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REPERTORIO AMERICANO 59 lado de los que quieren perpetuar un gran crimen. Cabe pensar en José Martí, hombre de pie, de rodillas ante la Embajada, amigo y enemigo según la conveniencia de un sargento aventurero? Martí, de vivir hoy, no haliaria más que una posición justa, la misma que ocupó en su tránsito terreno: al lado de la mayor justicia y del mayor dolor. cómo castigaría, con aquellas sus palabras de ira sagrada a los guerrilleros y autonomistas de ahora! cómo estaría junto a los que, siguiendo a Lenin, realizador de Marx, saben que la Revolución no es una peripecia afortunada sino la pugna acerada e inacabable por una humanidad sin opresores ni oprimidos.
Cabeza india.
en estos jóvenes traidores a su tiempo, sus salvadores providenciales. De anní que los mimèn, alienten. y financien.
Ya lo dijo ese mismo Martí, cohonestador inocente ahora de estas turbias posturas: Con los jóvenes que defienden ideas vencidas suele mostrarse muy pródiga la fama, no tanto a veces por especial merecimiento del recluta, cuanto porque, necesitados los que anhelan ei entrabamiento y sumisión del espíritu de mostrar que la generación nueva está con ellos, hacen grande alharaca cuando acontece el raro suceso. Las ideas de Marti, bien lo saben los hábiles líderes, son ya ideas vencidas. Las ideas políticas vigentes son siempre hijas de la clase dominante. La burguesía trajo el liberalismo, el romanticismo y el espejismo democrático. La burguesía es ya una clase tan vencida como las ideas que trajo. Si los jóvenes reaccionarios de Cuba abecedarios, afirmistas, nacionalistas, apristas, menocaleros, auténticos, guiteristas. confesaran lealmente que por saberse y sentirse ubicados en la burguesía, han de ser servidores del mundo en putrefac.
ción, tendrían al menos sinceridad y podrían, con innegable consecuencia, hacer uso a todo rejo de los postulados martienses. Serían fieles a la letra de Martí, aunque seguirían siendo traidores a su espíritu. Porque nadie como el guiador del 95 tan convencido de que cada tiempo trae su faena y de que querer resolver cuestiones de ahora con criterios de ayer es, por lo menos torpeza insigne.
Las ideas revolucionarias andan mientras tienen algo que hacer en el mundo. Las de Martí nada tienen que realizar ni pueden servir más que como trampolín de oportunistas. Las ideas de Lenin, como aún no tienen realidad, poseen genuino impulso revolucionario.
Aunque es absurdo situar una figura histórica frente a circunstancias que desconoció. y ya sabemos como la circunstancia hace la idea políticaporque la figura histórica surge, precisamente, de la conjunción de los imperativos del instante y de las cualidades personales, sí se puede, conociendo plenamente la calidad de un espíritu imaginar reacciones fundamentales frente a los hechos. No hay que dudar de la postura que José Martí asumiría de vivir ahora. Es imaginable que el magnífico rebelde tomara la posición cómoda de los que medran del mundo que precisa destruir. Puede suponerse por un instante que el hombre apostólico que en él hubo se pusiera, en este cambio de frente de la humanidad, del toda plena de energia energia que exagera un tanto el contagio de su viva nota retórica. Como orador, es el primero que da un tono de legitima suntuosidad a la palabra, en México. Sierra y Urueta tienen mucho que ver con los mejores discursos de Altamirano.
El tipo fisico es hermoso en la plástica, y ya de suyo posee calidades de estatua. Brorceado y nudoso, de firme pelambre negrisima, que a la hora de la arenga exalta de sobresalto el ademán, es un puro resplandor de los ojos incisivos y tajantes, algo emboscados a la mitad de los pómulos prominentes, y la frente grave, algo estrecha. Soberbio tipo indígena de inequívoca gleba, tan legítimo como la aridez desamparada de los yermos de cactus, como la tristeza de los caminos reales, como el rumor de las noches del trópico. La característica indigena se funde, en Altamirano, con el noble estilo occidental de su cultura, y de alli brota, poderoso de personalidad, el aire que inviste en acción y pensamiento a aquel civilizador. Se trata, en realidad, del caso más cabal de la raza autóctona, que surge en un ambiente y un instante poco propicios, y tras de acomodarse en el ritmo criollo rehacio y hostil a todo lo que huela, siquiera de le.
Jos, a plebe se apodera de su instrumental y lo hace apto para emitir su expresión Altamirano es la plétora munífica de la geografía del Sur de México, la impasible melancolía de nuestra meseta, el rictus de las viejísimas razas que desplazó la Conquista, el vértigo romántico de las selvas del Río del Papagayo, y el sentido panteista de las liturgias inmemoriales, más el espíritu de Occidente a la mitad del xix, en plena función catequizadora ruptura de la fe religiosa, liberalismo al rojo blanco, Hegel y Byron, Nietzsche y Leopardi, Comte y Hugo La historia biográfica se ayunla, como en el caso de Juárez, con la leyenda. Leyenda reminiscente a lecturas para niños, en que el pequeño hijo de una familia indígena de Tixtla tiene una hambrienta necesidad de saber, y logra ir a la ciudad, a la escuela, a la disciplina de los libros. El mismo Altamirano lo relata. pie desde el pueblo guerrerense hasta Toluca, él y su padre hacen las duras jornadas del viaje, durmiendo al ras del cielo. En Toluca va a dar al Instituto Científico y Literario centro promotor, a la sazón, de una vertiginosa actividad cultural y política. Va a dar con Olaguíbel, con el Nigromante. Queda señalado el crucero donde confluyen, para no separarse ya, las dos vidas magnificas. Del Instituto saldrá a la Guerra de Tres Años, a la Cámara de Diputados, al periódico, al combate contra el partido conservador. Su vida tiene algo. un dejo exterior, al menos, pero del que cabe desentenderse de un self made man. Un self made man, mas de imponderables calidades espirituales. Ni rey del caucho, el carbón o el petróleo, sino director del pensamiento de dos generaciones que le amaron con adhesión caliente y le llamaron maestro. El maestro Altamirano, uno de los cuatro o cinco maestros de México, jalón (Viene de la página 56)
cuya trascendencia desborda hasta el primer tercio de la etapa porfirista.
Como Ramírez pero en una proporción mucho más definida Altamirano es un refinado. Las viejas razas propietarias del suelo de México, al reventar, de vez en vez, en algunos de estos tipos representativos, suelen abundar en auténtico refinamiento.
El indio que logra sacar el cuerpo del ahogo de su raza abandonada, y que se pone en contacto con las formas occidentales, es dueño de un aire cultural, espiritual, labradísimo, suntuoso y deslumbrante. El genio indio, creador del prodigio churrigueresco del Sagrario capitalino y Tepotzotlán través de los cuales monumentos opera la trasposición del laberinto de la Piedra del Sol corre a chorros en las manos de Altamirano, artífice. El sentido de tal rica factura deviene, en el autor de Clemencia. en una acendra da actitud oratoria. Ni sus novelas ni sus escritos científicos escapan a la feliz vena del tribuno, bien que, al correr de la pluma, se bifurcan en los giros de un estilo de inusitada limpidez, antes que entregarse al fácil vasallaje del acento sensiblero que llenaba cumplidamente el gusto de aquellos años. Si tenemos que aceptar a Altamirano como a uno de nuestros eseritores romántices, es ineludible deslindar, antes que nada, la indole sana, a pleno aire y a pleno sol, de su personalísimo romanticismo Su prosa es, seguramente, la más definida en valores, de todas las de su época. Antes de Delgado, antes de la nerviosa fiesta del Duque Job, antes de los prosadores de fines del pasado siglo, la de Altamirano gana prominencia legitima. Todo lo demás, es el yerto y anquilosado divagar de los clásicos del partido conservador Pesado, Roa Barcena o es el sabroso enredo costumbrista e histórico de los del bando revolucionario Payno, Mateos, Riva Palacio. Altamirano aparece, a medio campo literario, con prestigios de un equilibrio mesurado, comprensivo, abierto. Sus mismas calidades. calldades inumanas de primerísimo orden denuncian su posición: antor, ternura, claridad, emoción Novela y verso, en manos de este maestro, son una pura sustancia cálida, efectiva. Y, conforme traspone linderos de la hoguera revolucionaria y se adelanta en la calma que procede a la victoria de Tecoac, mas y nás se definen las caracteríssus ALBERTAZZI AVENDAÑO HA APARECIDO ¿A DONDE VA LA MUJER?
por AMANDA LABARCA ABOGADO Valor del ejemplár: 75 céntimos oro americano no SAN JOSE, COSTA RICA Solicitarlo a EMPRESA LETRAS, Casilla número 3327. SANTIAGO DE CHILE OFICINA: 75 vs. Oeste Botica Francesa TELEFONOS: Opicina No. 3726. HABITACION No. 3133 Pedidos de más de diez ejemplares recibirán un descuento de veinte por ciento Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica