Liberalism

EDITOR: REPERTORIO AMERICANO García Monge Representante en Hispanoamérica: Alfredo Piñeyro Téllez (El semestre, 50 EXTERIOR: El año, 00 am.
Giro bancario sobre Nueva York.
Correos: Letra Suscrición mensual: 00 SEMANARIO DE CULTURA HISPANICA Desde que Garrison fundó su Liberator no hubo paz en la Unión: cómo crecen las ideas en la tierra! José Marli. Alicia, en el País de las Maravillas Por LUIS CALVO De Diario de Madrid. Madrid Lewis Carroll. El reverendo Dodgson, para estimular nuestra curiosidad, nos decía de cuando en cuando: el resto, para otra vez. Pero nosotros lc obligábamos a proseguir hasta el final, y así le dió remate. Mrs. Hargreaves llevaba el peso de su infancia con la dignidad y autoridad de una gran dama victoriana.
Todo el episodio tiene un aroma ingenuo que emociona todavía a los ingleses. Alicia es una palabra mágica que los retrotrae a la infancia. ci pensamiento de que la Alicia verdadera ha marchado para siempre, a unirse con Lewis Carroll, su amigo y creador, llena de prosa lírica las columnas densas de sus periódicos una nota ingrávida entre las graves preocupaciones de las viviendas obreras, las disputas en torno al liberalismo y el próximo programa parlamentario Londres, noviembre a Alicia, fotografiada por Lewis Carrol.
La heroina posa como chiquilia pobre.
Poesía de niños Al morir, a los ochenta y dos años, la señora Hargreaves, todos los periódicos de Londres recuerdan la delicada y memorable aventura de su niñez, cuando no era más que Alicia e inspiró a un pastor protestante el cuento infantil más popular de este siglo. ΕΙ Times la compara con la Beatriz del Dante. los diez años su nombre sc hizo, se grabó para siempre en la historia literaria de Inglaterra.
La cosa sucedió como en los cuentos de Las mil y una noches. Una tarde de verano, el deán de la Crist Church. de Oxford, y otro cura que se llamaba Dodgson, se fueron con Alicia, hija del deán, y otras niñas, a bogar por el río, y se sentaron luego a la sombra de un almiar, jurto a una rambla del Támesis, penetrada de ruidos de abejas y de la armonía del agua. Cuéntame un cuento que sea verdad y que no tenga tontertas le dijo Alicia al reverendo Dodgson. Era éste un poco poeta, tenía ojos claros y llevaba en los bolsillos versos y piedras del río. Había contado tantos cuentos a la pequeña, que ésta empezaba a fatigarse de los principes y bosques encantados. El reverendo Dodgson imagino entonces una historia nueva, cuya protagonista fuera la propia Alicia. Alicia en el país de las maravillas. Tenía una hermosura clara el relato, prestancia poética y envoltura real. El reverendo Dodgson se emocionó de la acogida quc su cuento tuvo en aquel cándido ruego de familia, y publicó luego un libro Alice in Wonderland que firmó con el seudónimo de Lewis Carroll. Al poco tiempo el librito corría de mano en mano entre los niños de Oxford, y llcgó a Londres, y se extendió por todo el Reino y el Imperio, y conquistó los Es.
tados Unidos, y su boga fué universal.
Pisó la escena. Fué ilustrado por los mejores dibujantes del mundo. En 1928 el manuscrito se vendió en Londres en 15, 000 libras, una cifra que sólo han alcanzado los manuscritos de Shakespeare. No os encontraréis a ningún inglés niño o grande, que lo ignore. En los días de Navidad, cuando Santa Claus, que es un viejo barbudo y níveo, como el padre Noel, que distribuye sus juguetes a los niños anglosajones, descarga sus alforjas en las ventanas y las chimeneas, no hay hogar que no reciba la gracia de este cuento infantil. Su autor se lo dedicó a su Musa, también en una Nochebuena, y en memoria de un día de verano.
Alicia fué luego la señora Hargreaves. Pero el recuerdo de aquella tarde de verano de Oxford iluminó toda su vida. Cuando se celebró el primer centenario de Lewis Carroll le nombraron doctora honoraria de letras en la Universidad de Columbia. Fué también es critora, y dicen que sencilla y noble.
Escribió un relato encantador de las circunstancias en que nació el cuento de Por De Diario de Madrid. Madrid No nay poesia para niños. sólo hay poesía de niños. para todo el mundo.
Fabricar poesía. o cualquier otro producto literario. para niños sólo puede ocurrirsele a un espíritu mercantil o a un viejo dómine de los que expurgan, arreglan y acemodan. Poesia de niños. Poesía infantil.
Mayor o menor, fácil o difícil, patética o risueña, pero siempre nacida en estado de gracia. En ese estado al que debe volver el poeta más viejo y complicado y resabido. si quiere producir la buena poesia de niños. para todo el mundo. Se exceptúa siempre el lector profundamente resabido y complicado. Sánchez Trincado y Olivares Figueroa, compiladores del precioso libro Poesía in fantil recitable. han comprendido bien su faena. Poesía infantil dicen es la poesía hecha para que los niños la digan ccmo si fuese suya. El donante se hace seme.
jante al donado; después se mete en su propio regalo y se da en comunión. Los niños asimilarán esta clase de poesía si el poeta ha logrado su intento. Encontrarán los niños que dicen lo que sintieron y pensaron con palabras bellas y precisas, no doctas, sino que estaban en su propio arsenal acurrucadas en los rincones de su léxico. También dicen: Llamarnos infantil a una poesía no porque sea accesible de repente a los niños, sino porque esté impregnada de esencias infantiles, y a veces sólo por su acento, por su gracia, por su ingenuidad, por su leve sabor de cosa primitiva, porque no se trata de descifrar la poesía, sino de sentirla.
Acento, gracia, ingenuidad: he aquí los tres valores en esta colección preferidos.
Ante todo la gracia, valor que abarca muchos otros, precisamente los menos fáciles de atrapar veces, denominador común de valores opuestos. Hay poesia. la mas rica. hecha de acentos y timbres personales: puede también haberla. menos considerable de reflejos, de resonancias, Pues la gracia redime también a la segunda como ocurre en El Cid en Castilla. de Manuel Machado. Es la gracia formnl tan estimable como la gracia esencial.
En esta deliciosa antologia se cumple un designio pocas veces puesto aquí en marcha: el de agrupar les textos no según la voluntad de los autores, ni siquera según la altura y excelencia de los textos, sino en cuanto sirven, en cuanto se acercan al concepto de poesía infantil. Los autores no habian quizá pensado escribir tal poesia; fué el se.
leccionador quien lo vió después desde su punto de vista. que nos parece, en general, muy atinado. Así, en efecto, el libro producirá sorpresas, como ha producido riesgos.
Suelen estos producir aquéllas. Cuando se enlazan páginas recogidas se nos dice en un preambulo no como tales superaciones, sino como el hilo de un designio no previsto por el autor, la sorpresa es evidente, y, desde luego, el riesgo del ordenador de la antología, sin el apoyo de la opinión de la parte interesada, es mucho mayor. Pero en achaques de poesia no debe oirse mucho a la parte interesada. En general, lo está demasiado por su obra; resulta pésimo abogado, deleznable crítico. Una de las primeras condiciones del poeta genial consiste en no saber a punto fijo lo que hace.
Asi ocurrió siempre.
Si ahora lo saben muy bien, peor para ellos. Es que perdieron el estado habitual de gracia y sólo la reciben por remesas dolorosamente parcas, que tan largos paréntesis dejan para lentos exámenes, recensiones líricas y épicas, apologias de batalla. etc. El libro Poesía infantil recitable esta lleno de gracia. Quiere esto decir que la gracia estuvo presente en tan ardua faena de admitir y eliminar. Máxima libertad, máximo riesgo. Pero también grandes sorpresas. 1) José Luis Sánchez Trincado (inspector de Primera Enseñanza) y Olivares Figueroa (maestro nacional. Poesía infantil recitable. Dibujos y texto caligrafiado de Edelhoff. Aguilar, editor. Madrid, 1934. Imprenta «LA TRIBUNA Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica