REPERTORIO AMERICANO EDITOR: GARCIA MONGE CORREOS: LETRA En Costa Rica SUSCRICIÓN MENSUAL: 00 Exterior: El semestre. 50 El año. 00 o. am.
SEMANARIO DE CULTURA HISPANICA El suelo es la única propiedad plena del hombre y tesoro común que a todos iguala, por lo que para la dicha de la persona y la calma pública, no se ha de ceder, ni fiar a otro, ni hipotecar Jamás. JOSE MARTI Giro bancario sobre Nuova York Gabriela Mistral: rasgos de su permanencia en España Por CARMEN CONDE Envio de la autora. Cartagena, Espana. Noviembre de 1935.
Durante el año 1927 lei por primera vez los versos de Gabriela Mistral. Nunca habia yo leído salvo en mis diálogos con Teresa de Avila obra obra tan lograda, de mujer, cual la de ésta.
Las vacilaciones que se encontraban forzosamente (según los criticos en en obras femeninas, no aparecieron ante mis ojos. Todo era exacto allí, idioma y sentimiento; se sabia que se queria, por qué y cuánto. Sali del.
libro de Gabriela Mistral dispuesta a escribir el mio propio. Ocurre con ella, persona y obra, lo que con el Poeta Ejemplar Juan Ramón Jimérrez: ninguna juventud se les desanima entre las manos ni entre los versos.
Cuantos nos acercamos a ellos nos vivimos impulsados de mucha fe en la poesia y, joh milagro del apoyo espiritual hallado. en nosotros mismos.
Escribi a to Arlicat me dijo. usted; no me pidió también un prólogo para este libro que tanto me gusta, Carmen? Porque su libro sí que me gustará prologarlo No. Yo no habia pedido nada. para mi; ella lo sabía. Pero hube de coger la hermosa luz que me ofrecían cori tamaña generosidad, para alumbrarme y ser vista. Nunca pensé en precederme de nadie. dijeralo si no, mi primer libro, solo, aventurero. pero un prólogo de Gabriela Mistral ofrecido por ella misma era máxima alegria en mi vida. Algunos editores conocen, desde entonces, su afán por la obra de la humilde que esto eseribe, si ahora me leen comprobarán cuanto queria Gabriela a una compañera mence, española.
Lo particular, extensisimo en cordialidad para todos cuantos somos sus amigos, no cabe en las páginas de un diario. Si todos mis compañeros escribieran una cuartilla con los amables extremos de se enterarian los españoles residentes en Santiago de Chile de la la digna manera, de la muy cordial mapera con que Gabriela trato a sus colegas de España; y si nos lanzáramos a poner al descubierto lo merudo cotidiano veriamos las veces que sus manos generosas se han abiersobre los que las necesitaban, buscáranlas no. Pero. qué pueden saber de Gabriela Mistral aquellos distantes paisanos nuestros aquellos otros hermanos que se fueron de la madre porque no la hallaban propicia cuando más la necesitaban encontrando en la patria de Gabriela la patria que dejaban atrás?
La lejania agudiza las suspicacias; el amor de fuego grande que es la ausencia, se revuelve airado al menor supuesto de ataque.
Para interpretar con imparcialidad la critica si la hubo; todos tenemos derecho a ella: y los superdotados, más. de hombres y vicios de un pueblo al que se ama y al cual, por eso, se le desea más limpio y consciente, hay que estar en España; hay que conocer a Gabriela a la que tanto bello y honrado le deben las letras españolas. Nos conmueve la vigilancia que para lo que aquí acaece tienen nuestros paisanos los españoles residentes en Chile, extrar os, a su vez, en casa a cuyo primogénito censura acre y desenfocadamente y nos extraña que hasta hoy no hayan levantado la voz airada. Si siguen así de expectantes y quieren dar muestra de justos, pronto pedirán a grito pelado que salten de España muchos y muchas que la emplebeyecen, que la escainian; sólo que, fay. éstos y éstas son españoles nacidos en España.
Nada hemos pretendido decir en estas cuartillas que pueda parecer un deseo de que el mundo sepa el trato de cariñosa fe. leal fraternidad que Gabriela Mistral, universal, ha dado a Carmen Conde; sino el calor que a una española, a una pequeña escritora de España, ha prestado quien hoy rechazan los no enterados de allá, o los malintencionados conscientes de acá.
Cuando a una mujer, cuando a un poeta como no le estorban los que con ellaa la distancia de su merecida admiración (Pasa la página anterior)
a Gabriela, y mi carta se perdió por mares y tierras lejanas. En 1929 apareció en La Lectura (ed. mi libro primero, Brocal.
que fué a fué a buscarla con ahinco. La halló ella cuenta como y dónde en su hermoso prólogo a mi libro de 1934 Júbilos y reposando cerca de su mano le arrancó una carta que empezaba, tierna: Querida hermana. So justificaba después este nombre: el idioma, el fervor por lo español digno, la comunidad de sentimientos poéticos. Yo sali la vida literaria exterior con el signo de fe apoyo moral del pecta a quien todos los escritores jóvenes tan olvidadizos algunos. le deben tanto o más que yo. y con el apelativo de una mujer tan admirada como Gabriela Mistral Gabriela Mistral, que me decia hermana. Ni Apunte de Delucci (1925)
una sombra de cortesia, ni de tolerancia, ni de entretenimiento admitieron aquellos gestos ni mi fe en mi. Sinceridad y calor humanos. En otro hogar los hallé iguales: en el no merecen ni serlo; como yo, como todos hogar transparente nosotros lo sabemos de buena ley. Gabriela elevado de Gabriel.
mira desde su alta estatura insobornable, y el halo verde indio de sus ojos realiza la elecEn 1933 supe la llegada de Gabriela Mis trolisis del alma ajena; a un lado lo bueno potral a España, y le escribí con el alegre ca sitivo, otro lo bueno negativo, al fondo lo riño que, de repente, gracias a una sorpresa del azar, se va a encontrar con su ser dilecto. Carta alentadora, pronto; y ante el anunHumilde persona la mia, desde todos los cio de una visita para conocerla en Madrid, ángulos: una escritora joven española, sin diun telegrama que valia una lealtad de por nero, sin editores, entonces, propicios a mis ofertas de libros. para que, si no era por amor a España y a sus hijos iba Gabriela MisConocí a Gabriela personalmente en su tral a quererme mi?
casa el mismo dia que la insigne hispanista Cartas llegaban de América pidiendo proMlle. Matilde Pemés salia de Madrid deján logos para libritos iniciales. Gabriela se dole a Gabriela palabras de amistad para mi. agobiaba de trabajo, de peticiones, en su afán Fuí con una amiga gran escritora a su vez. de complacer a todo el mundo, sin excepcioConsuelo Berges y Gabriela Mistral me nes. Yo no pedía nada, pues un manojo de descubrió entre las dos: Cuál de vosotras Poemas que en el fondo de mi maleta callaba es Carmen. ah! Carmen es usted. la pa prudentemente, no me daba impaciencias de labra hermana (prodigada luego con su letra ninguna indole. Fué su fraternal instinto y dormida. siguió el reconocimiento quien averiguo. No trajo nada, Carmen?
personal Nada, Gabriela negaba mi timidez. HasVerano pleno. Madrid estaba sin sus pri ta una vez más apremiante en que, heroica, viligiados; y era delicioso vivir los días, casi le llevé las cuartillas que constituirian Júbilos.
solitarios, junto a esta mujer recta, buena, Se las lei, bien de mañana por cierto y en luleal, que conoce los defectos hispánicos lim gar que no olvidaré por el contraste entre su piamente, y las virtudes: que ama con pasión vulgaridad y lo lujoso de nuestra escena. Ella nuestra lengua (su declaración escrita mi las quiso retener diciendo que la complacian; llares de veces. y que sabe qué españoles unos días después, contándome cómo la anson dignos de ser queridos, y qué españoles gustiaban las cartas rogando ayuda literaria, Miró)
a que no vale!
vida.
ancha Imp. La Tribuna