REPERTORIO AMERICANO SEMANARIO DE CULTURA HISPANICA Tomo XXX San losé, Costa Rica 1935 Sábado 23 de Marzo Núm. 12 Año XVI No. 724 Centenario de Mark Twain Victor Hugo intimo ¿Qué hora es?
La educación inculta La política del buon vecino en Colombia Valle Inclán y América SUMARIO Ramón Gómez de la Serna Valle Inclán Eduardo Zamacois Un poema religioso de Francis Tompson La estrategia de otra guerra ruso japonesa Alberto Rouges Del libro Romancero del Río de la Plata Juan del Camino Libros y Autores.
Alfonso Reyes Leyendo a Gracián Manuel Domínguez Gabriela Mistral Belts Luis Cané Manuel de Montoliu Centenario de Mark Twain Por RAMON GOMEZ DE LA SERNA. De Diario de Madrid cosa Top Se va a celebrar este año un centenario párvulo. el centenario del gran humorista norteamericano Mark Twain.
Lo llamo párvulo porque, al lado del de Lope, lo es ya que en realidad se le llame centenario, porque se trata de que el ilustre finado tendría por estas fechas cien años de haber continuado viviendo.
Mark Twain cometió como él mismo ha dicho. el grave descuido de nacer en 1835, para morir esto ya lo digo yo el 21 de abril de 1910.
Una de las primeras cosas que Mark Twain inventó sobre su nacimiento, y a la que después se han dado tantos golpes, fué ésta: Eramos dos gemelos: Mark y William. Cuando se nos retiró de nuestro primer baño, la comadrona advirtió que uno de nosotros dos, aprovechando un minuto de descuido, se había ahogado. No se ha podido averiguar jamás cuál de los dos ha sobrevivido.
Fué tipógrafo, piloto, soldado, minero, repórter, editor, conferenciante y, en medio de todo, hombre de bien, pues habiendo quebrado su aventura editorial, aunque pudo evitar su responsabilidad, consiguió pagar al cabo de unos años los miles de dólares que formaban el pasivo.
Su verdadero nombre fué el de Samuel Langhorne Clemens, y su seudónimo de Mark Twain fué adoptado por él un día que, siendo piloto, oyó a negro que hacía sondeos en el Misisini cantar los brazos de profundidad diciendo. Mark one. Mark twain. Hombre bondadoso, risueño y cierto deje melancólico de desengaño definía su ideal estas palabras. Procuremos vivir de modo que cuando llegue la hora de nuestra muerte lo sienta hasta el empresario de pompas fúnebres.
Una vez publicó su autobiografía, una falsa autobiografía, en la que se guaseaba de todos sus antepasados, dándoles situación en los presidios lugares de recreo. como él dice, para disimular, donde algunas personas presenciaban sus muertes súbitas; muertes súbitas, que quieren decir, menos delicadamente, ejecuciones capitales. En fin acaba Mark Twain su auMr Matthews WWW le aclaró el sentido de sus palabras diciendo. No se acuerda usted de aquel día que nos vimos yendo yo en una procesión y usted en un ómnibus?
Otro día un admirador que se le parecía vagamente le envió su fotografía, pidiéndole una opinión sobre aquel parecido, que a él se le ocurría maravilloso. Señor le contestó Mark Twain. encuentro que su fotografía se parece a mí más de lo que yo mismo me parezco. La he puesto un marco y la he colocado en mi cuarto de baño, en el sitio que antes ocupaba el espejo, a fin de afeitarme ante ella todas las mañanas.
Estando Mark Twain en el estudio del pintor Whistler, se detuvo ante un cuadro y dijo. No está mal. Sólo que yo quitaría esa nube y mientras pronunciaba esas palabras pasó su mano por la nube. Cuidado! gritó el pintor. No ve que la pintura está aún fresca. Oh. no se inquiete usted por tan poca exclamó ingenuamente Twain. Tengo los guantes puestos.
No me ensuciaré.
Cuando existía la ley seca Mark Twain contaba la odisea de un pobre hombre que llega a un pueblo, en cuya fonda pide de beber; pero el fondista le señala la botica como único sitio en que puede encontrar bebidas alcohólicas. El forastero va a la farmacia, pero el farmacéutico le exige receta para despacharle lo que pide. Me muero de sed y no tengo tiempo de buscar un médico. El farmacéutico entonces le replicó: Yo sin receta no puedo dar bebidas más que a los que son mordidos por las víboras.
El forastero, con la dirección del poseedor de una víbora que le recomendó el mismo boticario, fué a verle corriendo, pero al poco rato volvía desconsolado e imploraba. Por el amor de Dios. Dadme de beber! La serpiente está comprometida para morder a tanta gente, que no tendré turno hasta dentro de seis meses!
Otra vez Mark Twain entró en una librería para adquirir un volumen de cuatro dólares Cuatro dólares dijo es el precio de venta para el público en general; pero Mark Twain. De un dibujo original de Carroll Beckwith.
1890. Onteora, un con con tobiografía. nací privado en absoluto de dientes. En esto me aventajó Ricardo III, pero no nací con joroba, y en esto yo le llevé ventaja.
Era un fumador empedernido, aunque él solía decir muy serio que había reglamentado su vicio, porque no fumaba cuando estaba comiendo.
Sus anécdotas son innumerables. Una vez escribió una carta a la reina Victoria de Inglaterra, en la que le decía. No conozco a pero sí a su hijo.
Nos vimos una vez que él iba por la calle presidier. do una procesión y yo pasaba en un ómnibus. Pasados los años, un día Mark Twain se encontró con el príncipe de Gales, y, después de conversar largo rato, al depedirse, el príncipe le dijo: He tenido mucho gusto en volver a verle. Mark Twain hizo un gesto de extrañeza, pero el príncipe Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica