168 REPERTORIO AMERICANO Nietzsche, espejo de solitarios penosa Por ALEJANDRO MAGRASSI Envio del autor. Lomas de Zamora, Rep. Argentina, agosto de 1934.
Federico Nietzsche, hijo de un pas empleo a su energía y sacrificarse. tor protestante, después de recibir en por quién? Por una ingrata lamenta la Universidad de Leipzig el título de ble humanidad extranjera y no por mí. doctor en filologia. estando cumque hubiera sido un alegre animal agra pliendo el servicio militar, sufrió una decido. Puedes reír todavía? Creo que caída del caballo, Esta le ocasionó una pronto lo olvidarás entre esos hom lesión en la cabeza, provocó sus contibres amargados. Conozco además lo nuos padecimientos y por fin lo sumió que es la mujer en Europa media, y en las tinieblas de la demencia siempre que he podido observar la in En la guerra franco prusiana de 1870, fluencia de las mujeres sobre sus mari en la cual sirvió como enfermero, con dos le notado como resultado un lento trajo la enfermedad llamada disente rebajamiento.
ría. Tuvo después que pedir su se Un año antes había dicho a su amigo Overbeck: Tu situación es cien ve paración de la cátedra en la Universidad de Basilea que desempeñaba, pues ces mejor que la mía; tienes al lado a tu mujer y ambos habéis formado vues sufría horribles y continuos dolores de cabeza. La Universidad le concedió tro nido, mientras que yo sólo poseo, todo más, una cueva. Me dicen aquí una pensión anual de 000 francos y así que durante todo el invierno, y a pesar pudo vivir por temporadas en Niza, de todos los dolores, he estado siempre Sils María (Alta Engadina) y Turín del más radiante buen humor. pero con modestia y editar sus libros.
yo sé que he estado profundamente En 1889, cuando preparaba La Votriste, torturado día y noche por mis luntad de Poder. primer libro de la Federico Nietzsche problemas, viviendo más en un infierno Transmutación de todos los Valores que en una casa y buscando, en ocasio empieza a dar signos de desequilibrio mental.
nes, el trato de los hombres sólo como Sus amigos comenzaron a re día más la manera de pensar de tu ma cibir cartas suyas firmadas Dionysios rido que, aunque yo la respete y la esuna fiesta en qué olvidarme y libertar o El Crucificado. Un día cayó sin time, no es en absoluto la mía propia me de mí mismo. Tal ha sido el gran conocimiento en las calles de Turín. éste era antisemita y Nietzsche no. error de los que han creído en mi aleDesde entonces, hasta el 25 de agosto de gría! La buena Malwida, que con su agrega: No he encontrado nunca, 1900, en que muere, su inteligencia no desde mi niñez hasta ahora, nadie que rosada superficialidad se ha mantenido sin hundirse a través de una vuelve a recobrar su lucidez.
tuviera en su corazón y en su concienexistencia, me escribió una vez dicienLa locura de Nietzsche fué un acci cia la misma necesidad que yo. El dente puramente casual. El filósofo, no haber hallado esto, es mi desdicha.
do, para mi máximo gozo, que de Zarathustra veía ya surgir el alegre flor y espejo de solitarios, había ya re Casi todas mis relaciones humanas han templo que me disponía a edificar so suelto su problema sentimental y llega nacido de ataques de la sensación de mi bre él como fundamento. Es sencilla do a la cumbre de serenidad a que lo aislamiento. En ellos nació mi amistad mente para morir de risa; pero yo me gran arribar muy pocos.
con Overberck, Reé y Malwida.
doy por contento de que no se vea ni En Génova, y a los treinta y seis años, Maiwida von Meysenburg es de las se descubra que clase de templo es el lanza su primera queja contra su desti pocas amigas a quien Nietzsche recuerno (carta a su amigo Gustav Krug. da con cariño. En su compañía pasa que estoy construyendo. los cuarenta y tres años ya Nietzs Envejecemos y nos vamos quedando todo un invierno en Italia. le escribe che había renunciado a contraer matricada día más solos. Nos abandona pre casi con desesperación: Quién deja monio. El casarme dice a su herma cisamente aquel cariño que nos amaba ría si no de huir de mí cuando descuna sería ahora sencillamente una ton por una inconsciente necesidad; no por briera qué deberes surgen de mis ideo tería que me privaría de mi tan san nuestras cualidades, sino con frecuen logías. También usted huiría, mi disgrientamente conquistada independen cia, a pesar de ellas. Nuestro pasado se tinguida amiga! Si; también usted! cia. Tendría nuevamente que hacerme cierra al morir nuestra madre y, enton Unos quedarían quebrantados, otros ciudadano de cualquier Estado euro ces, toda nuestra infancia, toda nuestra perdidos; déjeme usted, pues, en mi so peo y, al escoger, pesar muy bien las juventud, quedan ya convertidas en re ledad!
condiciones de la mujer, de su familia cuerdo. después esto continúa: los los cuarenta años, Nietzsche dice en y de las personas con quienes habíamos amigos de juventud, los maestros, los carta a su amigo Rohde: Todo pasó; de tratar. Tendría además que atar ideales de aquellos tiempos, todo, en se habla aún, se escribe aún, pero tan lengua, lo cual sería mi perdición. Prefin, va desapareciendo y haciendo cada sólo para no callar.
La Verdad empero fiero vivir miserablemente, en cualquier vez mayor nuestra soledad y más frío el surge de la mirada y en los ojos de torincón, enfermo y temido a tener que aire que nos circunda.
dos leo claramente estas palabras: eincasillarme en la moderna mediocriNietzsche tiene a su madre y a su Amigo Nietzsche, ya estás completa dad hermana vivas, que le han de sobrevi mente solo. Termina la carta con una Pero a pesar de estas bravatas en la vir para felicidad suya, hasta el fin. De exclamación dolorosa. Ay, amigo mío, misma misiva dice de su necesidad de biendo vivir para beneficio de su salud qué vida más loca silenciosa la mía!
una persona que le sirviese de compa en climas extraños, sus viajes a la casa Tan solo! Tan sin hijos. ñía, vigilase su alimentación, pudiera paterna ponen un poco de alegría en En 1887 escribe a su hermana: No reír con él y le leyera sin entontecer su sombría existencia. Su hermana Eli he encontrado aún una mujer apta para la lectura. que tuviera además una sabeth es su orgullo y su consuelo. el trato conmigo y cuya proximidad no quinta condición de la que dice no que Cuando ésta se casa con el doctor Fors me aburriera y excitase mis nervios. rer hablar. Joven. Linda. ter, el filósofo no puede ocultar su re. La Llama (sobrenombre familiar de En otra carta a su hermana se cuisentimiento. No sin amargura lo dice: la señora Forster Nietzsche) era una da de recalcar su soledad: Cuán soli Es ley de la Naturaleza que de aquí buena compañera para la que no en tario me hallo ahora! No tengo ya a en adelante vayas compartiendo cada cuentro substitución; pero quiso dar (Pasa a la pág. 171)