Socialism

REPERTORIO AMERICANO SEMANARIO DE CULTURA HISPANICA Tomo XXX San José, Costa Rica 1935 Sábado 12 de Enero Núm. Año XVI No. 714 Rómulo Tovar El mexicanismo en la poesia de Altamirano. El Renacimiento de Altamirano De la antologia de Altamirano.
En la que se habla del progreso de la codiciosa aviación comercial yanqui Juan Cristóbal Federico Schiller.
Pio Baroja SUMARIO José del Núñez y Domínguez Tres cuentos chinos Rafael Heliodoro Valle Libros y autores.
Socialismo experimental Juan del Camino El nuevo programa del partido laborista La resurrección de la Biblioteca.
Francisco Lucientes Armando Solano, rector del Colegio de Boyacá.
Antonio Espina Luis Calvo Armando Solano EN EL PRIMER CENTENARIO DEL NACIMIENTO DE IGNACIO MANUEL ALTAMIRANO (Envío de RAFAEL HELIODORO VALLE, México, Noviembre de 1934)
El mexicanismo en la poesia de Altamirano Por JOSE DE NUÑEZ DOMINGUEZ la vera de las selvas lujuEn tanto que la madre lavaba.
riosas de la región suriana, en los las paupérrimas ropas en el riaaledaños del solar tixteco que pachuelo gorgoriteador, el chico, ra aquellas épocas apenas si era sentado a su alcance, iba llenanlo que en lenguaje costeño se lla.
do sus ojos de la solemnidad de ma un barrio y cotidianamenla floresta y penetrando en los te alivio de caminantes, que se secretos de la existencia mara.
dirigían desde la altiplanicie a las villosa de la flora y la fauna cirardientes playas de Acapulco e cundantes, iniciándose en los misparaje de la arrieria andariega terios de los elementos en plena portadora de cargas preciosas; libertad y fortaleza. El agua le junto a arroyuelos parleros y cabrindo sus poliformes actitudes: minitos de cabras festonados con desde el remanso, que es lágritodas las galas de la flora tropima azul llorada por las hama cal; alzábase rústica choza ade.
driadas, hasta la crencha hialina rezada al estilo de la tierra cadel manantial roqueño que se des liente. es decir, de cónico te.
trenza salpicando de gemas los cho de hojas de palmeras esconlentiscos y los helechos; las plandida en un bosque de parotas, de tas y los árboles le enseñaron su mangles, de caobas y de cocotelección de delicadeza y de vigor, ros y rodeada de altísimas y esdesde la filigrama de la corola pesas yerbas. 1) En su techo mínima de la alfombrilla hasta enredábanse millares de trepa.
la porepa hojosa de las ceibas, doras, ostentando allí sus giganreyes del boscaje, y el reptil, y tescas flores azules, rojas y blanel insecto, y el ave y el felino, y cas (2) que también echaban el pez y el cervido, le mostraron sobre las rústicas cercas que serlas diferentes manifestaciones del vian de muros sus policromos y organismo universal en los más aromados paramentos.
diversos de sus seres.
En el terreno desembarazado de Cuando ya más crecido sintió.
vegetación que se extendía frencon suficiente discernimiento te a la cabaña, desarrollábanse para dirigirse por sí mismo, se los cotidianos episodios de la viIgnacio Manuel Altamirano entregó de lleno a ese ambular da doméstica y en él, sobre un (1834 1893)
en que se traduce el despilfarro tosco petate dejaba la dueña Poeta, soldado, periodista, tribuno en una palabra, el Maestro es uno de las horas de los niños de!
de la casa a un chiquillo que acade los claros varones de nuestra América. Su ideario tiene vibrante actualidad. Su magisterio continúa. Acabamos de conmemorar el primer baba de venir al mundo como campo. Curtido por el sol, magro centenario de su nacimiento, resucitándolo con toda la majestad de su fruto de por la alimentación vegetal, pero un matrimonio sencillez, y la ciudad de México ha presenciado el epinicio. Es uno de feliz, nuestros contemporáneos: su presencia ofrece testimonios.
recio por el aire y por el ejerigual al de otras múltiples parecicio, vagó a sus anchas por los jas de indigenas de raza pura que gordas esponjosas con aiegre trándole su embrujo al darle las agrestes parajes natios.
poblaban aquella comarca.
palmoteo y a adobarlas con la pristinas visiones de la vida real. Era hijo de aquellas grandezas En tanto que el ama del risue picante salsa condimentar así fué cómo aquel indito ño jacal entreteníase en los me.
imponderables: del cielo vasto, de otros frugales guisos, a cuya con de carnes flácidas y morenas, de nesteres hogareños, reducidos al los ríos tumultuosos, de los bosfección primitiva contribuían las cabellos recios y de nigérrimas fregado de la escasa loza co ques milenarios, de las montafias próvidas sementeras cercanas; el pupilas, asistió desde la puericia ciclópeas. Trepaba por los tronrriente de la Puebla, a tortear infante, cuidado en su soledad al sublime y cambiante espec cos rugosos con agilidades de si.
por los benévolos genios silves táculo de aquella misma natura mio en pos de los nidos bullentes (1) Altamirano: Rimas. Edición de tres, crecía al amparo de la na leza, cuya virginidad se renueva Aglieros de píos y de plumones; cogia los (2) Id. Id.
turaleza salvaje, que iba infil día a día, frutos acidulados de las frondas se a Este documento es propiedad de la Biblioteca electronica Scriptorium de la Universidad Nacional, Costa Rica