario un solar, rencia, que hace mortal, en unos dal que nace a borbotones revoun descampado, una callejuela, hontbres, un gesto y, en otros, lucionarios en las entrañas del un tugurio, un crespúsculo, un inofensiva una agresión deser pueblo, y del cual recibe todavía cielo plamizo; y basta, ella sofadada y directa. Los que más después de canalizado, constanla, para poner un fondo de reaquerendos a Baroja hemos leído tes y necesarios afluentes que re.
lidad cósmica insuperable a ia muchas nuevan vitalidad, es indudaveces páginas atroces, comparsa hunxana.
que ha escrito contra cosas de ble que nadie habrá menos antiLo terrible de las anécdotas es nuestra máxima respetabilidad.
académico, en este sentido proque la gente propende a definir Tal, en mi caso, contra Galdés fundo, que el gran novelista al por ellas las cosas; y, casi siem.
Pero es evidente que los persoque dedicamos estas reflexiones.
pre, son y por eso son anécdotas, najes de Galdós, también de los baches o fugas de la línea habi.
estratos humildes de la vida, cu. Lo de antiacadémico, aplicado a tual del curso de las cosas mis.
ya alma, cuyo pergeño físico y Baroja, es, pues, una farsa sin mas; el reverso, muchas veces, cuyo ambiente describió cor: inimportancia, de la que, a decir de lo normal; y en la vida de los finito escrúpulo y conocimiento, verdad, ha sido él mismo el prin. hombres, la expresión, precisacuando hablan, no lo hacen con cipal inventor. Gómez de la Ser mente, de lo que no son y de lo una exactitud semejante, sino na, en una de las críticas más que quisieran ser. Claro está que con notorio artificio: el artificio, perspicaces sobre nuestro autor lo que se quiere ser es una parsin duda, del teatro, donde es recuerda que éste, hace ya mu.
te importante de la personalidad, inevitable el convencionalismo. chos años, exclamaba: Está visen cuyo material entra por muEn cada novela de Pérez Galdos cho todo lo que se desea y se to que no seré nunca diputado ni hay una obra dramática frustraacadémico. Diputado no, claro frustra; pero sólo una parte y da. En varias, que se represen es; pero el primer libro que pu. llena, por cierto, de turbadores taron después, como El ahuelo. blicó Baroja, Vidas sombrías. espejismos. De aquí la irrealidad Realidad. etc. el diálogo es el era ya su primer paso para ser radical de gran parte de las bio.
mismo en las dos versiones, diá. académico No en vano fué el grafias y de las descripciones de logo para ser dicho en el esce mtismo Azorín, que le elogió de pueblos, porque el viajero, conto nario, desde que se escribió; pe. recién nacido en los escaparates, el historiador, tan parecidos en Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica