Imperialism

REPERTORIO AMERICANO 51 Quiere Ud. buena Cerveza. Tome Selecta No hay nada más agradable ni más delicioso.
Es un producto Traube ruinas. Son muchos los países que envían café a los Estados Unidos y como la factoría es Puerto Rico para Puerto Rico es el sacrificio. El día que hayamos cometido el crimen de exportar el café sólo a los mercados yanquis halagados por precios altos del momento y obligados por tratados comerciales, ese día será el comienzo de la ruina de la industria cafetalera. Puerto Rico es un espejo.
Veámonos en ese espejo. Para que nos podamos ver es que habla el puertorriqueño denunciando las desgracias en que lo tiene sumido el imperialismo yanqui. Por los pueblos de la América debe circular para que lo lean millares y millares de almas preocupadas lo que cuenta el puertorriqueño a quien no ha podido quebrantar la iniquidad del imperialismo yanqui. Así abriremos los ojos. Porque es necesario abrirlos y no volverlos a cerrar jamás. Cada día el imperialismo yanqui nos invalida más. Ahora con el segundo Roosevelt la maniobra es la concesión. El suelo es entregado vilmente. Con cualquier pretexto damos leyes para que las organizaciones que el imperialismo yanqui mantiene distribuidas por la América se de inmensas extensiones de tierras, o cierren las rutas aéreas, o cojan los mares. El imperialismo sabe cuánto valen tierras y mares. No lo saben estos pueblos y dan al imperialismo por nada sus reservas, las reservas por las cuales llora hoy en sus desgracias el puertorriqueño.
Pensemos en Puerto Rico.
No es ruina lo que el imperialismo yanqui ha metido en el alma del puertorriqueño.
Es rebeldía y decoro. Inmensos alardes de civilización ha hecho ese imperialismo en la Antilla nuestra. El puertorriqueño no se ha descastado.
Juan Antonio Corretjer es un ejemplo varonil. Con el puertorriqueño estamos.
Se está forjando un pueblo en las prisiones Las cárceles se han convertido en Ateneos Por CARLOS REYES Envío de Julián Petrovick. Lima, Perú. Noviembre de 1935 puede cortar a tajadas. Sin embargo, ningún aprista flaquea ni pierde su buen humor, sobre todo los fajistas, esos bravos muchachos que, apenas alborea el alba es tan mezquina como en cualquier cueva entonan los encendidos cantos de su partido. Es hora de Diana. levantarse muchachos. pasa la voz de orden alguno de ellos. cantan. cantan llenos de esperanza y de fe. Poco más tarde hacen, por turno riguroso, la limpieza de estos calabozos medievales.
Luego hacen ejercicios físicos y respiratorios. Tenemos que cuidarnos para servir a nuestro partido. me indica uno de los más viejos con un acento de profundo convencimiento.
De a 11 el más preparado dicta una conferencia o una clase. Los demás escuchan en un silencio que ni las moscas se atreven a romper. la clase sigue la hora de discusión. Jamás una frase descompuesta entre ellos que son hermanos en el dolor. como se llaman, y a la verdad que son como nunca lo han sido los hombres! las once y media reciben el rancho, una comida de perros, en latas de conserva. Ante esta escena pienso cómo los hombres pueden encanallecerse tanto, pero también pienso que a pesar de ellos en las cárceles se está forjando un gran pueblo.
Me llamó la atención, entre todos estos presos, un hombre de unos cincuenta años de edad, enflaquecido pero con unos ojos brillantes. Vestía una camisa de percala y un pantalón de algodón, ambos raídos. Llevaba los pies descalzos. Me acerqué a él y le hice varias preguntas. supe que era de Iquitos, que tenía 14 meses de prisión y que no poseía más ropa que la que llevaba encima. Los motivos de su prolongada prisión? Ni él mismo lo sabe! Es a prista, y eso es todo. No es nada, compañero me creyó compañero. el Jefe ha estado 16 meses y quizá en peores condiciones.
Así habló ese hombre, que es un místico del aprismo, arrancado desde la zona tórrida del Amazonas para sepultarlo en ese tétrico frigorífico!
Sólo de incógnito y extraoficialmente se puede visitar las prisiones de Lima y Callao, que en la actualidad encierran poco más de mil presos políticos, en su mayoría, sino en su totalidad, apristas de todas las edades, desde adolescentes hasta viejos, y de todas las clases sociales, menos, por supuesto, de la aristocracia.
La mayoría son proletarios. Médicos, abogados, ingenieros, profesores, escritores y empleados completan la cifra.
Las prisiones más importantes por su historial policiaco y por la cantidad de presos que guardan entre sus muros implacables son las siguientes. El Frontón. una isla a cinco millas de Callao, a la que envían a los presos comunes sometidos a rigor; el Real Felipe. fortaleza en la que opuso tenaz resistencia en la guerra de la emancipación el general español Rodil, la misma que se utilizó para defender la república del último intento de reconquista de los españoles, el año 1866; el Panóptico. principal penal peruano en el que epilogaron su gobierno casi todos los presidentes; la Comisaría del Sexto. la antes famosa Comisaría de Ate de trágico recordatorio; y por último, la Intendencia situada en la Casa de Pizarro. por lo tanto, inmediata al Palacio de Gobierno; los separa sólo una pared.
Existen muchas otras cárceles, pero ellas no sirven sino de prisión incidental o momentánea. aunque en los últimos tiempos han sido habilitadas debido a la enorme cantidad de presos. En la época de Sánchez Cerro pasaron de cinco mil. En la presente han llegado hasta dos mil. Obsérvese que se trata únicamente de Lima y el Callao. Por la Intendencia. que es el cuartel general de la Brigada de Soplones. tienen que pasar todos los presos. Ya de aquí son distribuídos a las demás prisiones, según sea mayor o menor la peligrosidad de cada uno de ellos o simplemente. caso general a capricho de la soplonería.
Los cuatro calabozos los llamaremos preventivos por no llamarlos de otro modo. carecen aún de los más indispensables servicios de higiene.
Una lata de gasolina hace de El piso es de cemento y el sol jamás penetra en estas bocas de lobo. Muchas veces, los presos, tienen que dormir como en una lata de sardinas sobre periódicos o alguna frazada, si el preso ha logrado conectarse con su familia. La atmósfera nauseabunda se En la Comisaría del Sexto. prisión menos cruel que la anterior, la forja de un nuevo pueblo se hace en mayor escala. Son 400 presos, muchos de ellos con un año de reclusión. La Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica