Violence

228 REPERTORIO AMERICANO nuestro porvenir, la paz de los nuestros y aun nuestra propia vida al servicio de un hombre o de una causa, miremos si ese hombre y si esa causa son dignas de nuestro supremo sacrificio.
Con el fin de contribuir al progreso de las ideas científicas en la América Hispánica, nos complacemos en participar especialmente a los médicos, a los profesores de las Escuelas de Medicina y en general a todos los que procurau ensanchar su cultura, que acabamos de publicar la obra BALANCE CUATRICENTENARIO DE LA FISIOLOGIA EN MEXICO escrita por el Doctor JOSE JOAQUIN IZQUIERDO Es obra de gran importancia para la historia de la cienccia y de la filosofia en América, que al par que instruye deleitosamente sobre el pasado, está preñada de orientaciones nuevas para el futuro.
Precio 12. 00 En todas las Librerías o pidiéndola directamente nes.
a los Editores EDICIONES CIENCIA Apartado 8767 México, DF La raposa mortecina. Una raposita ha salido de su manida y se ha dirigido hacia la aldea. Todo duerme; es media nocle En la obscuridad no se percibe más que allá lejos la raya negruzca de las montañas sobre la foscura del cielo. Brillan las estrellas: brillan con ese titileo radiante de las noches de invierno. En esas noches, a la madrugada, en el profundo reposo de la tierra, ese relumbrar vivo, radiante, de los astros trae a nuestro espíritu una profunda nostalgia oh fray Luis de León! de algo que no sabemos. De cuando en cuando un vientecillo ligero trale de la aldea un olor particular que nuestra raposita recoge en sus narices. El ejido del poblado está ya aquí; luego las casas; detrás de una de ellas se extienden las largas tapias de un corral. No se sabe cómo la raposita ha entrado en el corral. En los travesaños de un cober tizo están acurrucadas las gallinas, los gallos. Los gallos, tan vigilantes, no se han percatado de nada. Lentamente, pasito a paso, mirando a todos los lados, venteando todos los olores, avanza la buena raposita Un momento, querido cronista. Por qué llama usted buena a esta raposa inquietadora, sanguinaria, que va a poner el espanto y la destrucción en la república de las gallinas. Perdón, querido lector. Todo es relativo, y la raposa, comparada con el taciturno y violento lobo, es buena, es excelente. Hace mucho tiempo que un gan naturalista Buffon ha hecho pocas líneas el elogio de la raposa. La raposa no es un animal vagabundo, sino un animal domiciliado escribe Buffón Esta diferencia, que se hace sentir aún entre los hombres, tiene más grande eficiencia y supone más grandes causas entre los animales. La idea sola del domicilio presupone una singular atención sobre sí mismo; luego, la elección del lugar, el acto de fabricar la guarida y de solapar la entrada a ella, son tantos otros indicios de un sentimiento superior.
Tiene, pues, nuestra raposita un sentimiento superior de la vida del mundo.
Sólo que. La vida es dura; se tienen hijos; los inviernos no ofrecen grandes recursos en el campo. No hay nidos en tre los atochares; las cepas de los majuelos aparecen desnudas y secas. Qué lia de hacer una raposa sino ir a los corrales donde las gallinas reposan? En ello aventura la vida, que no es poco.
Ya está en el gallinero nuestra zorrita; las gallinas se han dado cuenta un poco tarde del huésped que viene a visitarlas. La hora no es muy a propósito para cortesías. Se ha producido un ruidoso remolino en el cobertizo a la vista de la raposa.
Todas las gallinas cacareaban y los gallos cantaban despavoridos. La raposa ha cogido una gallina entre los dientes y la ha Zarandeado con violencia. Con una tierna y gorda gallina tendría la raposita para su yantar.
Pero cuando ha sentido la raposa correr entre sus fauces la sangre tibia, humeante, de la gallina, ha perdido la cabeza. Cómo brillan ahora sus ojos. Cómo va de una parte a otra furiosa, abstraída, tambaleándose, como ciega, como borracha!
No se harta de destrozar gallinas; tendidas quedan muchas por tierra. En la casa deben de tener el sueño muy pesado; nadie se mueve. ¿qué sahemos? Estos labriegos que trabajan a costa de un amo son muy ladinos. Pensad en las matanzas que hacen los pastores y se las achacan a los lobos. Tal vez ahora saben que la zorra está destrozando el gallinero; pero como la raposa no ha de poder llevarse todas las gallinas y han de quedar algunas muertas. Entusiasmada, encarnizada su labor siniestra, la raposita no ve que un claror blanquecino aparece por 0riente. La aurora comienza a anunciarTiene este momento único de la madrugada un encanto profundo. Nos atrae misteriosamente esta palidez que en el cielo se inicia. Todavía es de noche.
y ya está ahí el día que llega. En este minuto supremo las luces que han velado toda la noche van a borrarse en la claridad del día; su misión ha terminado Durante las tinieblas han puesto sus resplandores sobre una mesa en que una cabeza se inclinaba sobre los libros, o han iluminado. tenuemente la cara blanca, sobre ropas blancas, de un enfermo; o se han destacado como puntitos rojos y verdes, en el horizonte, en tanto que las locomotoras lanzaban agudos chillidos y pasaban raudos los treCuando la claridad del día va aumentando, las luces, todas las luces, luces trágicas o luces de esperanza, se retiran, se esfuman, se disuelven, se recogen en una tregua de reposo hasta la noche vienidera. esta hora de la madrugada, las montañas ya comienzan a destacarse más vivamente sobre el cielo; el cielo es de una claridad vaga y lívida. Dentro, en las casas, se hace una densa y confusa penumbra. Las cosas van a surgir a la vida; las ventaas van a recobrar su espíritu de luz y de sol. nuestra raposita se le ha hecho tarde. No puede salir sin peligro del gallinero; van y vienen gentes por la aldea. Otros gallos lejanos cantan; un can ladra. No tiene más recurso nuestra raposa que salir a la calle y tenderse en medio haciéndose la muerta. Porque si la vieran correr por las calles del pueblo. qué sería de ella. Son muchos los animalitos que se hacen los muertos para librarse de las trazas sanguinarias del hombre. Se hace la muerta elsta arañita que, en el campo, ha bajado desde un árbol, por un hilillo sutil, hasta las páginas blancas de este libro que estamos leyendo. Se hace el muerto, replegando sus patitas, este cetonio que nuestros dedos han tropezado en el fondo de una rosa, lecho fresco y fragante.
Se hacer el muerto este glomérido que encontramos debajo de una piedra y que se convierte en una bolita de acero.
en en se.
GRANJA SAN ISIDRO MAX JIMÉNEZ CORONADO COSTA RICA Toro importado de la CARNATION MILK FARM Co. Gran Campeón del Estado de Kentucky, hijo del campeón del mundo.
Hijos de este toro y de vacas de pura raza se venden, de meses, a 100. 00 (U. No debe olvidarse que este hato está inmune a la fiebre de garrapatas.
SIR INKA MAY VALENTINE Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica