184 REPERTORIO AMERICANO La apoteosis de una mujer ejemplar Se abrieron esposo de ra ra.
Por JUAN LEARY Envio del autor. Asunción, Paraguay. María Enriqueta es un nombre con como él, en tareas antipáticas, traduciensagrado en las letras castellanas. No pado, día y noche, obras de grandes essa año sin que nos visite un libro de escritores, para las editoriales españolas.
ta mujer extraordinaria. En la poesia, Esta fué su más dura faena, durante en la novela, en el impresionismo del pa años, sin dejar de dar, por esto, en volunorama exterior, nos ha dado y sigue menes tras volúmenes, sus propias prodando páginas originales, impregnadas ducciones. así, uno y otro trabajando sin descanso, Pesentative y, con sexo, figura representativa de la cultura su pluma, se labraron un discreto biende nuestro tiempo. Seguramente min estar. El medio hostil fué guna mujer puede hoy suponerse más Vino la consagración y con ella, una vencido alta que ella por la obra realizada y por relativa holgura. un buen día dejalos quilates de su poliédrico talento.
ron la calle de Lista, para ir a instalarse Lo que aquí se ignora es que María en casa propia, en la deliciosa Ciudad Enriqueta es la dulce y abnegada com Jardín, en la poética Villa de las Acapañera de ese varón fuerte que se llama cias, en medio de los fioridos jardines Carlos Pereyra.
de Prosperidad. Allí los dejé a mi re El primer historiador contemporáneo, greso, felices, en un perpetuo idilio, es de nuestra lengua, el grande y fecundo cribiendo y soñando, en renovada publicista, el sociólogo insigne, que nos juventud espiritual ha dado las páginas más jugosas que se Diarios mexicanos me dan ahora la hayan escrito en español sobre el pasa «Maria Enriqueta grata sorpresa de un reciente homenaje do hispano americano, es el a la que es gloria de su patria. Coatepec, su ciudad natal, acaba de erigirle la que en su hogar se llama María EnriCamarilla y Roa de Pereyra.
un magnífico monumento, obra del más No olvidaré nunca mi primera visita con él las penurias del exilio y la dura faena cotidiana una mujer digna de sus días, de grande esciano Benlliure. Mármol y español de nuestros a este ejemplar matrimonio de obreros méritos, una compañera ideal, que intelectuales Amigo del maestro, des oreaba su frente sudorosa con el encanto bronce concretan la admiración de sus de hacía años, no sabía que completaba de exquisita feminidad, iluminando su compatriotas.
En el Parque Hidalgo, a su personalidad tan insigne taller madrileño con las claridades de su vera de un estanque de agua cristaliVivían entonces, en Madrid, en la genio poético. fué entonces cuando na, sobre un fondo de esmeralda de escalle de Lista 66. Un apartamento lleno conocí a María Enriqueta. Para ella pesa arboleda, entre rosales en flor, se de cuadros, libros y obras de arte. Luno ме levanta la artística obra escultórica que conocía muy jo espiritual, modestia bien a través de mis cartas a su esposo. pone sello de eternidad a la gloria de al decorado material. Retratos, paisajes Había leído mis libros y mi presencia que es honor el más alto de su tierra y recuerdos de la patria ausente. Prueespiritual no le era extraña en su casa.
en el extranjero y orgullo de las letras bas de imprenta, papeies escritos y Para mí, sí, fué una revelación su apariamericanas.
medio escribir, carpetas cargadas de ción. La admirada escritora se hizo El acto de la inauguración dió lugar documentos, papeletas con notas.
carne ante mis ojos. unió a las virtur a una fiesta espiritual, que fué toda una el ambiente saturado de olor a obras andes que celebraba en ella la de ser la apoteosis. En presencia de altos dig.
mi encuentro y me es señora de aquel libre forjador del pen natarios de la Nación, descubierto el trechó entre sus brazos el ilustre mexisamiento.
monumento al son del Himno Nacional, Alto, delgado, sonriente, sonroEra en 1925. María Enriqueta. sin hicieron uso de la palabra numerosos sada la blanca tez, chispeantes los ojos ostentar las galas de la juventud, con oradores de ambos sexos, poetas y esCeremonioso, con los ademanes de un servaba todavía todos sus atractivos. De critores los más renombrados, exaltangran señor, pero sin afectación, en una mediana estatura, puro el perfil de su naturalidad encantadora. Suave la do sus méritos. Al terminar el acto en llaneza y afecrostro, abierta y franca la fisonomía, simpático el gesto, tonó la multitud alli congregada el tuosidad.
Nuestra primera charla fué grande y profundos los ojos, acariciado Himno a María Enriqueta. música del como la reanudación de nuestra antigua ras sus palabras, finas las blancas manos, todo distinción en sus modales, semaestro Juan Loman y letra de la poeconversación epistolar. Como decía ductora en todos sus rasgos de mujer tisa Francisca García Batle. la fiesta Era si aquella priexquisita, hubo de impresionarme prose prolongó por todo el día.
En el magnífico monumento se lee mera entrevista fuera la última de una larga amistad personal. Sin fundamente. Departimos lahte, Ja siguiente dedicatoria: entramos en materia y departimos fra como viejos camaradas. Sin ctacion, casi con humildad, me hizo sentir su ex María Enriqueta Camarilla y Roa ternalmente. La verdad es que el noble Todo feminidad, era, no de Pereyra, amigo me había abierto, hacía rato, su hija predilecta de Coatepec corazón. Desde lejos habíamos llegado obstante, varonil por la energía de su Insigne poetisa y novelista genial.
a la más estrecha intimidad. Nada me cerebro y por la certeza de sus juicios.
1934.
había ocultado de susvida. Sabía de sus Nada de las puerilidades de su sexo. Su penas y sinsabores. Conocía su vasta voz aterciopelada parecía robustecerse Hay que decir que este homenaje no obra, su carrera política y diplomática, al ir a expresar sus ideas, Firmeza y ro es el primero ni el único que México ha tundidad en sus conceptos. seriedad rendido a la heredera del genio de Sor bía, en fin, sus luchas y sacrificios para en todo cuanto decía. Quedamos ami Juana Inés de la Cruz. Numerosas es mantener en alto su decoro y dignidad fué para mí como la prolonga cuelas y bibliotecas públicas llevan su cuando, ya alejado de la vida pública, ción del hombre que amaba y admira nombre. numerosas asociaciones culba hubo de vivir en España de su labor in turales. Hace rato que es reverenciada telectual, al servicio de editores sin en Hay que decir que María Enrique por su patria, donde forman legión sus trañas. Lo que no sabía, repito, y lo su ta. poetisa al fin, no vivió en las nubes admiradores, Indiscutida ya, hay en torpe en aquella entrevista inicial, era que mientras Pereyra amasaba el costoso no a ella absoluta unanimidad.
el luchador no estaba solo, que compar pan de cada día. Tal vez trabajó tanto (Pusa a la página 187)
matdestia y simplicidad en bio era un extraño tiguas. Salió cano.
la voz, todo mos ayer como preámbulos tensa cultura.
gos.