REPERTORIO AMERICANO 35 Quiere Ud. buena Cerveza. Selecta Tome No hay nada más agradable ni más delicioso.
Es un producto Traube e ingenua sencillez, a veces hasta la pobreza.
Hombres de un solo traje y un abrigo raído.
Camisas de tela basta (las de Francisco costaban seis reales. a diario mudadas. Don Francisco tenían que recogerle el sueldo sus familiares, porque si no lo distribuía. Era una emocionante delicia oír justificarse al genial viejecito como niño cogido en picardía. Pero, mira Manolo, te aseguro que no era posible otra cosa! Unas veces era el anciano, otras la mujer o el niño, o el audaz pedigüeño. Más de una vez, Francisco, en sus visitas, fué dirigido hacia la escalera de servicio por porteros nada sagaces. siempre subía sin discutir, para evitar el vulgarísimo ¿por quién me toma usted. y también para que el pobre hombre no pasara mal rato. Su aparición en la cocina de una casa, donde tal vez la señora se ajetreaba ultimando la comida preparada en su honor, dió motivo a finos y humorísticos comentarios.
En ese ambiente de distinción y humildad vivió Cossío. Junto a él conversé por primera vez con un lord, y aprendí a valorar el arte popular (en realidad, a los veinte años, allí lo aprendíamos casi todo. Ese gusto por lo popular era, desde luego, deleitosa contemplación de las raíces hispanas, en las que tendría que apoyarse todo sustancial renuevo. Mas en la afición por el folklore latían además las vibraciones del pensar romántico: culto del cacharro ingenuo, del bordado precioso en el que una mano aldeana resoba temas milenarios, sin tiempo y sin patria, como un eco de los profundos senos en donde se alberga el romántico Volksgeist.
La única colección de estudios sobre el folklore de España, que en aquel tiempo hubo y que hoy no tiene sucesión, fué la fundada por Antonio Machado, padre de los insignes poetas; pues aquel esfuerzo se incubó en el espíritu hispanófilo y popularista de la Institución, a la que Machado, en 1880, bajo el seudónimo de Demófilo, dedica su Colección de enigmas y adivinanzas. y en donde se menciona al laborioso profesor de la Institución Joaquín Costa. que allega datos de su Ribagorza.
La filosofia romántica Schelling, Krause fomentaba el amor a toda singularidad, a la fascinante singularidad de España, pueblo, arte, carácter, paisaje. Decía Francisco: El día que España esté a la altura de su paisaje! En él se creaba el enlace fecundo de la naturaleza y el espíritu hispanos. Goce sin más de la naturaleza, categoría de inutilidad, de valor por que sí; templados en tal goce, que es una creación, se aprendía a amar el quehacer que no lleva al examen, ni a la nómina; plus vital, lujoso, que justamente por no servir para esto. hace posible esto y aquello. El talento decía Francisco, oscilando su cabeza curtida por todos los aires. sirve para tantas cosas!
Tarea enorme la emprendida por aquellos hombres, enorme sobre todo si tenemos a la vista el ambiente de hacia 1880. Luego ha sido fácil incluso hacerles objeciones, y echar de menos muchas cosas. Mas piénsese, imagínese lo que era la sociedad de entonces, la gente de la calle, la universidad, las escuelas, las letras, las ciencias, la cursilería aldeana, la impermeabilidad en suma de un mundo opaco. Ante la política y la vida no cabía sino dejarse absorber por la vulgaridad, o aislarse fieramente, si se poseía el medio de hacerlo. quien osara formular la terrible pregunta de Larra. Dónde está España. le respondían como en las ventas antiguas al preguntar qué había de comer. Lo que vuesa merced traiga. Había, en cierto modo, que inventar y situar a España, comenzando por renunciar a la España visible e inmediata. Una grave ingeniería del espíritu. Si Giner y Cossío se hubieran abandonado a lo usual, habrían poseído en seguida lo que se brinda incluso a cualquier mediano talento. Habrían sido ministros; e ingresados en la fanfarria de la Restauración, hubieran conocido todo eso que se llama éxito: lucir junto al peluche los cortinones, el aplauso de la Cámara, tresillo con la aristocrata, temporada en Baden Baden, etc.
Habrían servido de testigos al hilillo de progreso que se filtra casi sólo por las rendijas de la historia, y poco más. Todo eso, sin embargo, habría sido hacer que hacemos, arar en el agua, y renunciar al tesoro de posibilidades que se lleva dentro, a cambio de triunfos y vanidades de escasa monta. Giner ha dicho maravillosamente: Las fiestas del espíritu son las únicas que no conocen lunes. Autonomía, alto señorío de uno mismo, destello estoico, pero sin renuncia de cuanto en el mundo significa alto valor. Ascetas para unas cosas, mas no para otras.
La mesa de Giner y Cossío, sencilla y pulquérrima, albergaba junto a sí a gentes a tono con aquel ambiente refinadísimo. Entonces el invitar a esa humana cosa que es platicar sutilmente en torno al pan de la cordialidad, representaba una aventura para la clase media, que solía mirar la invitación a comer no como un acto llano, sino como un estropicio familiar y estomacal. El aristocratismo de Giner y Cossío, muy influídos por ciertos contactos británicos, practica la conversación espiritual en torno a la mesa; ellos realizan la misión delicada, llena de trabajo y de responsabilidad, de acoger al extranjero de distinción que aparecía por Madrid, sin saber a qué puerta llamar, y que lograba así una impresión de España muy distinta. No se sabe hasta qué punto ha sido fecunda esta callada acción patriótica, realizada, como todo lo que hacían, sin darle la menor importancia. La salita de la Institución, con sus muebles casi de celda, ha recogido los ecos de la vida europea más exquisita. La universal curiosidad de aquellos hombres hacía posible su relación con personas de las más distintas valías. Sería un placer demorarse en detalles. Mas no es posible.
Grafitos Por MANUEL GONZALEZ PRADA Del próximo libro Grafitos. Envío de González Prada. Paris. 16, julio, 1935 la falsa religión Ya flota en la inmensidad Que me dé felicidad, El esqueleto de Dios.
Yo prefiero la verdad Que me parta el corazón.
Ella me dice no; mas yo pensando En cómo me lo dice, digo ¿cuándo?
Figura de los hombres cuánto engañas!
Primavera en el rostro; en las entrañas, Decrepitud, Invierno y telarañas.
En tu presencia, el hombre, oh Creador. Acusado será o acusador?
Ese Dios que nunca siente El clamor de cuantos gimen, Es el cómplice del crimen el testigo indiferente.
Somos la ciega máquina impulsada Por viejos, ancestrales egoísmos: Al abrazar a la mujer amada Nos abrazamos a nosotros mismos.
Denle fuerzas al carnero degüella al carnicero. Puente alaba Juan el maldiciente. Mas. contra quién alaba Juan a Puente?
Midamos la bondad de lo vivido Por beso dado y beso recibido.
De las turbas populares Nada esperes ni te fíes: Tienen sueños de marmota despertares de trigre. De qué dicha vas en pos Oh mezquina Humanidad?
Es una cosa santa El polvo levantado por su planta. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica