REPERTORIO AMERICANO 107 una ta Alianza para que interviniera en la independencia de la América, pues ni Austria, ni Prusia, ni Rusia, tenían los medios ni el deseo de llevar a cabo esa intervención. Canning comprendió que un acuerdo con Francia implicaba la derrota final de cualesquiera planes que la Santa Alianza pudiera tener respecto de la independencia de América. Inglaterra sola podía impedir que tales planes se pusiesen en ejecución. COD Francia de su lado, la Gran Bretaña podía literalmente reírse de la Santa Alianza.
ul.
La admirabie labor realizada por Canning ha hecho creer a muchos que fué el célebre estadista inglés el verdadero padre de la Doctrina Monroe. Nerval contradice abiertamente esa tesis.
La esencia de esa Doctrina, como se deja dicho, formaba parte desde hacía tiempo de la política internacional de los Estados Unidos. Además, el pensamiento de Canning era distinto del contenido en la declaración del presidente Monroe: el primero contemplaba un acuerdo entre las dos grandes potencias; el segundo una manifestación de carácter unilateral. Pero lo que sí parece evidente es que las activas gestiones del ministro inglés para cerrarle el paso a la Santa Alianza, obraron de manera decisiva en el ánimo de Monroe y de su secretario de Estado para apresurarse a lanzar al mundo la histórica Declaración. Sin ella, Inglaterra, que por su solo esfuerzo garantizaba contra las maquinaciones de la Santa Alianza la independencia de las nuevas Repúblicas, iba a ejercer sobre ellas en lo futuro una influencia decisiva y perjudicial para los intereses de los Estados Unidos.
Así lo declaró Adams en forma terminante: Si la Santa Alianza interviene y la Gran Bretaña triunfa sola contra ella, las colonias españolas caerán completamente en brazos de Inglaterra, Los Estados Unidos deben obrar, en consecuencia, de manera rápida y decisiva.
Pero sea lo que fuere de los orígenes próximos o remotos de la asendereada Doctrina, es lo cierto que leyendo y meditando esta historia, queda en el ánimo una impresión amarga de pesimismo sobre los móviles que rigen y países en el concepto de los grandes estadistas del mundo. Nuestra independencia, conquistada por los esfuerzos, los sacrificios y la sangre de nuestros antepasados, estuvo seriamente amenazada por las actividades de un poder maléfico y tenebroso, organizado para atentar contra la libertad de los pueblos. de esa terrible amenaza no nos libro un ideal generoso, altruista y humanitario, una gran filosofía política, un elevado concepto jurídico respecto del derecho de los pueblos a labrarse sus propios destinos. Nos libraron de esa amenaza.
grandes intereses materiales en juego Los extensos territorios recién separados de la dominación española, eran un nuevo continente lleno de promesas, un campo inmenso de expansión comercial, de influencia política, de penetración económica y de explotación de riquezas naturales ingentes. Pensar en que hubieran podido volver tan vastos, ricos y prometedores dominios a la corona de España, ante la tranquila y descuidada indiferencia de una raza nacida para las grandes empresas marítimas y para la conquista comercial y económica del mundo, era por lo menos candorosa ingenuidad. Ya que los latinoamericanos, tras el caballo de guerra de sus libertadores, habían realizado la magna y legendaria proeza de romper para siempre el yugo de la Metrópoli, aquella raza nórdica, calculadora y positivista, no podía menos de aprovechar en su propio beneficio el titánico esfuerzo de los pueblos emancipados. Para ellos era necesario descartar en absoluto toda posibilidad de reconquista española, pues tras esa reconquista volvería España a implantar sus viejos métodos de explotación de aquellas colonias, cerrándolas por completo al comercio y a la penetración económica de otros países. tanto Inglaterra como los Estados Unidos necesitaban de este vasto continente para la expansión de su comercio y para procurarles inversión lucrativa a sus ingentes capitales, fuera de que los Estados Unidos consideraban amenazada su seguridad con la instalación de una potencia europea en América. De allí la oposición de ambos países a las posibles aventuras de la Santa Alianza. De allí la Doctrina Canning y ia Doctrina Monroe.
Pero Inglaterra y los Estados Unidos se celeban mutuamente. Por eso no llegaron a la declaración conjunta propuesto por Canning.
Para Inglaterra había el peligro, que hechos posteriores demostraban no ser ilusorio, de que los Estados Unidos, por su posición preponderante en el continente, se anexasen territorios de las antiguas colonias españolas, con perjuicio para el comercio y la expansión económica de Inglaterra y con el resultado necesario de aumentar peligrosamente el poderío de la Gran República del Norte. para ésta, la influencia de Inglaterra sería decisiva sobre aquellos países en el caso de que fuera ella sola la que defendiera su independencia contra las maquinaciones de la Santa Alianza. Por eso los dos gobiernos, casi simultáneamente Inglaterra en octubre de 1823 y los Estados Unidos en diciembre del mismo año sin comprometerse en ningún acuerdo sinalagmático, hicieron, cada uno por su parte, lo que juzgaron necesario para contrarrestar los propósitos de la Santa Alianza: Inglaterra, con el acuerdo o memorándum Canning Polignac, que le ataba las manos Francia; los Estados Unidos, con la proclamación de la Doctrina Monroe.
Para el mundo internacional, Canning y Monroe no son padre e hijo; son dos hermanos gemelos, y como tales han llevado a cabo en perfecto acuerdo, durante un siglo, estupendas aventuras en la América hispana.
El capítulo IX del libro de Nerval, en que pone en contraposición la que pudiera llamarse la Doctrina Bolívar con la Doctrina Monroe, es obra maestra de lógica, de clara comprensión y de profunda ironía. Allí aparecen historiados, sin que falte nada esencial, los antecedentes del congreso de Panamá, aquella célebre asamblea de estadistas de este continente, convocada por el Libertador para darle forma a su magna y hasta entonces romántica visión de una América de pie ante el mundo para proteger su propia existencia, independiente de todo poder extraño y preparada para consolidar sus propias instituciones. Los Estados de América decía don Pedro Gual interpretando el pensamiento de Bolívar deben aliarse y confederarse perpetuamente, en paz y en guerra, para consolidar su libertad e independencia, garantizándose recíprocamente la integridad de sus respectivos territorios. Unión perpetua, asociación y confederación de todos los países del continente, contra España o contra cualquiera otra potencia. dijo Bolivar al formular su pensamiento sobre el programa y orden del día del congreso de Panamá. En síntesis, una Sociedad de Naciones americana, pero una Sociedad de Naciones con dientes, de carácter práctico y de forma cbligatoria aquí vino, como tenía que venir, el conflicto definitivo entre las dos mentalidades y aspiraciones, entre el idea(Pasa a la página siguiente)
In angello cum libello Kempis. En un rinconcito, con un librito, un buen cigarro y una copa de Anis Imperial suave delicioso sin igual FABRICA NACIONAL DE LICORES San José, Costa Rica Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica