REPERTORIO AMERICANO 283 Cansancio mental Neurastenia Surmenage Fatiga general KINOCOLA Se ba: to se desprendía de la residencia olvidado en España, recibía, en real para volar a la casa del últicambio, constantes testimonios de mo presidente de la República.
admiración del otro lado del AtNo miento si digo que, como somlántico, y eso lo halagaba mucho.
bras imprecisas, pasaron ante mis Sus mismas correspondencias eran ojos la regenta, majestuosamente espléndidamente pagadas por los espigada, fria y de austeridad pudiarios americanos, y eso tambié. ritana, el futuro monarca, débil, tenía valor Las fiestas del IV paliducho, de movimientos autocentenario del descubrimiento de máticos niño sin infancia peAmérica que habían llevado muro educado con esmero, como que chos hombres notables a la Pea su corta edad ya hablaba varios ninsula, le arrancaban entusiasson las dolencias que se idiontas, y toda la falange de fitas opiniones sobre nuestra vida suras decorativas, desleídas unas, curan rápidamente con intelectual Entre los ministros reluribronescas otras, complemenresidentes latinoamericanos culto del cuadro oficial que, como totivaba buenas relaciones con Zodos los de su indole, parecen la rrilla de San Martín y con el meobra de un artista sin inspiración.
xicano Riva Palacio. Este homDon Emilio, cuando entré en su bre, campechano y abierto. le sala, ocupaba, él solo, un sofá no el medicamento del cual dice gustaba. Más de una vez le oyómuy amplio, y en sillas que tray don Emil o pocas veces oía. el distinguido Doctor Peña zaman semicirculo, numerosas referir el fusilamiento de Maxipersonas, de distintos aspectos, le Murrieta, que miliano en que el diplomático, escuchaban devotamente.
Le enentonces militar, tuvo participatregué una carta que para el traía ción. Hablando de esto, me de presta grandes servicios a tradel eminente crítico cubano Enricía: que Piñeiro, y, medio mohino, fui tamientos dirigidos severa y La República ha arraigado a ocupar, allá en el extremo del tan hondamente en América, que semicirculo, un asiento desocupacientíficamente ninguna fuerza humana la podría cio.
arrancar de ese suelo. con la Leyó la carta, se interesó vivaironía que le era propia, agregamente por la salud de su amigo, Tienen república, pero no y, acto seguido, mirándomle fijaparte defectuosa era precisamen los domingos, que no como en practican los principios republimente con sus ojos de brillo mete la que debía ocultar la tribu casa.
canos.
De todos modos, es un talico, me preguntó: na. En cambio su busto era im Para resistir a la tentación gran paso y una gran adquis. ción. Cómo van por su país?
de ponente y de un raro atractivo. aprovechar inmediatamente lo demás vendrá después.
El sentimiento patriótico aniAncha la frente, de reveladores ló tan inesperada gentileza, tuve que Su interés, y aun puedo decir, mó mis labios y dije primores de bulos frontales; grandes y exprehacer un colmo de voluntad; pesu amor por América, me commi tierra nativa, acentuando, con sivos los ojos, de mirar amplio, ro pasados unos días, con discre.
cierta vanidad, que sus institucioplacía mucho. En aquellos días ta prudencia, hice muy gustoso nes eran eminentemente democrá como buscando lejanías, propio en Madrid había un ambiente muy uso del ofreciniento.
Solía enticas.
para abarcar muchedumbre; proamericanista. Simulado en unos, Bajo el arco de su bigote, ya contrar casi siempre a don Emifuso el bigote, cual si se encargasincero en otros; cuestión de mocon reflejos grises, se dibujó una ra de ocultar las gesticulaciones lio envuelto en una bata de color Pero en da, en más de alguno.
granate oscuro, ceñida por un sonrisa maliciosa.
don Emilio no influía tal corriende la boca; erguido el pecho, y Son ustedes dijo con deja pequeñas y flexibles las manos, grueso cordón de seda anudado te. Tenía demasiada personalidez andaluza. jorobados que se con desaliño y rematado en bordignas del ademán a un tiempo dad para que lo afectaran las savisten en casa de un buen sastre; las profusas y luengas. Cubría su elegante y enérgico. Un conjuncudidas de esa ola.
sin embargo, se advierte la jorocabeza con un gorro redondo, de Castelar nunca fué izquierdisto armónico hecho para impresioha.
igual color, bordado en la orla.
nar agradablemente. Mis obserta, ni en los días de mayor entuTengo el recuerdo de que enroAlgunas veces me invitaba a su vaciones las he corroborado viensiasmo y aun fanatismo republiiecí hasta la raíz del cabello; mi mesa, y eran entonces los medo el bronce concebido por Bacano; pero sus tendencias deretenrperamento, sienipre levantisjores momentos de mi visita. Su chistas Se acentuaban en el tiemrrón. Toda la prepotencia de la co, se impuso, y sin cuidarme de conversación era un eterno dispo que le conocí. La abolición de si profanaba al idolo, repuse reestatua. Se advierte de la cintura curso, pero lo era sobre todo a las órdenes religiosas y otros pasueltamente: para arriba, en un movimiento de la hora de comer. Su voz, en la sos de avance en mi país, no los Tiene usted razón; pero la joadelantarse al infinito.
charla intima, resultaba un poco a probaba. Su temperamento era roba es hereditaria.
En cumplimiento de una pro atiplada y no muy agradable. Pamístico y los años lo trocaron rcContra lo que esperaba, al dar mjesa, mandé a Castelar, al día sirecía imposible que fuera la mis ligioso, mejor dicho, católico ferme cuenta de mi audacia, la son guiente de la visita, un libro rema que, en público, al fuego de viente. No me extrañó, por lo risa, un tanto irónica, se trocó en cién aparecido en Francia que ha la inspiración, se caldeaba y admismo, que el día en que se iniafable.
bía traído conmigo de París y quiría vibraciones y variedades ció el mal que debía prepararle Tiene usted mucha razón que me había dicho le interesaba de órgano. Aquella voz rotunla última jornada, viniera de oir murnyuró y en prueba de que mucho. Me contestó, casi inme da, múltiple de matices, no era misa, sin ser domingo ni fiesta de su juicio no me lastima, le invito diatamente, dándome las gracias, el menor encanto de su oratoria. guardar.
a que venga aquí, a mi lado, para en una esquela cuyas últimas pa Nuestras conversaciones, o, me Cuando me despedí de él para que hablemos de esa joroba y labras, que me hicieron palpitar jor dicho, sus conversaciones nye señalaba un sitio en el sofá.
regresar a mi patria, me estrecho dc satisfacción y orgullo, decían Había visto muchos retratos de yo no tenía más papel que con con efusivo ademán la mano y Castelar, pero ninguno concordaasí: Lo espero todos los días de testar preguntas versaban reme dijo algo que nunca olvidaré ba con la idea que yo tenía, tal siete a ocho de la noche, excepto gularmente sobre América. Algo y que ojalá sea una profecía: vez un poco fantástica, del tribu Lo envidio porque va a Améno. Fué mi examen personal e!
rica. Yo me moriré con ese deque me dejó Ver sus condiciones seo; pero le aseguro que allá, en físicas de crador. Las piernas CON. AGENCIA PAN AMÉRICA, en pleno centro de Buenos Aires. Bolívar, ese mundo que descubrimos y eran cortas y el abdomen, por Central, y a un paso de las grandes librerías, Ud. puede conseguir semanalconquistamos, está la tierra proaquel entonces, algo abultado. La mente as nuevas ediciones del Repertorio Americano, metida de la humanidad, sb olla Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica