REPERTORIO AMERICANO 27 mano izquierda. dijo casi sin titubear.
Entonces Soji levantó la cabeza que hasta aquel momento había mantenido inclinada sobre el pecho, y dijo casi llorando. Oh! Shan ilustre: permitidme benévolamente que os haga una humilde advertencia antes de que corten mi mano izquierda. Puedes hacerla contestó severaments Shan. Mi mano izquierda no puede ser cortada porque con ella he sostenido siempre las ramas de los rosales cuando desprendía flores para la dulce novia de Ting, tu digno hijo.
El niño se ruborizó un poco y miro al padre con sus brillantes ojos vengativos. Qué dices a esto? le preguntó el padre. Bueno. repuso el niño perdonadle la mano izquierda, pero cortadle la mano derecha.
Soji volvió a hablar. Ol. ilustre Shan, la mano derecha no me puede ser cortada porque con ella enciendo las lámparas en el altar del dios protector del niño Ting.
También le fué perdonada la mano derecha. Quiéres, entonces, que le cortemos la oreja izquierda? Preguntó Shan a su tierno hijo. Soji, al oír esta amenaza, habló de nuevo. Oh, Shan. justiciero y prudente: la oreja izquierda no me puede ser cortada porque con ella escucho la música del cielo para cantarle versos heroicos a vuestro maravilloso hijo. Te perdonaremos la oreja izquierda, pero no podrás salvar la derecha, le dijo Shan, por su propia cuenta.
Soji grito. Jamás haréis eso como sepas, oh!
Shan bueno y sabio, que con la oreja derechu escucho las palabras del dios cuando entretengo la imaginación de vuestro bello hijo con misteriosas narraciones.
Hubo que perdonarle la oreja derecha, y el niño, ante la defensa del esclavo, dijo al padre. Dejadle libre por ahora; se ha defendido bien o se ha burlado de nosotros. Yo he tenido la culpa de que así hayan sucedido las cosas. dijo Shan a su hijo. he olvidado la forma de tu sentencia y he comenzado por querer cortarle las manos a Soji, cuando debi haber comenzado por las orejas. Así habríamos evitado que escuchara la voz de su dios protector que le ha aconsejado la manera inteligente de evadir el castigo.
Pere Shan, que era sabio, había querido que las cosas fueran así para apaciguar los secretos impetus del niño.
EL RUEGO DE LU IMA Antes de casarse con Min Ching, Lu Ima, una joven bella e ingenua, le pidió a la diosa protectora de la fecundidad una sola cosa: que si su marido tuviere un temperamento duro y desagradable, pudiera ella soportarlo con resignación y amabilidad Lu Ima contó sencillamente su ruego a su esclava Ma Lan.
Desde que la niña nació, esta esclava Ma Lan, se hizo cargo de la delicada flor y la llevó en sus brazos como si fuera una estrella. Al oír a la joven, la esclava Ma Lan, se rió afablemente para no herir la fina susceptibilidad de Lu Ima y para apartar de su pensamiento, toda idea adversa a la felicidad del hogar. le dijo este cuento que fué el último que le recitó en su calidad de guardadora. Lo Nun era una niña tímida como la flor de los Nun, y antes de casarse con el guerrero Fu Leng, tuvo el mismo temor de mi digna ama. Fu Leng no era un letrado, descendiente de una noble casa de sabios, como vuestro próximo marido. Fu Leng pertenecía a un clan de guerreros temibles. Pero la familia de los Nun era ambiciosa y deseaba para su hija altas posiciones en la corte. Lo Nun también fué donde la diosa y le hizo igual ruego que el tuyo.
Contigo, la diosa ha sido esquiva; perc no lo quiso ser con Lo Nun. Lo Nun. le dijo eres una florecilla delicada y medrosa como la sensitiva; pero no temas: desde ahora te doy el don de transformarte en cosas bellas cada vez que tu marido se enoje.
Lo Nun se casó tranquilamente con Fu Leng, confiada en el don que le había dado la diosa. Algunos días después del matrimonio, Fu Leng tuvo un gran disgusto con uno de los Ministros y regresó a su casa del peor humor posible del mundo. Oh. mi señor le dijo Lo Nun ¿puedo aplacar tu pena con una huinilde sonrisa de mis labios? Aun cuando las palabras de Lo Nun pudieron sonar en los oídes de Fu Leng como el canto de un pajarillo, tal era su ira que al escuchar a su esposa lanzó una dura expresión de furor. Entonces Lo Nun, fácilmente, tan fácilmente como se tiene una idea fugaz, se transformó en un pequeño vaso de porcelana en el cual había una flor. Fu Leng no se dio cuenta de!
hecho. Comenzó a moverse de un lado para otro del saloncito tapizado en seda azul, cin advertir que su joven esposa 1:abía desaparecido. Cuando pudo darse cuenta de ello, creyó que había huído asombrada ante su irrefrenable cólera.
No quiso buscarla para no dar muestra alguna de debilidad. De pronto, su mirada se detuvo en el pequeño vaso de porcelana donde había una flor. Así estuvo durante un breve instante; sin percatarse se había quedado ensimismado contemplando la bella flor y tan profundamente, que al volver en sí, considero que había empleado el tiempo necesario para ganar una batalla, y la ilusión de ganar una batalla y de engrandecerse a los ojos de los Ministros del Rey con una gloria cierta y durable, puso en su alma la luz de una victoria, como cuando en la oscura noche brilla delicadamente una estrella. Esta primera experiencia satisfizo mucho a Lo Nun, Una segunda vez vino enojado Fu Leng con el espantoso enojo de los hombres de su clase. Al verlo, Lo Nun le dijo tímidamente. Oh! mi señor. puedo volver la tranquilidad a tu espíritu turbado, con una caricia de mis manos? Pero Fu Leng dió una gran voz y Lo Nun tuvo miedo. Para evitar los efectos de la ira en su fina y temblante alma, la joven esposa se transformó en un pequeño libro sobre la mesa de Fu Leng. El guerrero se habia sentado, abatido por su propio enojo. Sin darse cuenta de sí mismo estuvo durante largos instantes. De pronto, sus ojos se encontraron con el pequeño libro. Indiferentemente lo tomó en sus manos y comenzó a leer. Era un tratado de la paz del alma escrito por una inteligente mujer que había estudiado los libros sagrados. Fu Leng se fué llenando de fervor; las páginas eran tan bellas como si hablara con delicada voz una mujer amada. bajo la caricia de las deliciosas palabras Fu Leng se quedo dormido. Cuando despertó tarde de la noche, el libro ya no estaba en sus manos y en canbio, Lo Nun se hallaba a sus pies con sus bellos ojos abiertos como dos lámparas de oro.
Fu Leng ignoraba el misterio de que era objeto.
Pero la tercera ocasión en que Fu Leng se hallaba presa de las furias, Lo Nun apenas tuvo tiempo transformarse en una mariposa que fué a detenerse, en su inquieto vuelo, cerca de una de las ventanas que daban a un jardín de la suntuosa casa de Fu. Desde allí escuchó atormentada a su marido en sus locas e insensatas palabras, y cuando le oyó decir. L, Nun. qué se habrá hecho esta mujer que no sabe cumplir con sus deberes de esposa. la mariposilla frági!
voló hacia el espacio abierto y un pajarillo perdido en el huerto al verla, volo hacia ella como una flecha y lanzándose sobre el pequeño y fantástico juguete lo Cansancio mental Neurastenia Surmenage Fatiga general son las dolencias que se curan rápidamente con KINOCOLA el medicamento del cual dice el distinguido Doctor Peña Murrieta, que presta grandes servicios a tratamientos dirigidos severa y científicamente Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica