REPERTORIO AMERICANO 343 Figuras Sus infancias: Don Manuel Cossío De El Sol. Madrid Cincuenta años tiene esta habitación grata, confortable, en cuyos muros grandes óleos se acompañan de luz.
Exactamente a como la tenía don Francisco Giner de los Ríos, el siempre compañero presente.
Cuando en ella se entra, la historia nos coge el corazón sin decírnoslo en voz alta, y ya estamos penetrados de trascendencia.
Fina cabeza blanca, azules ojos alegres, el espíritu con la noble belleza del rostro. Al llegar cerca del maestro, un verso viene a la memoria. Cuando cojo este libro se me ponesúbitamente limpio el corazón.
dos los rinconcitos de la geografía española.
Interrogado sobre su infancia, don Manuel declara haber sentido el deseo de fijar el primer recuerdo de su vida, el momento en que se halló a sí mismo.
Cuidadosa fué la búsqueda y hermoso el hallazgo en elevado diálogo con el Espíritu. Se vió muy pequeño, tres años, en la plaza de Fuente del Céspert (Burgos. alrededor suyo se apretadan muchísimos niños; miraban todos extasiados a un gran barreño lleno de agua sobre cuyo cristal el sol se oscurecía lentamente.
Qué hacía aquel gran sol en el agua, don Manuel ha querido averiguarlo.
Un discípulo, astrónomo ahora, encontró la razón: en 1860 hubo en España un eclipse total de sol, cuyo estudio atrajo gran número de comisiones extranjeras. este es el primer recuerdo, la primera luz de la infancia del maestro. través de su vida, precisamente el esfuerzo continuo y fervoroso ha ido siempre en busca del sol; y porque lo vió apagándose en aquel pueblo de la provincia de Burgos sobre un agua quieta y fiel, la aspiración ha sido y es encenderlo, mantenerlo vivo, Signo del que amaneció a la conciencia ante un eclipse, es que su fe y su trabajo por la humanidad hayan estado en mediodía resplandeciente. Qué recuerdo más hermoso que el cita do cabe dentro de una infancia. Siempre que se coge la palabra del maestro, que se viven unos momentos en su estancia inolvidable, sale más limpio el corazón a esta ineludible tarea de vivir.
Como un árbol y desde el sol. Ancha existenciu, tranquila, sin islotes de angustia!
Por esta vida ejemplar, España, todos los que la conocemos, te hacemos votos de fidelidad y superación. Está el alma asomándose al agua donde Dios enciende y apaga su sol. Cerca de don Manuel Cossío se nos queda, como al poeta Juan Ramón con su libro, súbitamente limpio el corazón; que un libro o una voz por igual lavan de externas fealdades el alıra ciega de fe.
Al dejar al maestro se cree ya en todo lo dilícil de la vida; y todavía más en lo bello, noble y puro.
Quedaron fuera de la estancia, al pie del retrato de don Francisco Giner cuando niño, la asperezas que arrugaban nuestra alma, hechas por las asperezas de lo hostil. Por algo este salón.
donde tantas músicas se han oído, donde tantas voces autorizadas han ido fraguando generaciones de seres conscientes, tiene su propia circulación y armonía. Aquí hay ſe en mañana, serena confianza que viene desde la nunca interrumpida juventud de los maestros.
dignísimo que puede y nos da mayor luz para nuestra juventud!
Dijo don Manuel sonriendo: Yo no tengo angustia; yo estoy tranquilo. La tranquilidad de un árbol: del olmo, que ve pasar cielos y vientos. Tendría angustia un olmo? no es que no me pregunte, que no piense; pero sin angustia. Ni optimismos ni pesimismos: serenidad. Cuando se vive en serio se está tranquilo.
Se nos ensanchó la frente oyendo tan hermoso credo de vida, de continuidad. hemos querido buscar en la memoria Manuel Cossío Dibujo de Oroz del maestro el punto inicial de su conciencia: su propio niño, el que va guardado dentro del alma y en nombre del cual don Manuel ha ido mandando millares de libros, de equipos de muchachos entusiastas; cines. discos, a to¡Magnífica edad la del hombre Apelamos al testimonio.
Carmen Conde (Viene de la página anterior)
mación radical queriendo hacer vivir a las juventudes dentro de ese espíritu mezquino que estigmatiza Giner de los Ríos. Es bueno romper maraña. la que nus ha envuelto, la que sigue envolviéndonos es tupida. Rompanyos maraña. No ahoguemos juventudes los que tengamos obligaciones de respeto.
No las hagamos pusilánimes y agresivas a la vez. Son por naturaleza combativas. Pues librémoslas de vulgaridad. Que se lancen al combate. De ellas es el combate. El error es apocarlas y volverlas hipócritas. Que yerren muchas veces Es preferible el yerro al eqnilibrio. Hacer equilibrio es fácil.
Pero humilla, llena de animalidad. En las palabras de Giner de los Rios hay estímulos para hacer crecer saludablemente a las juventudes. Giner fué de los grandes educadores, de los que lucharon fieramente en un medio que necesitaba lucha día a día. No son Jiferentes estos medios. por eso su ejemplo es también grande. Lo damos hoy a la meditación del lector que quiera meditar.
El Pardo, febrero de 1935.
Dr. Tijerino LA CONCHITA Frente a la Segunda Sección de Policia Fábrica de CACAO de Superior Calidad.
Enfermedades respiratorias, gástricas y genitourinarias CRONICAS Elaborado para complacer el gusto más exigente. Pídalo al telef. 3952 Contiguo a la pulpería El Dollar Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica