36 REPERTORIO AMERICANO Fatiga general KINOCOLA fantasía, con santidad de anacoreta, dejarla libre de crecer y manifestarse, jamás tocarla con las intenciones, ni aprosionaria en los prejuicios; el amor para servirla con todas nuestras facultades, aunque sea poca cosa; humildad ante el fantasma que debe ser en nosotros el señor nuestro, nuestro tirano, no nosotros, por la sencilla razón de que somos carne y hueso, estamos vivos, tenemos nuestros intereses, y ningún juez nos meterá en la cárcel si somos prepotentes; en suma, las conveniencias elementales que debe conocer al dedillo quien se estime digno de ciertos encuentros, la buena crianza de este caballero andante que es el artista. además, la resignación previa con los errores.
Orgullosos de tantos bellos principios y perdiendo la salud para ponerlos en práctica, muchas vieces nos daremos cuenta, al terminar el trabajo, de no haber concluído cosa alguna (o tal vez no nos daremos cuenta nosotros y se darán cuenta los demás. mientras aquellos que hacen todo lo contrario, esto es, los que, con ánimo de superchería ambiciosa, sordos a la simpatía de la efímera luz poética de las cosas, gobiernan cementerios de luciérnagas o como los prefectos de los antiguos colegios usan la férula sobre las espantadas humillaciones de las ideas infantiles que han cogido abandonadas y tienen en lista y presentan en los exámenes como prueba del sistema que han empleado para educarlos. y Dios nos libre de imaginar lo que haya sucedido en el secreto de los dormitorios. estos tales, digo, es decir, ciertos literatos, no se equivocan jamás, no corren riesgo alguno, siempre terminan algo; y puesto que escriben sobre papel y publican libros, tal cual lo hacen los artistas, nos hacen creer en la confusión que el oficio les cuesta, seriamente, sudor de sangre y es un verdadero sacerdocio. suele sucederles que se tienen y son tenidos por más hábiles y como escriben mejor, como si bigote de brigadier pudiera ser mejor que higadillo de pájaro o el color verde que el número cinco.
Ponía en guardia a aquel joven también sobre este punto. Ya se sabe que siempre he tenido el diente envenenado contra los literatos por aquella bendita historia de escribir mal.
Temo, en suma, haber sido muy fastidioso, porque de repente no lo volví a ver. Pero entonces no sospeché cosa alguna, de tal manera me había enfervorizado por el bien suyo. Es señal pensé, de que se ha ofendido o se ha descorazonado. Cuando volvió, después de algunos meses, estaba en cambio lleno de valor, era un león; había escrito algunas cosas. Las mismas, escritas de nuevo de arriba a abajo. Pero. cómo. Usted las ha escrito. De esta manera. quién podía ser? El, en persona.
Pero, Dios mío, eran otra cosa distinta. ya no eran cuentecillos. Habían crecido las pretensiones. Desfiguradas, pero con aire de modestia, casi de desaliño, ralidad de la retórica, respecto a la seCansancio mental lección del lenguaje o el rumbo de la trama (lógica, verosimilitud, proporciones, reglas externas que un artista deNeurastenia bería aplicar y no puede aplicar sin perder la naturalidad a que ellas preSurmenage tenden conducirlo. sino esa otra intima, de los movimientos del espíritu abandonado a su mecánica espontaneidad. Entendámonos; no digo que no se pueda buscar un tema hasta en la son las dolencias que se crónica de un diario. Shakespeare los curan rápidamente con buscaba en las novelas italianas y en la historia) No es la fantasía creadora la que lo busca. Lo busca nuestra curiosidad, nuestra necesidad práctica de tener un pretexto, o qué se yo. esta no es la búsqueda que perjudica, porque una el medicamento del cual dice vez aceptado ese pretexto por la fantasía, cesa toda investigación externa. La el distinguido Doctor Peña sagrada matriz generadora no tiene papilas nerviosas que la estimulen a busMurrieta, que carse un germen para criarlo; ella, si es fecunda, debe ser en cierto sentido es presta grandes servicios a tra túpida, absorta. Así el germen como los alimentos para nutrirlo. que habrán tamientos dirigidos severa y de refluir sobre ella a medida de la necesidad, la fartasía debe hallarios en sí científicamente ignorando beatíficamente como los posee, si fueron buscados con otras facultades del espíritu o cayeron por casualidad; que el obtenerlos de esas otras fapasmaba al ver cómo guiñaban los oji cultades del espíritu cuesta poco o mullos al Misterio, al Destino. Me dijo: chísimo a la fantasía engendradora de. Qué quiere usted? Por fin he en lo mismo, no tiene importancia. Lo tendido. Hoy se escribe así. Usted no importante es que ocurra en el momenme lo podía enseñar, es de otra genera to de la fecundación, aquel instante de ción felicidad por el cual el artista tiene la ¿Quién escribe así? Todos, decía él, sensación de haber hallado. y que todos los jóvenes de su generación. Dijo acaso se puede explicar por la secreta que ahora todos sentían así. Tal vez correspondencia entre la calidad del era cierto Eran muchos los que, no di germen, sus posibilidades de desarrollo, go que sentían, pero escribían en esa con las aptitudes peculiares de la fantajerga: formaban la cooperativa de los sía en que se ha posado.
que de antemano habían renunciado a Entonces no habrá peligro de que el correr el gran riesgo del arte. La fuer artista corrompa su facultad, trabajanza que a cada uno faltaba para ser el do estudiosamente para hacer crecer un mismo y solo, desnudo, libre a merced fruto que no podrá producir con esponde la fortuna, se hacían la ilusión de taneidad. Este es el punto. Se salva que la habían conquistado con ese táci la naturalidad; es posible la perfección to acuerdo. Al confesar, mi amigo de. de la obra; ocurre el encuentro con la jaba a salvo por lo menos su ingenui fortuna; al menos para el acto de la dad, que era grandísima. Qué podía concepción, porque, después hay que decirle yo. Qué yo no me la tragaba? defender la naturalidad y volver a haTambién él lo sabía.
llar la fortuna a cada paso durante el Lo felicité.
proceso de la creación en el cual el desHe aquí uno que había hallado, pero envolvimiento de la obra no está suieto buscando, como lo quiere el proverbio. a leyes y necesidades de la vida orgáSe había ingeniado con un poco de as nica tan fuertes que puedan conducirlo tucia. Añadiré en su honor que no tu a su fin y librarlo de todo peligro casi vo la desfachatez de perseverar. De naturalmente; sino que sigue expuesto otra suerte se habría ganado un buen y sujeto a mil influencias externas y nombre y yo por delicadeza no habría más aun, a la extrema movilidad del traído aquí su caso. Ha hallado espíritu el cual permanece siempre tan buen empleo, en el cual se requería un dueño de su criatura como un cuerpo hombre de buen gusto y él lo tiene; ei de su feto o un árbol de su fruto arte queda como un pesar o como un Para hacer otra comparación: debe capricho de juventud, según el humor ser un poco el caso de las libres bestias del día.
que llamamos fieras, y de cómo ellas Quiere decir que era un hombre de aprenden a vivir devanando el hilo misbien. mis fatigas no fueron perdi terioso del instinto. Haciéndose primero das: ne salvado a la patria de tener obedientes al instinto, con razones y exotro literato más periencias coordinadas, fruto de una He dicho ya que es necesario ha serie de pasos a tientas y de choques pallar sin buscar como única salvación po vorosos contra las barreras, afinando, sible de esa naturalidad que es conidi educando, por cierto a costa de mucha ción de toda obra de arte. No la natu disciplina y de que quién sabe cuántas un Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica