12 REPERTORIO AMERICANO menca, loca con la locura de la flecha de Santa Gertrudis en Lovaina y del relicario de Santa Ursula de Melinge en Brujas y de aquella Mechelent con sus encajeras y su Cardenal Mercier y de aquellos beguina jes y de aquellos canales, quisiera ver y ver y ver y nunca dejar de ver Mirando al Sur en su propia calle, en mañanita de neblina. Triunfo definitivo de la mano en gracia de Dios, encantada y pluvial, para que la tierra empapada en agua y en luz de agua, sea como un espejo.
Lippi, Filippino Lippi, y el maravilloso enardo, en Florencia; Sebastián del Piombo, Andrea del Sarto, Perugino, Rafael y Miguel Angel, en Roma: en Londres, Reynolds, Tur.
ner y Constable; en París, Greuze, Lebrun, Chardin, Flandrin, Lacriox, Gericault, Boucher, Millet, Fragonard, David, Maeissoniere. sitio de recuerdos) y la Gioconda, de Lecnardo y la Virgen, de Murillo y los Discipulos de Enmaus, de Rembrandt; y en el Museo de Unterlindenn de Colmar en Alsacia el Cristo Radical de Herr Mathias Grunewald; y todos los trípticos de Flandes, mis prinutivos, en mi Brujas, todo Hans Memlinck, Teodoro Bouts en Lovaina, los dos Van Eyck en Gante, Rogerio Van Derweyden en Bruselas, Quintin Metssys, Pedro Pablo Rubens y Van Dyck en Amberes. todos ellos, los he visto, una, dos, tres, cuatro, cinco, seis, siete veces con mis dos ojos bien abiertos, para eso son los ojos, para cerrarlos delante de una revista mejicana y para abrirlos, bajo los grandes árboles y en los museos de pintura y sebre las páginas de la Buena Noticia de Nuestro Señor Jesucristo.
La Tercera Glosa de Juan Cuadra, nuestro pintor.
Cuatro son los cuadros recién pintados por Juan Cuadra nuestro pintor y pintados en gracia de Dios ciertamente. Una monja con su Libro de Horas en las manos, arrodillada junto a la ventana de la capilla del convento (es el convento de la Asunción en esta ciudad. Mirando al Sur, en su propia calle, en dias de lluvia, como a las siete de la mañana. Mirando al Sur en su propia calle, en invierno, cuando casi llueve, de tarde cuando comienza la noche. Mirando al Sur en su propia calle en mañanita de neblina.
En el cuadro de la monja arrodillada.
es en León, en la Asunción. pienso en mi hermana monja. Dichosos los que viven aislados en la isla. El verde oscuro de la pared está empapado en nostalgia. Cuándo voy a vivir yo también en mi isla. Déjenme solo con los libros de Emilio Ver Haerren y de Jorge Rodembach. Como el minero que cuando estábamos viendo lavar la tierra nos dijo atención! ya viene el oro! así el pintor nos dice: Fijense en el blanco de la toca y del libro. Oro del un lado y oro del otro lado y oro en medio, oro pa y oro encendido, cirio, nácar, tornasol, todos los colores y ninguno, la fiesta de los ojos niños que juegan con Sor Clara de los cien mil vestidos. esa ventana del convento, malditas sean las manos que se atrevan a desbaratarla! el a jouré de las rejas, para que retocen las ardillas de la luz.
Los otros tres cuadros Mirando al Sur en su propia calle. son todos ellos fiestas de los ojos abiertos y forman un triptico glorioso de gloria pura. Así debe haber brillado en Ayacucho la espada del Gran Mariscal.
Tinttoretto tenía, pintando, el dibujo de Miguel Angel y el colorido del Ticiano. Están en Juan Cuadra pintando la luz privilegiada de las fotografias de Francisco Quesada y el dibujo de Pedro Martinez y el colorido de Juan Cuadra. Asi los ojos viendo, como los oidos oyendo a Guty Cárdenas cantar Un granito de sal.
Mi alma sin embargo embrujada y flaLa segunda Glosa de Juan Cuadra, nuestro pintor.
Si Juan Cuadra, nuestro pintor, viviera en Costa Rica, en Uruguay, en Inglaterra, en Bélgica, en Suiza, en Holanda, en Dinamarca, en Suecia, en Noruega, en alguna república; pero, y ahora como nunca podemos entender el significado profundo de la conjunción adversativa pero, vive, oh el indicativo, en esta reprivada de Nicaragua.
En una reprivada los sabios, los santos, los poetas, los músicos y los pintores están demás. El periodista que sabe manejar los hilos de los muñecos oficiales, los pedrones de afuera y también los de adentro, el diputado que ya aprobó desde antes los proyectos que serán presentados con la marca del Palacio de la Loma, el diplomático flamante que ve más claro que el día lo que está más oscuro que la noche, el orador aleccionado que se entusiasma hablando de elecciones libres, justas y honestas y todos los que están sentados en primera fila a la mesa del Presupuesto, todos estos, de rojo y amarillo vestidos están en una reprivada como en su casa.
exactamente. El país es de ellos, es su casa, es su cosa.
En una reprivada florecen como nunca los optativos. Que Juan Cuadra nuestro pintor viviera en Costa Rica, en Uruguay, en Inglaterra, en Bélgica, en Suiza, en Holanda, en Dinamarca, en Suecia, en Noruega, en alguna república!
Así es, Los últimos cuadros recién pintados de Juan Cuadra nuestro pintor son al pastel Del arte gótico se dijo, obra francesa, opus francigenum; del pastel diríamos flos franci.
gena. Esta es la flor de la doulce terre de Francia, porque la miniatura a pesar de Andrés Beauneveu y a pesar de Bourdichón e!
otro pintor angélico que iluminó el Libro de Horas de Ana de Bretaña, no es exclusiva mente francesa, ni italiana, ni alemana, ni flamenca, la miniatura es benedictina y monacal El pastel es un modo de pintar si yo pudiera decir de vanguardia, no por los motivos o procedimientos cubistas o impresionistas a lo Mone, nada de eso, sino en sí mismo, el pastel es una admirable pintura equilibrada (qué francesa) y mediana entre la gloria clásica y en voz alta del óleo y la humildad mínima en voz baja de la acuarela por ejemplo.
El óleo me deslumbra, la acuarela me mira de lejos, misteriosa, los dedos en los labios, sólo el pastel tiene la virtud de acercarse, de sentarse a mi lado y de hablarme con dulces palabras de amigo y de hermano.
El pastel es una pintura de luz colada, como la divina luz, aquí se puede decir divina, de los vidrieros de la Edad Media que hicieron en gracia de Dios los ventanales de Paris, de Chartres, de Reims, de Toledo, de León, para que los que están dentro de la catedral tengan empapados los ojos en una luz mistica, una luz cristiana con la cual se pueden leer las parábolas del Evangelio, pero no se puede leer la memoria que escribió el licenciado Portes Gil para defender a los perseguidores mejicanos El pastel es una pintura de luz mojada como la que yo he visto gotear de las hojas verdes de los árboles en los caminos, después de las lluvias.
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