Imperialism

132 REPERTORIO AMERICANO ALBERTAZZI AVENDAÑO ABOGADO SAN JOSE, COSTA RICA OFICINA: 75 vs. Oeste Botica Francesa TELEFONOS: OFICINA No. 3726. HABITACION No. 3138 Sciego le dice que le llegó la hora de desacreditar el fallo del señor White aceptando la compensación de territorios. El político es sumiso con el poderoso. Los que quieran muestras claras de esa sumisión en el político panameño vuelvan a leer el texto del tratado firmado entre el Departamento de Estado los políticos dueños del Gobierno de Panamá en 1926. Muchas veces hemos hablado de ese bochornoso tratado que no ha llegado todavía a convertirse en cadena contra el panameño de honor, porque ese panameño lo ha denunciado te nazmente y ha pedido justicia. Pero los políticos lo hicieron con toda la perfidia imaginable y lo presentaron a las asam bleas para que fuera sancionado. Aquello es peor que el inofensivo laudo del señor White que en suma no es sino la rectificación de fronteras sin ánimo malvado y con espíritu de elemental justicia. sin embargo los políticos no han levantado batalla contra el engendro de sus maldades. Por ese trata do Panamá da a los Estados Unidos todo lo que le queda después de la entrega de la zona canalera. Construye red de caminos con tope en el Canal y son para que el yanqui los ilse con ejércitos y con civiles en todo tiempo. Le entrega en el Atlántico la Isla de Manzanillo y una inmensa área marítima. Deja al Departamento de Estado que construya redes telefónicas y telegráficas, que instale estaciones radiotelegráficas y use todas las que Panamá tiene como cosa suya.
Le impone la obligación de someter al permiso yanqui la instalación y funcionamiento de nuevas estaciones. para cerrar el eslabón de esclavitud perpe.
tua la obliga a declararse en guerra cuando los Estados Unidos estén en guerra con cualquier nación.
Obra de los políticos panameños es ese infame tratado firmado en Washington en 1926 y sin aprobación todavía por el escándalo que levantó el panameño de vergüenza. Cómo creer entonces en la sinceridad de ese político? El panameño que medita estas cosas rea les no puede nunca creer en el juicio del político que allá pide ahora la aprobación del arreglo de límites con Costa Rica por cuanto ese arreglo da golpe certero contra la integridad del fallo del señor White. Es sabido que ese proyecto de arreglo que celebran los políticos de Panamá y adversan costarricenses confiados en la palabra del Departamento de Estado y en las bonda des del fallo del señor White, entrega tierras nuestras a Panamá en la desembocadura del Río Sixaola y nos da tierras de Panamá en el centro de la línea fronteriza actual. Pues como es tratado nacido exclusivamente de conversaciones entre Gobiernos hechura de políticos, nosotros no tenemos fe en que los territorios compensados sean para servicio de panameños y de costarricenses. ΕΙ político panameño no puede nunca decir que quiere territorio para que su nación viva con holgura y decoro fuera de la presión esclavizante del imperialismo yanqui. El territorio no tiene significación en el político panameño sino cuando forma parte de un tratado con el Departamento de Estado. el es píritu de esos tratados es siniestro. Veamos cómo comienza el artículo 11 del tratado de 1926, sin aprobarse todavía hoy por el esfuerzo rebelde del paname ño de dignidad: La República de Panamá concede a los Estados Unidos a per petuidad el uso, ocupación y control de la parte de la Isla de Manzanillo, en el extremo Atlántico del Canal. Es decir, el político panameño da su suelo al yanqui imperialista para los siglos de los siglos. La obra canalera exige día a día mayores entregas de suelo panameño. Para obtenerlo no trata el Departa mento de Estado con el pueblo de Panamá. Sitúa al político panameño en Washington y allí lo hace pactar. El Canal es monstruoso y la estrategia pide defensas. Esto es lo satánico de esa obra, que no se ensancha como obra de grandeza para un tráfico de bienestar universal, sino como salida de acoraza dos. Los Estados Unidos no tienen limitaciones para hacerla eficaz y volverla invencible. El suelo panameño será pequeño para el crecimiento del monstruo.
De manera que al pedir el político pa nameño territorio costarricense desembocadura de un río caudaloso y cercano al Canal no es para situar allí poblaciones laboriosas que tengan y den bienestar. El caudal fluvial tan vecino al Canal debe de tener alguna estrategia ya estudiada por el yanqui que vigila y cuida la obra canalera. No es ocurrencia de político esa de pedir aguas y territorios con salida al mar, precisamente al mar del Canal del imperialismo yanqui. el político panameño no tiene escrúpulos cuando el yanqui le pide territorios y aguas y se los entrega por tratados a perpetuidad. Por consiguiente, oponerse a que se dé al político panameño una área fluvial y terrestre tan considerable como la que pide en el proyecto de arreglo, no es patriotería sino defensa y previsión grande.
Pero, se replicará, al yanqui imperialista lo mismo le da que el área fluvial o terrestre sea panameña que costarricen se, porque en el momento que la necesite la toma con la expresión soez del primer Roosevelt. Es cierto, pero en Panamá tiene el pretexto del Tratado de 18 de Noviembre de 1903 que le da derechos soberanos sobre la Zona del Canal y le basta aducirlo ante el político para obtener sin el escándalo mundial cuanto quie re. Si en sus planes de defensa del Canal está la adquisición del Río Sixaola y sus márgenes y más allá de ellas, habiendo pasado el bloque fluvial y terrestre a Panamá, le será muy simple en tenderse con los políticos de allá que han firmado todos los tratados inicuos que han convertido a esa nación en factoría.
Con Costa Rica tendría que justificarse y los obstáculos serían mayores porque Costa Rica no tiene zona canalera.
Volvemos a repetir que no caminamos por el atajo patriotero. Sabemos que es fácil volverse defensor de estos intereses por un momento. Pero preferimos la defensa permanente, a perpetuidad, para usar la expresión rotunda de los tratados estilo yanqui. Si negamos la necesidad de entrega de territorio, no es por eso de la integridad del territorio nacional.
Es porque la entrega es plan de políticos y nunca necesidad de pueblos. Ni el panameño ni el costarricense se están dan do cuenta del valor de las zonas que los políticos compensan. Ni saben si las necesitan o si son para su bienestar o su maldición. Es decir, viven ciegos y mu dos en los acuerdos fronterizos. como no se les consulta y sólo se les impone, la más elemental defensa del te rritorio contra el imperialismo yanqui dice que lo mejor es no entregarlo para que sea mercancía de políticos.
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