REPERTORIO AMERICANO 285 Una mujer guanacasteca Cuento su a nés. camino real, lejos de Liberia, sufrió la vidamía el nacimiento de cuatro criaPor GUEVARA CEDEÑO turitas, teniendo que levantarse antes Envio del autor, en quien saludamos al cuentista. Bagaces, Guanacaste, Costa Rica.
de los cuarenta días para cumplir con sus deberes de madre. Allí padeció sus Estoy recordando desde hace mucho persona tan malvada como la Felicidad, rato, minuciosamente, todas las calamimiserias y las de sus hijos hasta que la alegría que hoy nos brinda sólo sirdades de Cira Miranda; con frecuencia alguien, un día de tantos, vino a deve para hacer más atormentador el deme apesadumbra la memoria de sus saire que nos guarda para mañana.
jarla al hospital de Liberia.
amarguras pero me consuela pensar En la sala de los tuberculosos estuA los pocos meses de estar nuevaque desde el año pasado, en abril, cesa mente con nosotros Cira se casó con un vo largo tiempo, pero dichosamente en ron ya para siempre.
campesino que no la supo estimar. abril del año pasado cambió de residenLa mamá de Cira fué una señora de Cuando nos la quitó para llevársela al cia y habita ahora en el lugar de los Cañas Dulces que tuvo una chorrera de monte, todos la despedimos con lágri piadosos recuerdos y de las dichas inechacalines y que murió dejándolos muy mas como si fuera para la tumba. fables, donde Dios pone a los buenos chiquitos todavía y definitivamente En una rancha infeliz desviada del cuando dejan de existir.
desamparados. No había que pensar en padre que los recogiera porque cada muchachito tenía el suyo y hay hombres muy desconocidos. Entonces se Traducción de Fernando Araujo. Sacado de España Moderna. Madrid. Abril de 1913.
procedió a repartirlos entre personas de buena voluntad y a mi mamá le tocó Había en el país de Wagadú una prin. Qué vienes tú a hacer aquí?
cesa, Hatumata Dyaora, que tenía el Kidé respondió. El primer día me Cirita.
buen gusto de no querer casarse sino has enviado con la papilla cuatro nueTenía por ahí de siete años pero no con un hombre de talento. Cuando lle ces rojas de kola. No es esa la costumera una chiquilla tequiosa. Se pasaba gaba un pretendiente, era alojado en bre, y deduje que estabas indispuesta.
Jos ratos sentada en el quicio de las puertas hurgándose la nariz sin decir casa del rey, y Hatumata le hacía lle El segundo día no has enviado más var su comida por un esclavo que debía que dos nueces y el tercero ninguna; palabra o, sencillamente, con los ojitos entrecerrados, hundidos en lo infinito, repetirle lo que dijera el extranjero; luego te habías restablecido. En los tres contemplando el interminable desfile de pero todos los que venían comían sin huesos no había carne bastante para un jas nubes o haciendo inocentes y tierdecir nada, y Hatumata los despedía al hombre; luego estaban destinados a los perros.
día siguiente. Un día llegó Kidé, un nas remembranzas de la mamacita.
El cuesco, la grana de algoAsí pasaron los tiempos. Contrajo chico listo, aunque con poco dinero, co dón, la pepita y la tapadera que sólo matrimonio mi mamá, nacimos los hisa frecuente en el Sudán y en Dinamar tapalba la mitad del plato eran otros indicios no menos claros.
ca. El esclavo le llevó un plato de papiY he recojos, murieron algunos y quedamos otros por casualidad y Cira se fué haciendo lla con cuatro nueces rojas de kola. Ki nocido que me esperabas porque has soltera.
dejado caer la cortina cuando entré.
Le habíamos puesto mucho dé se comió la papilla y devolvió las cariño; era como la hermana mayor, seHatumata dijo. Ven!
nueces.
Hatumata le mandó a decir ria, cuidadosa y ejemplar.
que se quedara otro día. Al día siguienAl día siguiente Kidé tuvo que rete, el esclavo le llevó un plato de pagresar a Almorzábamos un día nuestro gallo su aldea. En el camino cayó pinto con tortilla cuando llegó una copilla, en la que había un hueso con poca en manos de los siete pretendientes madre de esas que tienen siempre una carne, dos nueces rojas y dos blancas que Hatumata había despedido. Cuannoticia para dar de sobremesa y contó de kola; Kidé apartó el hueso, se corrió do vió que tenía que morir, les dijo:que en mitad del Llano Grande, propiala papilla y las dos nueces blancas, y Id a casa de mi mujer Hatumata, y dedevolvió las dos rojas.
mente en El Roblar, Roderico Rovira, Hatumata le cidla que os dé el oro que está escondihabía encontrado un hombre asesinado, mandó a decir que se quedara otro día.
do debajo de mi cama y que se extiencasi hecho picadillo y con la cara sin Al día siguiente, el esclavo le llevó una de desde mi cabeza hasta mis pies. Como signo de reconocimiento la diréis: Junpiel, pero que por un tatuaje que el papilla, en la que había un hueso con to a Kidé está desde la mañana hasta muerto tenía en el pecho habían podi poca carne, cuatro nueces blancas de la noche el camarada del largo pantado averiguar que se llamaba Francisco kola, una pajita, una grana de algodolón, y desde la noche hasta la mañaDuarte. Todos nos pusimos a comen nero y un hueso de fruta; la tapadera tar el suceso, menos Cira, que se quedó estaba de tal modo, que sólo cubría a na, el camarada de la cabeza alargada; está esperando al camarada que no tiepálida y desfigurada. Qué te pasa? medias el plato. Kidé puso aparte el ne pies ni manos. Así Hatumata os Cirita. le dijo mamacita. Ella se limi hueso, la pajita, la grana y el hueso de entregará el oro.
tó a contestar: Francisco Duarte era fruta, y se comió la papilla y las nueLos siete pretendientes mataron mi papá.
ces. Hatumata mandó a sus esclavas Kidé y fueron a pedir el oro a HatuDesde ese día en adelante el signo que prepararan su cuarto y su cama, y mata. Pero Hatumata hizo venir a su del apartamiento se acentuó en el ca que no la velaran en la noche siguienpadre el rey, y dijo: rácter de la muchacha y aunque algute. Estos siete hombres son siete enenos lo interpretaban como triste des cosa de media noche, Kidé se lemigos de Kidé; no hay razón ninguna consuelo, bien pudiera creerse que era vantó y se dirigió hacia las habitaciopiadosa resignación.
nes de Hatumata. Tenía que franquear para darles oro, ni Kidé ha dejado aquí oro ninguno. El oro quiere decir la sanDespués de algunos años hizo un tres recintos; a cada puerta encontró gre que corre desde la cabeza hasta los viaje a Puntarenas en busca del doctor un perro, al que arrojó uno de los huepies del hombre asesinado. El camaraFallas para que le saneara el pie de una sos que había apartado; los perros se da del largo pantalón es el buitre, cuconfisgada úlcera que no la dejaba pocallaron. Pasada la tercera puerta, el yas patas están cubiertas de pluma; el nerse zapatillas. Cuando volvió de camino se bifurcaba; el sendero de la camarada de la cabeza alargada es el Puntarenas traía salud y economías por derecha estaba sembrado de huesos de chacal; desde la mañana hasta la noque después de la operación quirúrgica fruta; Kidé se dirigió por él sin vaci che y desde la noche hasta la mañana había quedado sirviendo en el hospi lar, y llegó ante cuatro casitas puestas están devorando el cuerpo del pobre tal Vino muy animada, casi alegre. El en fila; tres tenían puertas de madera, Kidé.
Luego vendrán los camaradas tacón alto de las zapatillas le agracia y la cuarta estaba cerrada con una es sin manos ni pies, que son los gusanos, ba mucho el talle y por allá había tera de paja medio bajada; en el suelo para acabar con él.
aprendido muy bien a pintarse y a em había esparcidas granas de algodone Los siete asesinos quedaron confunpolvarse. Estaba en el apogeo de su 7o. Kidé entró en aquella casita, y en didos, fueron degollados sobre la tumbelleza y de su juventud, ni más ni me aquel momento, Hatumata dejó caer la ba de Kidé.
nos que un árbol florecido.
cortina que rodeaba su lecho, y pre colorín colorado. mi cuento se Pero está comprobado que no hay guntó: ha acabado.
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