Imperialism

86 REPERTORIO AMERICANO Cristo, por Etiopia De Alma Latina. San Juan de Puerto Rico, noviembre de 1935 Desde que los bandidos, para salvarse, rezan, levantando la copa de la misa, mi rezo es la protesta, mi pasión es la llama que consume el andrajo del déspota que humilla. Orar. Oren los débiles que temen el zarpazo de la Vida; amen duro los fuertes, pero al amar, maldigan la ponzoña que mata, la tempestad que azota y el palacio en que duerme, loca, la Tiranía.
Señor, ya no te cansan esas pobres campanas que rezan en la cumbre perfumada del día?
Oran como bandidos, y remachan los clavos que te cruzan la carne con su ira. oye cómo te nombran sobre los Vaticanos. Parece que los angeles las campanas repican!
Señor. no te molestan esas locas campanas que en tu nombre bendicen y en ſu nombre asesinan?
MAX Tiempo es ya de que bajes de la Cruz, héroe mío.
Desclávate de las carnes y rompe una sonrisa; que los hombres te miren descender, como un rayo; que termine el martirio de tu frente divina, y que Roma se arrastre con su sien de ramera, quemada por el fuego que hierve en tus pupilas, Vuelan los asesinos, falando libertades, y cuando el Sol asoma la punta de su quilla, las legiones romanas te besan todo el cuerpo con hambre de leones, y tu amor crucifican Jesús y la Samaritana sobre las bayonetas: tus entrañas devoran Madera de Max Jiménez y la sangre te toman, abriendo tus heridas.
Señor, y se proclaman salvadores del mundo, Matar: el verbo de la Fuerza.
bombardeando ciudades indefensas con frías Esclavizar: la pauta de foda Tiranía.
manos que traen la Muerte.
Nunca curar las llagas: hay que matar al hombre Los cañones, con bocas bien abiertas, vomitan para que el hombre viva.
fuego contra la tierra que tu amor hizo blanda, como no te siguen, Señor, los que te nombran, Señor, y aquestos héroes de ingente villania, y te arrancan, en pan, de las espigas, sin Dios y sin Derecho, van cargados de cruces, desclavate las manos y los pies adorados, como los bandoleros que se roban la Vida.
y de la Cruz desciende, señor, por Etiopía.
Graciany Miranda Archilla Long ha muerto, pero vive triunfando la causa que defendió Por JUAN LEARY Envio del autor. Asunción, Paraguay, 12 de setiembre de 1935 Los piratas de la Standard Oil están, por fin, satisfechos.
Long ha muerto.
El formidable luchador ha caído, herido por la espalda.
El asesino alevoso se apellida Weis.
Pero este oscuro transeúnte de última hora no es sino una sombra. Detrás de él estaba el viejo puritano, el predicador protestante, el Rey del Petróleo. Detrás estaba agasajado el imperialismo sanguinario y glotón que acaba de convertir el Chaco Paraguayo en un matadero. Detrás estaba el Crimen denunciado por el audaz senador americano.
García Moreno, el anacrónico inquisidor ecuatoriano, gritó al morir: Dios no muere. en un último arresto de su fanatismo irreductible.
Long pudo gritar, con más derecho. la verdad no muere!
Porque la verdad es sobre su cadáver y a pesar de su cobarde asesinato.
Weis se ha encargado de suprimir una vida, pero no ha podido matar la realidad hecha carne en la conciencia humana.
El cadáver de Long se trocará en polvo. Sus discursos, de terrible elocuencia, seguirán vibrando en el recinto del Parlamento americano, en la historia de su país y en la memoria de la posteridad.
El luchador ha sucumbido, pero no ha sido vencido. Queda en pie, victorioso. su figura, embellecida por el martirio, se perfila con los atributos de una heroica belleza en el escenario de su magnífico sacrificio.
La prensa venal, las agencias al servicio del crimen, dirán lo que quieran para explicar este bárbaro atentado, que deshonra la cultura del gran pueblo del norte. Nada ni nadie podrá borrar el gesto romancesco del varón fuerte que desafió el más grande poder de la tierra para condenar el sacrificio del Paray.
La iniquidad se ha consumado tarde. es estéril, porque nuestra victoria se ha encargado de vengar por adelantado al que en nosotros defendió sus ideales de justicia, sin medir el peligro en su devoción por el derecho.
Su sangre se ha unido a la sangre vertida por nuestro pueblo para que el petrolerismo corruptor aparezca a los ojos del mundo, humillado y maltrecho, en toda su monstruosidad repugnante. Su martirio es colorario de nuestro martirio y precio de esta gran hora de reparación que vivimos. Sobre su tumba no arde la llama maloliente del combustible enloquecedor, resplandece, como una aurora, su espíritu inmortal. queda su nombre, para siempre, en nuestro Chaco, incorporado a la Nueva Epopeya, como una advertencia a todos los salteadores de pueblos.
Long ha muerto.
Pero vive triunfante la causa que defendió. vive el Paraguay para venerar su memoria. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica