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248 (REPERTORIO AMERICANO Manuel Azaña secular Todos los partidos, sin excepPor SALVADOR DE MADARIAGA De Ahora. Madrid. 20 de marzo de 1935.
ture Manuel Azaña Dibujo de Juan Carlos Huergo En la tarde del día en que estas líneas se publiquen reaparecrá en la tribuna parlamentaria una de las más altas figuras de la política española. Don Manuel Azaña fué no sólo uno de los miembros más activos y creadores del Comité revolucionario y luego del Gobierno provisional; ha sido el gran artífice de la Revolución y el primer arquitecto de la Pepública.
Hoy está de moda denigrarle y desconocer sus altas dotes y poner de relieve sus errores. No soy azañista, entre otras razones, porque no soy fulanista. Además, es dudoso que participe de alguna de las ideas políticas más arraigadas en el señor Azaña, y como las mías son patentes, nadie podrá llamarse a engaño. Añadiré que la tremenda injusticia del Cuerpo electoral español al condenar casi a un ostracismo parlamentario a este hombre ejemplar, no ha dejado de influir en la evolución que me ha alejado definitivamente del sufragio directo. Creo que cometió dos errores graves, y yo con él. puesto que seguí sirviendo a su Gobierno y, cuando en Madrid, votando con él, apechugo con la responsabilidad: el de la política religiosa, error que, en cuanto a mí, cometí a sabiendas y por disciplina de partido, y el de la solución de la crisis de diciembre de 1931, inclinando al Gobierno a los socalistas en vez de a los radicales, error que yo no ví entonces tan claramente como hoy y que mal puedo reprochar a quien lo cometió.
Desde su salida del Poder, mi distanciamiento de la política del señor Azaña es mayor. Creo que es obligación de todos los partidos el saber perder. Las últimas elecciones se hicieron con una ley Electoral votada bajo la dirección parlamentaria del Gobierno Azaña y bajo la presidencia del Consejo de un hombre de tan firmes convicciones izquierdistas, que a ellas sacrificó lazos añejos, personales y de partido. Si en estas condiciones triunfaron las derechas, los partidos de izquierda, en mi opinión, debieron haber acatado el veredicto popular y colaborado en la oposición, dentro del sistema parlamentario normal, que es su credo. Jamás he oído argumento en contra de esta opirión que no me haya parecido impreg.
nado de pasión y de espíritu de guerra civil. Por mi parte, lamento que el señor Azaña no se haya sobrepuesto a los obstáculos sin duda serios y graves que le han impedido adoptar esta actitud tan educadora para un pueblo que parece imaginar que no hay más que dos posturas políticas posibles: el banco azul o las barricadas.
Pero con lo que queda de don Manuel Azaña, descartados estos que para mí son errores para él, sin duda, aciertos. hay para infundir a todo hombre recto mucho respeto y mucha admiración. La gran obra suya fué la eliminación del ejército del cantpo de la política. Es menester volver a mirar las coisas como estaban antes de 1931; recordar aquella terrible hipoteca que la oficialidad española hacía pesar sobre la vida pública de España hipoteca que ningún partido político de hoy acepta.
ria. darse cuenta de que la labor más difícil, la más espinosa, la que exigía, a la vez, más tacto, más valor y más energia, era precisamente la más urgente, la labor previa, sin la cual no podía ni hablarse de República y que, revelando las dos grandes dotes del hombre de acción: visión certera de la labor a realizar y ánimo para emprenderla, don Manuel Azaña, preparado de antaño para ello, fué al Ministerio de la Guerra y desde allí, sin alharacas ni publicidad, sin ensañamiento ni sectarismo, con una admirable objetividad, una serenidad.
perefcta, logró curar a España de su mal ción, le deben gratitud porque, es menester repetirlo, ninguno querría volver la situación en que España estaba antes de 1931, y el cambio se debe precisamente al ministerio de la Guerra de la revolución.
No es mi intención hacer aquí un inventario de la labor política de don Manuel Azaña, cosa que sería quizá contraproducente para lo que es mi verdadero propósito. Si me he permitido emitir aigunos juicios desfavorables es para dar garantías de mi independencia de criterio, que pienso conservar pese al paqueo de los guerrilleros del azañismo; y si he rememorado la obra hecha por don Manuel Azaña en el Ministerio de la Guerra es porque la creo fundamental y lamento verla tan olvidada y desagradecida por tirios y troyanos. Mi propósito no es personalista y de ensalzamiento de un caudillo, un don Fulano, sino práctico y objetivo, y es el de apuntar que una democracia se suicida cuando ataca desconsideramente a sus hombres representativos El progreso de toda vida colectiva depende de la fecundación mutua de los prohombres por la masa y de la masa por los prohombres.
El verdadero prohombre es un valor político y social que pertenece a toda la nación y a toda ella enriquece con su presencia y con la irradiación de energia mental y moral que de él dimana.
Concedido que tal o cual obra politica de don Manuel Azaña sea opuesta a las creencias, preferencias o intereses de tal o cual partido, todos los partidos, no obstante, todos sin excepción, hasta los monárquicos ante este republicano, hasta los comunistas ante este burgués, tienen por encima de sus intereses uno más alto y mayor: el de que una gran figura española, que un tiempo alcanzó justo renombre entre españoles y extranjeros, siga rodeada del respeto y de la adniración que se merece. Atáquese en buen hora su política yo me reservo, si de ella difiero, el hacerlo con toda lealtad y aun con toda amistad, y recuerdo aquello de Nietsche: Sé para tu amigo lecho de reposo, pero lecho duro, lecho de campaña. atáquese, digo, su política si de ella se difiere, pero que el ataque se detenga ante el hombre puro y limpio, ante la inteligencia vasta y potente, ante el sentido histórico y el intenso patriotismo de este hombre ejemplar; y aunque ceda a la admiración ante aquella elocuencia tersa y sobria, aquella ideación segura y articulada, aquella forma tan adecuada y fielmente expresiva del pensamiento, que la dicción pasa a escritura sin que haya de intervenir el lápiz del corrector de pruebas.
Todos los españoles llevan las de ganar en que haya surgido entre ellos un gran español; toda España en poder contar con un gobernante de espíritu ta constructivo. Cese la guerra civil que en su torno han desencadenado las pasiones partidistas y, sin perjuicio de que continúe la lucha política, liberemos este espíritu preclaro de la amargura de verse atacado por bajo del nivel que le pide su nativa nobleza.
INDICE. 00 ENTERESE ESCOJA Luce Fabri: Camisas negras.
C2. 00 Alberti: Carlos Marx y la acción del proletariado. 75 Ernest Henri: El plan de Hitler. 50 Humberto Donoso: Programa de Derecho Civil Rogelio Sotela: Rimas serenas. 00 Vicente Saenz: Rompiendo cadenas (Las del imperialismo norteamericano en Centro América. 00 Pablo Antonio Cuadra: Poemas nicaragüenses 50 Pedro Emilio Coll: La escondida senda. 50 Henriquez Ureña. Narciso Binayán: EI Libro del Idioma, Empastado y Guía) 00 Müller Lehaning: Estado marxismo. 50 Camilo Berneri: El delirio racista 50 Solicitelos al Admor del Rep; Am. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica