Imperialism

REPERTORIO AMERICANO Tomo XXX SEMANARIO DE CULTURA HISPANICA San José, Costa Rica 1935 Sábado de Junio Año XVI No. 733 Núm. 21 SUMARIO Gregorio Marañón Un ensayo sobre el academicismo de don Pio Baroja Salidas de Pio Baro a Noticia de Libros y Autores Proceso y juicio de la República Española (y Visita a Chopin Arabe sin huri.
México siempre Villalobos Dominguez Benjamin Jarnés Xavier Villa urrutia Salvador Novo El lanchero Carlos Salazar Herrera La perla Carlos linesia Poesia contemporánea Pedro Henriquez Ureña Breviario lunar Enrique Macaya Lahmann Veamos lo que dice el imperialista yanqui Upton Close. Juan del Camino Versos nuevos Gris El Cristo semitico de Jacobo Epstein Luis Calvo Un ensayo sobre el academicismo de don Pío Baroja 1 En la vida española, y probablentente en la de todos los países latinos, tiene una parte y una responsabilidad profundas, un pequeño monstruo anónimo y te.
mible, que. es el hombre del café.
No es, como en otras latitudes, el ho de la calle que entra unos minutos en el café o en el casino, para descansar de la tarea diaria o para hablar o nego.
ciar con gentes distintas de las de su medio habitual. Nuestro hombre del café es, sólo esto, hombre del café, desde la mañana hasta cerca de la mañana siguiente. Incluso, si trabaja algún rato, si va, por ejemplo, someramente a la oficina, lleva alli el espíritu disolutivo y acerbo de la tertulia. Nuestro don Miguel de Unamuno, llevado de su prurito.
no de contradicción sino de con.
trapelo, que tanto ha contribuído a mantener despierta la conciencia nacional, pero que, a veces, la enturbia (quizá para que luego se aclare más. ha dado no hace mucho el espaldarazo de su elogio a este hombre del café. Es dificil saber la razón. Precisamente debemos a Unamuno las páginas más profundas sobre la pasión del resentimiento, morbo insinuante y letal de la vida es.
pañola; y quien, como él, la conoce por versión directa y en.
trañable, como pocos españoles más. entre éstos está el mismo don Pio Baroja sabe bien que el hombre del café es, entre otras cosas, manantial inagotable de resentimiento Cuando el hombre de la calle, lleno de afanes, pasa por delante de una de esas terrazas o escaparates del casino o del café, siente en sus carnes.
sin necesidad de mirarlos, los dardos del resentimiento disparados por aquellos hombres, que vegetan rumiando sus propias acedías en torno de la mesilla redonda o puestos en pie detrás de un vasto cristal. El hombre de la calle pasa, de largo, arrastrado El hombre del café y el hombre de la calle. casinero y del café con tertulia.
La farsa del antiacademicismo.
Vienen a cuento estas reflexiones porque cuando al comen.
Estética de Baroja zar el verano último, Se supo que Por GREGORIO MARAÑON la Academia Española, con feliz unanimidad, había elegido a don De La Nación. Buenos Aires, 28 abril, 1955, Pio Baroja en una de sus vacantes, un remolino de sorpresa y de indignación agitó el espíritu del hombre del café y se transmitió como un rayo de mesa en mesa. Baroja académico! El suceso re.
presentaba una traición de la Academia a su propia historia, llamando a su colaboración quien más estrictamente encar naba, al parecer, en la literatura española el espíritu antiacadémi.
co; y representaba, además, en el gran novelista, la apostasia de su historia de personal aspereza, de supuesta rebeldía gramatical y de independencia un tanto selvática frente a las convicciones, valores e ideas y lugares comu.
nes de nuestro medio social. sin embargo, al hombre de la calle, no al del café, le parecis absolutamente natural que en una Academia donde deben reunirse las figuras más altas de la literatura de un país, tuviese su lugar de honor don Pio Baroja.
Porque hasta el hombre de la calle no llega esa distinción ar.
tificiosa de lo académico y lo antiacadémico, artificio, es cierto, que algunas veces se originó en criterios de la Academia misma, pero que ahora no podían invo.
carse desde el instante en que la Corporación, por espontáneo impulso, llamaba su regazo a quien se ha llamado a sí mismo Pio Baroja escritor de la calle.
Por Juan de Echavarría Un gran escritor, para el puede preocupaciones, por el arroyo nena. De un político español no fecundo. El otro, detenido en el blo y para la Academia es muy remoto se dijo que sus erro.
meandro estancado del café, in.
quien sabe expresar con la palares se debían a que no había ido bra escrita el mundo de la reali.
yecta su resentimiento en el am nunca al café. Pero hoy vemos dad de fuera y el de la realidad biente y no tiene otra misión. claro que lo mejor de su obra y de us propias creaciones; y de Grave error seria el confundirlos. la razón de que aun sigan vivos tal modo que exista un parale.
El hombre de la calle hace la su huella y su recuerdo se debe, lismo absoluto entre el movimienhistoria y el del café, fundamen. precisamente, a que jamás anclo talmente antihistórico, la enveto psíquico de ideas, sentimientos en esas ensenadas del cenáculo y emociones y el movimiento del a Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica