REPERTORIO AMERICANO 323 Quiere Ud. buena Cerveza. Selecta tantas cosas, cae casi siempre en la trandpa de dar un valor de definición al naterial anecdótico. Baroja es, entre nuestros con.
temporáneos, uno de los que más 99 han sido deformados por esta inTome fluencia del episodio intrascen.
dente y pintoresco.
Digo esto porque la reputación antigramatical de nuestro gran No hay nada más agradable escritor está, en gran parte, bani más delicioso.
sada sobre una anécdota famo.
Es un producto Traube sa y conocidísima, suscitada por Baroja mismo. Una vez, en efecto, en ocasión de un viaje, Ba.
roja utilizó el alto resonador de Ortega y Gasset para declarar majaderos, cuya irritación tanto viejos caballos de tío vivo. el que no sabía si debía escribirse le divierte, se sintieran ofendi. elogio sentimental del acordeón bajar de zapatillas. bajar co22 dos en su honor gramatical. y aquella otra, de puro truculen.
zapatillas o bajar a zapatiilas. Muy recientemente, Baroja ta inofensiva balada de los bueOrtega refiere la confesión sen afirma que no cree en las belle nos burgueses que los lectores sacional en un pasaje célebre ti. zas del lenguaje y que sólo se ha de entonces aprendíamos de me.
tulado Baroja tropieza en Co cuidado de expresar sus ideas y moria, por pura fruición musical, ria con la gramática. Desde en. sus sensaciones con claridad. Pe como las poesías de Machado, de tonces, no hay opinión oral o esro la claridad es, sin duda, la Juan Ramón Jiménez o de los crita sobre el novelista vasco que mayor de todas las bellezas y en otros grandes poetas de su lienino se adobe con esto de las za muchos de sus libros la ha al po.
patillas. Todos estábamos, no obs canzado con magnífica plenitud. En varias de sus divagaciones tante, en el secreto de que Ba. No oigo la prosa añade. estéticas está expresa esta preroja sabía muy bien que 3c ba sólo en el verso me atrae el rit. ocupación deliberadamente litejaba en zapatillas y que su mo y la sonoridad. Pero ni aun raria ya veces, con admirable compañero de viaje quiso darle en esto se juzga exactamente a exactitud, como cuando dice: Yo el gusto de contar sus supuestas sí mismo porque ha escrito pa creo que escribir es como andar, vacilaciones para que algunos ginas, como las dedicadas a los un movimiento que está condicio.
nado por el ritmo interior. Claro que cuando ese ritmo tenga más cadencia, nos gustará más. Repárese la semejanza de esta defi.
nición con la que dió Gración de la que él llamaba colusia, o sea el empeño de ir acomodando las partes, propiedades y circunstancias del término con las del sujeto traslatos y cuanto más ajustada es la correspondencia cam.
pea más el discurso Es decir, preocupación del ritmo, que es la quintaesencia de la forma; aun cuando no ritmo retórico y artificial, sino ajustado a su propio vivir, a su andar por la vida, andar, es cierto, despreocupado, si bien a veces, lun poco preocupado de parecerlo.
Esta es la verdad; y si yo no temiera disgustar a Pío Ba.
roja, me sería muy fácil copiar aquí una estupenda antologia, ya hecha, de trozos de insuperable castellano extraída de sus libros; insuperable no sólo por su valor de expresividad, sino por su belleza formal y por su ritmo profundo: ritmo no de música ratonera, sino de buen caminar, con su traje de puritano, a través de los caminos del mundo y del mundo interior de las pasiones.
Salidas de Pio Baroja En la novela Mala hierba, Editorial Caro Raggio, Madrid: No estaba abierta la taberna de la Blasa. Tiritando de frío siguieron andando los tres por la Ronda de Toledo; pasaron frente a una fábrica, cuyas ventanas vertían una luz violeta de anco voltaico en la negrura de la noche.
En medio de aquel silencio, la fabrica parecía rugir y echaba borbotonos de humo por la chimenea. No debía de haber fábricas. dijo Jesús con una indignación súbita. por qué preguntó don Alonso. Porque no. de qué va a vivir la gente. Qué se va a hacer de la industria si no hay fábricas. Que se haga la pascua como nosotros. La tierra debe dar para que vivamos todos. añadió Jesús. la civilización. preguntó don Alonso. La civilización! Bastante nos sirve a nosotros la civilización. La civilización es muy buena para el rico. lo que es para el pobre. la luz eléctrica. y los vapores? y. el telégrafo. Pero. usted los utiliza. No; pero los he utilizado. Cuando tenía usted dinero. La civilización está hecha para el que tiene dinero, y el que no lo tiene que se muera. Antes el rico y el pobre se alumbraban con un candil parecido; hoy el pobre sigue con el candil y el rico alumbra su casa con luz eléctrica; antes, el pobre iba a pie, el rico iba a caballo; hoy el pobre sigue andando a pie y el rico va en automóvil; antes el rico tenía que vivir entre los pobres; hoy vive aparte, se ha hecho una muralla de algodón y no oye nada. Que los pobres chillan, él no oye; que se mueren de hambre, él no se entera. No tiene razón dijo don Alonso. Casi nada.
paras negras, y en un cuarto en donde escribían dos hombres, el Garro preguntó por el Gaditano.
Ahí fuera debe de estar le dijeron.
Siguieron adelante.
Pululaban por los pasillos hombres que iban y venían de prisa; otros, quietos, esperaban.
Eran éstos obreros desharrapados, mujeres vestidas de negro, viejas tristes con el estigma de la miseria, gente toda asustada, tímida y humilde.
Los que iban y venían llevando carpetas y papeles bajo el brazo, todos o casi todos tenían un continente altivo y orgulloso; era el juez que pasaba con su birrete y su levita negra, mirando con indiferencia a través de sus gafas; era el escribano, menos grave, más jovial, que llamaba a uno y le hablaba al oído, entraba en la escribanía, dictaba, firmaba y volvía a salir; era el abogado joven que preguntaba por la marcha de sus pleitos; era el procurador, los curiales, los escribientes, los pinches.
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preguntó Manuel. Esta es la Casa de Canónigas.
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