Anarchism

EDITOR: REPERTORIO AMERICANO García Monge Representante on Hispanoamérica: Alfredo Piñeyro Téllez EXTERIOR. El semestre, 50 El año, 86. 00 o. am.
Giro bancario sobre Nueva York.
Correos: Letra Suscrición mensual: 00 SEMANARIO DE CULTURA HISPANICA Desde que Garrison fundó su Liberator no hubo paz en la Unión: cómo crecen las ideas en la tierra. José Marti.
Otro ensayo de de terapéutica nacional Por AMERICO CASTRO De El Sol. Madrid una بلايل Salvador de Madariaga Dibujo de Juan Carlos Huergo.
El libro de Salvador de Madariaga Anarquía o jerarquía es un punto más en la larga línea de ensayos acerca del mal de España. Todo musulmán, como Alá manda, cumple una vez con el deber de visitar la Meca y Medina; el español que escribe por intima vocación, acaba fatalmente por componer un escrito ritual, consagrado al análisis y tratamiento de las dolencias nacionales. Sólo conozco dos pueblos europeos que cedan al prurito irresistible de mostrar la angustia que les estruja el alma: España y Rusia. Por el inomento ignoro lo que escriban libremente los actuales moscovitas. Mas antes de la Revolución, ciertos rusos de primera clase hablaron de su país con un ánimo parecido al del asceta que se flagela He aquí alguna muestra: Nuestra vida social es muy triste. La falta de opinión pública, la indiferencia ante toda acción, ante la justicia y la verdad; el desprecio cínico del pensamiento y de la dignidad humana, producen verdadera desesperación. Puschkin. Mientras vivimos en París nos proponemos decir esto y aquello, y hasta hacerlo; ya cerca de la frontera, se acabó el calor; un poco más lejos, los sentimientos han cambiado mucho; llegades a Petrogrado, después de poner los pies en palacio, sentimos una especie de temblor tan vil en las venas, que se acahó todo. Tolstoy. Por mucho que Sstaiulevich, Gradovskyy Kraievski afirmen que somos Europa, en Europa nadie nos toma por europeos. Dostoievsky. Otros han gritado más que nosotros, y sin embargo, no han hecho bien alguno con la pluma. No conseguiremos que disminuya el número de los necios, y sólo cansaremos a las personas inteligentes. Nekrasov. La cultura ha prendido en nosotros; no hemos obtenido de ella más que afectación. Puschkin. así sucesivamente. En Fernán Pérez de Guzmán, Juan Martí, Quevedo, Gracián, Jovellanos, Larra, Cadalso, Costa, y en muchos más pudieran espigarse frases de tono similar.
El complacerse así en notar lo que es o parece propia deficiencia, quién sabe si no es eco de enquistadas actitudes religiosas, voces de un ascetismo ya sumergido, que se goza en las lacrimae rerum: dervichismo, cofradías de disciplinantes, aisaguas y jamachas marroquíes, etc.
El hombre pasivo, que se limita a andar al hilo del mundo que lo cerca o a exprimirlo en su provecho, calla y soporta un destino, del cual apenas tiene conciencia. Pero quienes, instigados por el exceso de vitalidad o por la ininidad secular consigo mismo, que existía incluso en los tiempos del imperio mayor de España. Los más claros varones pensaron siempre en que había que mudar la estructura del país, de cuya historia es rasgo esencial el existir hendido, la disociación íntima de quienes, sintiéndose de veras españoles, y habiendo contribuído a menudo a que España logre resultados espléndidos, sienten al mismo tiempo que junta ellos las máquinas decisivas carecen de ciertas piezas esenciales.
Prescindiendo ahora de que el libro de Madariaga encierre o no la panacea de tantos males, yo lo juzgo un noblo ensayo y celebro su intento de crear armonías y de no ahondar los abismos.
Puede ser que su afán de templanza le haga caer en alguna inexactitud injusta: Los colegios eclesiásticos eran en general menos malos que los Institutos del Estado, aun hoy, a los tres años de República, detestables. Esto es afirmación excesiva e inexacta, que no voy a discutir en detalle. Lo que hay que subravar es la orientación del estudio de Madariaga, ancha, nacional; sui enlace con la tendencia de quienes predican, desde Giner, que el toque está en modificar las almas y no en hacer prosa desde la Gaceta. El suelo español, en verano, reseco y requemado, se agrieta y resquebraja. Pues bien: cn la psicología española, seca y requemada, por faltarle el agua de la solidaridad y sobrarle el fuego de la pasión, se abren también estas grietas de separatismo. Nacen del temperamento: ni una razón, ni una emoción fundada pueden explicarlas. Son algo más honco, que sólo una educación del alma puede ir corrigiendo gradualmente. Lo grave para el gobernante o para el director de almas es combinar esto con un sistema de incentivos y atracciones.
El español medio, de suyo, tiende a hacer poco. Reflejo de ello es el sabotaje de lo público, que Madariaga describe muy eficazmente. Mas si de dentro no sale el gusto para hacer nuevas y perfectas cosas. cómo diablos vamos a conseguir galvanizar desde fuera a unos organismos que se cansan aun antes de haberse puesto a la faena? El organizar ceremonias públicas, actos de coincidencia, es algo que ya preocupaba a Joveilanos. Lo malo es que el español siente horror de todo lo que huele a pedagogía. No obstante, en nuestros años hemos visto nacer las excursiones escolares en grupo y marchar a las gentes a solazarse en los campos, con fines deportivos meramente contemplativos.
No, no rechacemos ni la ceremonia ni el espectáculo públicos, ni nada que se (Pasa a la página anterior)
no quietud moral, pretenden cambiar en algo los horizontes de la vida al uso, ésos empiezan a darse cuenta entonces de la prisión en que moran; la cuerda, aunque larguita, llega un punto en que les hace dar de bruces; si la rompen, es igual, porque las sendas se pierden en selvas impenetrables. entonces el ingenuo inquieto se encuclilla, se sienta, se tumba o se pone de hinojos, y entona la salmodia del descontento o el cántico del visionario, sueña en una mágica Sión y tañe trompetas que no derriban muro alguno.
Los valores y maravillas de nuestra civilización son inseparables de ciertas particularidades que llevan a diferencias hondas respecto de otros pueblos y a terribles fallas que dificultan el avance, en cualquier sentido que proponga el sugeridor de iniciativas. Sólo el vuelo artístico ha solido alcanzar plenamente sus objetivos. Cuando llega a este punto en su meditar, el observador se obsesiona, gira febril dentro de la jaula y endilga su libro hispánico henchido de planes reformistas. Los impacientes y violentos creen, en cambio, que la salvación vendría tras una cura de sangre y fuego.
Característica española, no es tanto que el país sea objetivamente de esta o la otra manera, como esa disconforImprenta LA TRIBUNA. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica