REPERTORIO AMERICANO 287 nuestro amigo Guillermo Jiménez (Londres, 26. México, México. Papeles de Nueva España. En VII tomos. Publicados de orden y con fondos del gobierno mexicano, por Francisco del Paso y Troncoso. Segunda serie: Geografía y Estadística. Madrid. 1905.
Norman Craick: La unión hace la fuerza. Ediciones ERCILLA. Santiago de Chile.
Episodio VI de «Una mujer en el Club del Crimen. Herminio Portel Villa: El convenio de no intervención de Montevideo y la intervención norteamericana en Cuba.
La Habana. 1935. Un sueño? No. Una exigencia vieja del mundo entero. La internalización del Canal de Panamá Por Augusto Dziuk.
3ra parte de Panamá bloqueado ¿Qué es la Sociedad de Naciones?
Manual para los maestros preparados por una Comisión de Pedagogos. 2da. edición.
Ginebra. 1930.
Antonio Pacheco Padró. El crimen yanqui en Puerto Rico. Habana. Cuba.
Juan Antiga y Escobar: Necesidad de crear en Cuba una Secretaría de Trabajo y Reformas Sociales. Habana. 1913.
Extractos y otras referencias de esta sobres se darán en ediciones próximas El espíritu de América. Conferencia y discursos de Arturo Giménez Pastor, Vicente Gallo y Alfredo Franceschi. Bs. Aires, 1934.
Los folletos interesantes: Rafael Martinez Alvarez: Pablo de Tarso y Quijote de la Mancha. San Juan, Puerto Rico. 1934.
Con el autor: Facultad de Derecho.
Universidad de Puerto Rico. Rio Piedras.
En la inauguración del Instituto de Cultura Latino Americana. Universidad de Buenos Aires. Facultad de Filosofía y Letras.
Versos nuevos Envio del autor. San José, Costa Rica.
CIUDAD Dormia vuelto del lado del corazón para poder señalarlo hasta en el sueño.
Ciudad, máquina exacta. Los hombres se obstinan Le encolerizaban los zapatos sucios, contra tu corazón de acero y oro.
los nudos flojos de las corbatas, Aire negro te anuncia nuestras violentas ideas y nuestras palabras duras.
y la blasfemia del obrero golpeandote.
Nunca pudo comprender que el hombre Cemento, aviones, poetas, necesitara libertarse de algo en vano buscan el alma futura del cielo.
y estar sujeto a algo que no fuese el propio interés, al mismo tiempo Pero nada puede cortar la ascensión del grito por eso parecía siempre delante de un espejo.
armonioso del hombre que está al pie de las ciudades. aparentaba no ver la necedad de los otros, cantando.
pero nunca sospechó de sí mismo.
Murió a los cuarenta años y en realidad nadie lo siente En vano están goteando estrellas sobre el sucño.
ni se alegra.
Del corazón de la ciudad suben cantos obscenos.
La última vez me había dicho: Isaac: estoy contento Máquina exacta. No eres esa casa, ni ese hombre, ni esa calle. Nadie de haber vivido en paz conmigo y con el mundo.
te ha visto la cara, pero estás ahí, oculta Descanse en paz.
en todo gesto del hombre que tu alimentas y que tú, Esta es la elegía del hombre correcto. Dios de profunda entraña, consumes.
Tus grandes ojos eléctricos le alucinan.
DOLOR DE LA OBRERA VIUDA Cogen tus máquinas su corazón y le endureces o le matas.
Pero debajo del cielo herido se levanta la voz, Aquí ya no vive nadie.
más alta que el cemento y el avión y el poeta deshumanizado, y por entre los estertores de humo y las sirenas metálicas Como un gusano muerto hiede la callejuela tiende su grito humano y sangra un doloroso olor de agua estancada.
el Hombre, Detrás de las paredes NOCTURNO echa flores alegres el duro sueño de los obreros.
Perro mojado, el viento pasa aullando.
En la otra cuadra Arboles angustiosos esfuerzan rantas de miedo van y vienen prostitutas vendiendo hacia las estrellas abandonadas.
bellos pájaros muertos.
Todos los hombres muertos en la guerra Al medio día todos en procesión y los ahorcados, han ido a enterrar un gran llanto vacío.
y los suicidas. Por qué van como vacios?
han salido a bailar en este viento Aquí ya no vive nadie.
y están aullando, y están pegando grandes ASCENSION anuncios frios en las paredes muertas.
a Dios está revelándose en cada día nuestro.
Es la hora sin Dios del mundo él subintos con el canto y con el llanto.
y ningún dolor tiene sentido.
Morimos de la muerte que le damos, y en el alma inmortal nos resucita Qué frío tendrá el frío.
continuamente.
Qué frío el de los pequeños aninyales que amo. Frío los vagabundos con una almohada de fatiga Alma, fué contra tí; y largos caminos enrollados bajo el sueño.
Contra ti me levanté, y mi dominio Qué sola soledad sobre el haz de la tierra era de himnos impuros.
en esta vacia, Entraba en las rosas con tus ojos cerrados, en esta eterna, Sonaban sucias monedas en mi risa.
en esta desesperada noche en que Dios falta.
Alma, contra ti me levanté, y ahora, nadie me iguala en humillarme.
Perro mojado, el viento aqui, lamiéndome: He vuelto a descender al barro Se recuesta a mis pies y rodea la mesa en que escribo, para que Dios cree en mi de nuevo al Hombre.
buscando una llama dulce. с Amor, con levedad de llama asciende y quema ELEGIA DEL HOMBRE CORRECTO en los viejos recintos, nombres puros. Dios lo he de encontrar en esta lengua.
Hemos ido a enterrar al hombre correcto.
Todo resplandeciente de mi angustia Vivió buscando el aplauso de los buenos y los malos.
me sentaré a explicar la vida Siempre estaba de acuerdo.
en el divino banquete.
Isaac Felipe Azofeifa Santiago de Chile, 1935. Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica