Communism

266 REPERTORIO AMERICANO traba perfectamente. En cambio, más de una vez, en un pueblo solitario he sentido la desazón de pensar. si me pusiera enfermo de pronto? Usted sabe que Tagore tiene que andar siempre con un médico al lado. que lo mismo le pasaba a la condesa de Noailles.
Eso es todo lo que se refiere a mi. Se ha fantaseado mucho. Lo que sucede es que a uno por su sensibilidad, le impresionan más hondamente las cosas: pero le dicen que hay que ir al Polo, y va. Divino Juan Ramón! Sólo a fuerza de serlo se concibe que quien escribió las Pastorales esté aquí frente a nosotros. Hay poetas que nos angustian.
Pensamos que después de aquel milagro de belleza y emoción no podrán salvarse. Para ello hay que ser divino.
Juan Ramón Jiménez es un poeta así.
géneros: romances, canciones, sonetos, silvas, estancias. la mitad del texto aproximadamente será inédita. Resulta curioso dice Juan Ramón comprobar que mi labor de treinta años da prosa y verso casi por partes iguales: En mi obra incluiré hasta las cosas de los catorce años. Hoy tengo cincuenta y tres; si uno logra vi.
vir diez más, tendrá la alegría de ver ordenada su obra. Lo que colmaría mi satisfacción sería publicarla sin mi nombre. Pero ya que la mitad se ha pu.
blicado con él, no me decido a negarlo ahora. Se ha dicho que usted corrige mucho sus manuscritos. Corregir, no. No es eso exactamente, puesto que no modifico lo más minimo ni el acento ni el espíritu. Pero si sobran tres palabras o hay un verso ridículo. por qué dejarlos? Hay que volver sobre las cosas para meter la inteligencia en lo que hizo el instinto.
Sobre todo, lo que yo persigo es la tersura. Evitar el verso empedrado.
Tersura. Ahora se va a ver que es una labor enorme la que usted ha hecho. Yo trab: constantemnete porque mi trabajo es mi vocación. Ojalá cada cual pudiera hacer el trabajo de su gusto. Así entiendo yo el comunismo: que cada cual trabaje en lo que le guste. no digan que no se encontraría gente para los trabajos rudos, porque hay quien goza partiendo troncos lo que no gozaría si le obligasen a estar con una pluma o un pincelito horas y horas.
ser De El Tiempo. Bogotá Entre dos viajes a las capitales eu su propio ramo de la técnica, satisfaropeas, en la nueva diplomacia de con cer las demandas de una carrera nunversaciones directas que tan valiosos ca solitaria, sino llena para él de comfrutos deja desde Mr. Barthou a los es petidores, al mismo tiempo no quedarta distas europeos, sir John Simon, el se demasiado atrás en el campo de la ministro de relaciones de Inglaterra, cultura general. Como lo sabe él misha encontrado tiempo para dictar una ino por propia experiencia, es ésta una conferencia sobre un tópico tan gene ardua labor. Refiriéndose con fina iroral y tan alejado de su especialidad nía a sus colegas los jurisperitos, hacomo el que indica este título: Espe bló sir John del juez que no había leícialización y cultura.
do nunca ninguna de las obras de ShaAnte los profesores de la West kespeare, y recurrió al sargento del minster Hospital School explicó sir juzgado por guía de lecturas, pregunJohn cómo el profesional debiera an tándole cuál de las obras del clásico tenerse al frente en el conocimiento de inglés debiera leer primero. El sargento le recomendó Romeo y Julieta.
Algunas semanas después el sargenUna antolo. to le preguntó si había leído la obra. Viene de la página 264. Sí contestó el juez. la he leído. Es poetas? Casi tantos son los que figuran un tejido de hipótesis improbables desde el principio hasta el fin. Es evien cualquier antología nacional. La tarea de selección, aun hecha con mano dente, como explica sir John, que el juez tenía un cerebro de una sola pie.
generosa, ha tenido que difícil.
za. Como caso opuesto cita sir John Siempre el conocedor de poesía echael de Robert Bridges, que después de rá de menos algún nombre que aventaatender sus numerosas consultas en dijaría, en su opinión, a algún otro. Si yo señalara omisiones, caería tal vez en versos hospitales de Londres se entreel mismo pecado.
gaba a su Violon Ingres. la ornitología. Era una autoridad, además, en Pero lo más notable en libros como tósiles y en literatura griega, y hacía éste es el comienzo de labor orgánica.
versos La lista de médicos poetas es Hasta aquí ninguno lo había intentado, muy larga, según sir John.
no ya en una antología, sino ni siquiera en una historia literaria, como lo ha En nuestros días no puede exigírsehecho Federico de Onís.
le a na die Su libro ha que sea una enciclopedia ambulante, pero sí algunas lecturas gede ser la piedra angular, el asiento de nerales toda construcción futura.
Sus propias lecturas, revela sir John modestamente, son la de los clásicos, aunque sólo puede entregarse INDICE: a ella en las ediciones bilingües que presentan en una página el texto griego o latino y en la página opuesta su versión inglesa.
Como su auditorio era de médicos, LIBROS QUE INTERESAN insistió sir John en que cada doctor LOS MAESTROS joven debe tener conocimiento de alP. Henrique Ureña, Narciso Binayán: El Ligún lenguaje moderno e interesarse bro del Idioma y su «Guía. Pasta. 00 modestamente en los asuntos públiDewey: Filosofia de la educación, los cos. Acaso resulte ingenuo, pero nos valores educativos 50 Gotteland: Hacia la Educación integra parece consolador saber que este verfísica intelectual y moral 50 dadero scholar. discípulo que fuera Lorenzo Luzuriaga: La escuela única. 00 del seminario de todos los Santos de Tawney: La Segunda Enseñanza Londres, no se avergüenza de tomar para todos 25 Félix Marti Alpera: Geografía.
Siis clásicos de la manera más cómoda, y Schmieder: Didáctica general.
Claro 50 en las traducciones bilingües.
Richard Wickert: Historia de la Pedagoque no es esto aconsejar el olvido o el gía. 00 no aprendizaje del latín o el griego, Concepción Amor: Las escuelas nuevas escandinavas sino la invitación a leer las obras esen1. 50 Rosario Fuentes: Herder y su ideal de ciales aun cuando sea en esas pavohumanidad 25 rosas ediciones australes que azoran Solicítelos al Admor, del Rep. Am.
Nuestro recelo se ha desvanecido. En la persona de Juan Ramón Jiménez hemos encontrado al poeta. Nada ha descompuesto la semblanza ideal. Se dijera incluso que su voz, un poco lenta, llena de vibración interior, clara y grave al propio tiempo, es la voz adecuada a sus romances. Quisiera preguntarle algo todavía, Juan Ramón. Dígame, dígame. Yo oculto nada. Se refiere a ciertas aprensiones de usted. Ah. sí.
Mire usted. Cuando yo era casi un niño murió repentinamente mi padre una noche allá en el pueblo. Verlo morir mientras la casa se llenaba de gritos me produjo una impresión im borrable. partir de entonces tuve durante mucho tiempo la idea fija de llevar la muerte a mi lado. Esto, unido a mi temperamento reconcentrado, me produjo una melancolía inmensa. Viajé. Estuve en Francia en un sanatorio Me acostumbré a vivir en casa con jardín; cuando regresé a España, el doctor Simarro, que muy amigo mío, me proporcionó el modo de hospedarme en el Sanatorio del Rosario; todo aquello, es decir, toda esta parte de Madrid, era campo entonces; allí escribí los Jardines. fuí el primer huésped de la antigua Residencia de Estudiantes. Pese a las aprensiones, uno ha ido a todas partes.
En Nueva York, donde me casé, me enconno era 00 a Jub. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica